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La decisión del Gobierno griego de transformar las instalaciones abandonadas en la primera mezquita de la capital helena ha enfadado a la influyente Iglesia.
La decisión del Gobierno griego de transformar las instalaciones abandonadas de la Marina en el barrio ateniense de Votanikós en la primera mezquita de la capital helena ha enfadado a la influyente Iglesia ortodoxa y a la ultraderecha.
El obispo de El Pireo, Serafim, conocido por su simpatía hacia el partido neonazi Amanecer Dorado, dos comandantes en la reserva de la Marina griega, dos profesores universitarios y una asociación cultural nacionalista han presentado un recurso al Consejo de Estado contra la construcción de la mezquita.
El principal argumento del recurso es, curiosamente, que la construcción de la mezquita constituye una "violación de la libertad de expresión religiosa", a pesar de que Atenas es una de las pocas capitales europeas que no dispone de mezquita para sus habitantes de fe musulmana.
La primera decisión del Estado griego de crear una mezquita data de 1890, pero todos los intentos han fracasado ante la feroz oposición de la Iglesia ortodoxa. El intento más serio hasta la fecha fue en 2004, con ocasión de los Juegos Olímpicos, aunque finalmente no se llevó a cabo por la campaña en su contra del arzobispo de Atenas, Jristódulos.
El argumento del prelado era que los minaretes de la mezquita iban a ser visibles desde la autopista que comunica el aeropuerto internacional de Atenas con el centro de la ciudad, lo que podía hacer parecer a la capital griega una ciudad islámica.
Pero el actual plan del Gobierno, dirigido por el conservador Andonis Samarás, prevé la construcción de un templo sin minaretes y con capacidad para 350 personas. "Es muy poco, pero será mejor que nada", explica a Efe el presidente de la Unión Musulmana de Grecia, Naim Elgantur, nacido en Egipto pero naturalizado griego tras vivir varias décadas en el país.
Su preocupación principal es que los musulmanes de Atenas logren así disponer de una mezquita reconocida y controlada por el Estado y dirigida por un imán con estudios de teología y moderado. "En Atenas hay 28 comunidades y asociaciones de musulmanes. Cada una tiene sus propios lugares de rezo, pero todos son informales", agrega.
La Policía estima que hay en Atenas entre 100 y 120 lugares que se utilizan de manera informal para el rezo musulmán colectivo. "Incluso un pequeño grupo puede pedir permiso para llevar a cabo rezos colectivos en su local, con la simple condición de que presente documentos que prueben el respeto a las reglas de seguridad", explica el secretario general de Cultos del Ministerio de Educación, Religión y Cultura, Yeoryios Kalaitzís.
Este representante del Gobierno lamenta que la mayoría de las mezquitas informales carece de permiso, aunque reconoce que "cerrarlas sería un atentado a la libertad religiosa", al no existir una mezquita oficial donde los fieles musulmanes puedan llevar a cabo sus plegarias. El local donde reza la comunidad paquistaní de Atenas se encuentra en Peristeri, un barrio popular, en medio de varias fábricas. En su interior, unos 60 creyentes escuchan el sermón de un anciano.
"No nos permiten traer imanes. Así que de las tareas religiosas se encargan miembros de nuestra comunidad", explica Javied Aslam, presidente de la asociación paquistaní, que manifiesta su esperanza de que la mezquita sea finalmente construida y reconocida oficialmente, para que puedan traer a un "verdadero imán". "En los últimos años nos han engañado al menos 15 veces con las promesas de construir una mezquita. Pero es importante que esta vez lo haya prometido el propio primer ministro", destaca.
Estos locales de rezo informales son habitualmente objeto de agresiones de la ultraderecha. "En los últimos tres años, los fascistas han atacado varias veces nuestros locales", denuncia Aslam. "Otras veces es la Policía la que irrumpe a la hora que rezamos para hacer controles de identidad", se queja.
Quienes se oponen a la construcción de la mezquita alegan también que hay razones de seguridad que justifican que el proyecto no siga adelante, un razonamiento que no comparte en absoluto la experta en Seguridad Internacional y profesora de la Universidad de El Pireo María Bosi.
"Cuando no hay lugares oficiales donde se permita rezar, se están violando las reglas democráticas, así que en los locales informales se concentra gente enfadada por la opresión que sufre", explica a Efe.
Aunque, en su opinión, en Grecia no se han producido fenómenos de transformación de mezquitas informales en lugares de propaganda del islamismo radical, como sí ocurre en el Reino Unido y EEUU, la experta da la bienvenida a la construcción del nuevo templo, que permitirá un islam más controlado y moderado.
La reciente decisión del Consejo de Estado de retrasar su decisión sobre el proyecto de la mezquita ha provocado que las organizaciones contra la discriminación teman que el recurso del obispo y representantes de la ultraderecha contra su construcción pueda prosperar.
Pero Kalaitzís se muestra confiado: "Ante cada obra pública, y la construcción de la mezquita es una obra pública, se presentan recursos contrarios ante el Consejo de Estado. Sólo contra la construcción del nuevo museo de la Acrópolis hubo 105 recursos".
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