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El Islam y la civilización islámica dan especial atención a los enfermos y los discapacitados. Esta atención comienza desde aliviarles algunas obligaciones de la Sharî‘ah (Ley islámica), y termina dándoles esperanza y considerando sus derechos físicos y psicológicos.
El Islam y la civilización islámica dan especial atención a los enfermos y los discapacitados. Esta atención comienza desde aliviarles algunas obligaciones de la Sharî‘ah (Ley islámica), como está mencionado en lo que Al-lâh (Glorificado Sea) Dice [traducción del significado]: {No es un pecado para el ciego, para el lisiado y para el enfermo [que…]}[1] [2]; y termina dándoles esperanza y considerando sus derechos físicos y psicológicos.
El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) cuando escuchaba de un enfermo, se apresuraba a visitarlo en su casa a pesar de la multitud de sus preocupaciones y ocupaciones. Sin embargo, su visita no era artificial ni obligatoria, sino que sentía su deber hacia el enfermo. ¡Y cómo no mientras él fue quien hizo que la visita al enfermo sea un derecho suyo! Abu Hurairah (que Al-lâh Esté complacido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Los derechos del musulmán sobre otro (musulmán), son cinco: …y visitar al enfermo.”[3]
Así que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) –el educador y el ejemplo– aliviaba la crisis del enfermo y le mostraba –sin exageración– su consuelo, cuido y amor hacia él. Sin duda esto alegraba al enfermo tanto como a su familia. ‘Abdul-lâh ibn Omar (que Al-lâh Esté complacido con él) narró al respecto: “Sa‘d ibn ‘Ubâdah (que Al-lâh Esté complacido con él) sufrió una enfermedad. Así que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) fue a visitarlo en compañía de ‘Abdur-Rahmân ibn ‘Auf, Sa‘d ibn Abi Waqqâs y ‘Abdul-lâh ibn Mas‘ûd (que Al-lâh Esté complacido con ellos). Y cuando entró a él, lo vio entre su familia. Así que preguntó: “¿Acaso murió?”
Respondieron: “¡No, Mensajero de Al-lâh!”
Entonces el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) lloró, y cuando los presentes vieron el llanto del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam), lloraron también. Así que él (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) exclamó: “¿Acaso no escucháis? Al-lâh (Glorificado Sea) no Castiga por las lágrimas del ojo ni por la tristeza del corazón, sino que Castiga por esto -señalando su lengua [Si pronuncia el mal]- o Tiene misericordia [Si pronuncia el bien].”[4]
También el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) suplicaba por el enfermo y le daba la buena nueva por la recompensa a causa de la enfermedad que lo tocó; y de esta forma, aliviaba su condición y lo satisfacía. Um Al ‘Alâ‘[5] (que Al-lâh Esté complacido con ella) narró: “El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) me visitó mientras estaba enferma, y dijo: “Alégrate, Um Al ‘Alâ‘; ya que por medio de la enfermedad del musulmán, Al-lâh (Glorificado Sea) Elimina sus pecados tanto como el fuego elimina las impurezas del oro y de la plata.”[6]
Asimismo, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) procuraba aliviar al enfermo y no dificultarle [las cosas]. Yâbir ibn ‘Abdul-lâh (que Al-lâh Esté complacido con él) narró al respecto: “Hemos salido de viaje, y a un hombre de nosotros le cayó una piedra en su cabeza causándole una herida, después tuvo una polución nocturna, así que preguntó a sus compañeros: ¿Me encontráis alguna concesión para hacer el Taiammum (Ablución seca)? Le contestaron: ‘No, nos parece que no haya ninguna concesión, siempre que puedas utilizar el agua’. Acto seguido, el hombre realizó el Gusul (Ablución ritual mayor), y luego, murió. Así, cuando fuimos al Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) y le informamos sobre ello, dijo: “Le han matado, que Al-lâh los Mate. ¡¿No podían preguntar si no lo sabían?! Ya que la cura de la ignorancia, es preguntar. Le era suficiente hacer el Taiammum para su herida y hacer caer gotas de agua sobre ella, o tapar su herida con algún trapo para luego pasar la mano mojada sobre ello, y después lavar con agua el resto de su cuerpo”.[7]
Mejor dicho, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) cumplía la necesidad del enfermo y lo acompañaba hasta satisfacerla. Anas ibn Mâik(que Al-lâh Esté complacido con él) narró: Una vez, una mujer desequilibrada mentalmente fue a él y le dijo: “¡Mensajero de Al-lâh! Tengo una necesidad y quiero que me la cumples”. Así que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) respondió: “¡Madre de fulano! Elije el camino por dónde quieres que vayamos para cumplir tu necesidad.” Entonces se reunió con ella [En una calle circulada por la gente a fin de satisfacer su necesidad, orientándola en privado; es decir, ante los ojos de la gente, pero sin que nadie escuchara sus palabras] hasta que cumplió su necesidad.[8]
También el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) dio a los enfermos y a los discapacitados el derecho a buscar el tratamiento; ya que la sanidad aