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El Islam vino para devolver a las personas, sin importar cual sea su raza o su color, su dignidad. Así pues, el Islam trata por igual a todos los humanos y hace que la piedad (Taqûa) sea la causa de preferencia entre unos y otros.
El Islam vino para devolver a las personas, sin importar cual sea su raza o su color, su dignidad. Así pues, el Islam trata por igual a todos los humanos y hace que la piedad (Taqûa) sea la causa de preferencia entre unos y otros. Tras la conquista de La Meca, el Profeta () derribó las diferencias de color y de raza y acabó completamente con la segregación racial cuando encomendó a Bilal ibn Rabâh () que subiera al tejado de la Ka‘abah gritando la expresión del Monoteísmo islámico (el Taûhid). Antes de este suceso, ya había hermanado a su tío Hamzah con su criado Zaid ().
En la Peregrinación de La Despedida, el Profeta () hizo público estos principios, diciendo: “Sois los hijos de Adam (Adán), y Adam fue creado a partir del barro. Ciertamente, ningún árabe tiene preferencia sobre un no-árabe, ni un negro sobre un moreno, ni un moreno sobre un negro, excepto en lo que respecta a la Taqûa (la piedad)” . Entonces, se invitaba a la libertad personal y a abolir la esclavitud.
Básicamente, en el Islam todas las personas son libres, no esclavos, y ello reconociendo que todas las personas proceden de un mismo padre, lo que quiere decir que todos sus hijos son también libres. El Islam vino para reconocer este principio en una época en que la gente era esclavizada y se veía obligada a soportar todo tipo de humillaciones y opresión.
Antes de la aparición del Islam, la humanidad vivió a la sombra de sociedades y culturas enmascaradas por regímenes opresores basados en una visión tribal de estrechos horizontes y una estratificación social evidente que dividía a los diferentes grupos humanos en numerosas capas sociales, en cuya cima se encontraban las personas libres que disfrutando de todos los derechos de liderazgo y gobierno, mientras que por otro lado se machacaba a los esclavos, que estaban en la capa más baja, y se les privaba de la libertad personal y del derecho a vivir una vida digna, sin ningún tipo de compasión ni misericordia.
Por eso, el Islam llegó para exhortar a los musulmanes a que liberaran a sus esclavos de un modo amable, llamándolo “favor o perdón”. La manumisión se considera en el Islam una de las acciones más nobles. Además se invoca a los musulmanes a que liberen a sus esclavos con su dinero particular. El Islam ha establecido que la expiación por oprimir a un esclavo o golpearlo es manumitirlo y ha incitado a liberar al esclavo. Al mismo tiempo, manumitir a un esclavo sirve de expiación en los delitos de homicidio involuntario, y en los casos de divorcio mediante “Dhihar ”; también cuando se ha faltado a un juramento y por romper el ayuno durante el día de Ramadán. Por otra parte, el Islam ordena que se ayude a todo esclavo que le pide a su amo la manumisión, y establece que la liberación de esclavos es uno de los canales legítimos de desembolso del azaque. Por último, establece que tras la muerte del amo, la esclava que le había dado un niño (a su señor), será libre.
Podríamos resumir el sabio plan que estableció el Islam para acabar con este problema humanitario en tres puntos:
1) Taponó las fuentes de la esclavitud y la declaró ilícita, excepto en los casos de tomar como rehenes a personas del otro bando en la guerra.
2) Ensanchó las vías para liberar a esclavos.
3) Protegió los derechos de los libertos, después de haber sido liberados.
Así pues, la legislación islámica vino para exhortar a la naciente sociedad islámica a que liberaran a los esclavos, prometiéndoles a cambio una gran recompensa en la Última Vida. Abu Hurairah () narró que el Mensajero de Al-lâh () dijo: “A quien libere a un esclavo, Al-lâh hará que por cada miembro liberado se libere uno de sus miembros del Fuego, incluso su órgano privado por el órgano privado liberado”.
Además, el Profeta () animó a los musulmanes a liberar a las esclavas y casarse con ellas, pues Abu Musa Al Asha‘ari () narró que el Profeta () dijo: “Cualquier hombre que tenga una esclava y le enseñe la mejor enseñanza y le dé la mejor educación, y después la libere y se case con ella, tendrá dos recompensas...”. El Profeta () liberó a Safîah Bint Huîai ibn Ajtab (ل), y luego se casó con ella, estableciendo como dote para ella su liberación.
Los consejos que el Profeta () daba respecto de los esclavos fueron una de las llaves que sirvieron para que la sociedad se preparase para aceptar su liberación y manumisión. El Mensajero de Al-lâh () insistió mucho en que se les diera un buen trato, incluso aunque sólo fuera en el modo de hablarles. Dijo (): “Que nadie diga “mi esclavo y mi esclava”, todos sois esclavos de Al-lâh, y todas vuestras esposas son esclavas de Al-lâh, sino que diga: “mi mozo y mi moza”, “mi muchacho y mi muchacha”.
Además, el Islam ordena que se alimente y se vista al criado de lo mismo que comen y visten los dueños de la casa, y que no se les encomiende un trabajo superior al que pueden soportar. Yaber Ibn ‘Abdul-lâh () narró: “El Profeta () siempre solía aconsejarnos que tratáramos bien a los esclavos, diciendo: “Alimentadlos de lo mismo que coméis, vestidlos con el mismo tipo de ropas que vestís y no torturéis a las criaturas de Al-lâh ()” . Además de serles otorgados otros derechos que hicieron que el esclavo se convirtiera en un ser humano con una dignidad que nunca debe ser agraviada.
En una etapa posterior y de extrema importancia, el Islam estableció que el castigo por torturar y golpear a los esclavos fuese la manumisión y liberación del esclavo, llevando así a la sociedad a la etapa en que se empezó a poner en práctica la liberación de esclavos. Se ha narrado que ‘Abdul-lâh Ibn Omar () golpeó a uno de sus mozos, después lo llamó y se percató de que le había dejado una señal en la espalda. Entonces, le preguntó: “¿Te ha dolido?”. El esclavo contestó: “No”. Le dijo: “Eres libre”. Después cogió algo del suelo y dijo: “No tengo como recompensa ni algo igual a esto. Escuché al Mensajero de Al-lâh () decir: “Aquél que golpee o abofetee a un esclavo sin que haya cometido algún error, debe expiar su pecado liberándolo”.
Por otra parte, el Islam ha considerado que la expresión “eres libre” debe ir inmediatamente seguida de la ejecución de la manumisión. El Mensajero de Al-lâh () dijo a propósito de esto: “Hay tres cosas que cuando se dicen en serio, se cumplen, y cuando se dicen en broma, también se cumplen: el divorcio, el matrimonio y la manumisión de esclavos.”
Además el Islam ha establecido que la manumisión de esclavos es un medio para expiar las faltas y pecados, y ello con el objetivo de liberar a la mayor parte de estas personas, puesto que los pecados no se acaban, ya que todos los humanos se equivocan repetidamente. El Mensajero () dijo respecto a esto: “Cualquier hombre musulmán que libere a otro hombre musulmán será para él un medio para liberarse del Fuego, cada miembro liberado recompensará [o sea liberará] a uno de sus miembros. Y cualquier hombre musulmán que libere a dos hombres musulmanes serán para él un medio para liberarse del Fuego, cada miembro liberado de esos dos hombres recompensará [o sea liberará] a uno de sus miembros. Cualquier mujer musulmana que libere a otra mujer musulmana, será para ella un medio para liberarse del Fuego, cada miembro liberado de esa mujer recompensará [o sea liberará] a uno de sus miembros”.
El Islam permitió que los esclavos pidieran su manumisión a través de la Mukatabah, es un contrato entre el esclavo y su señor que consiste en que el primero obtiene su libertad a cambio de una cantidad acordada de dinero que paga junto a su señor. Además, ha ordenado que se ayude a este esclavo a conseguir su libertad, porque el principio en el Islam es el derecho a la libertad, mientras que la esclavitud debe ser una situación temporal. El Mensajero () fue un hermoso ejemplo en este sentido, ya que pagó por Yûairîah Bint Al Hariz (ل) lo que se le pidió, luego se casó con ella. Cuando los musulmanes se enteraron de que se había casado con ella, manumitieron a todos los mozos que poseían (de la misma Gazuah (batalla)). Dijeron: “Son parientes (políticos) del Mensajero de Al-lâh ()”, así que a causa de ello se manumitieron a cien personas de la casa de los Banu Al Mustaliq”
Más bien, el Islam fue aún más allá cuando legisló la liberación de los esclavos del dinero del azaque. Al-lâh () Dice [traducción del significado]: {Ciertamente que el azaque es para los pobres, los menesterosos, los que trabajan en su recaudación y distribución, aquellos que [por haber mostrado cierta inclinación por el Islam o haberlo aceptado recientemente] se desea ganar sus corazones, y la liberación de los cautivos}
Se ha transmitido que el Mensajero () liberó a 63 almas, y que la señora ‘A’ishah (ب) liberó a 69 personas. Por su parte, Abu Bakr () manumitió a muchos esclavos y Al ‘Abbâs () liberó a 70. ‘Uzmân Ibn ‘Affan () liberó a 20 esclavos, y Hakim Ibn Hizam () a cien. ‘Abdul-lah ibn Omar () liberó a mil esclavos, y ‘Abdur-rahmân ibn ‘Auf liberó a 30.000.
Esta política islámica ayudó muchísimo a frenar el comercio de esclavos, hasta que más adelante acabó completamente con este comercio. Incluso, en las últimas etapas islámicas, el Islam elevó a los esclavos de la esclavitud a la cima del poder político y militar. El mejor ejemplo de ello lo tenemos en el gobierno de los mamelucos en una gran superficie de la nación islámica, durante un período aproximado de 300 años. Sin ninguna duda no podemos encontrar algo parecido a éste en la Historia de la Humanidad.
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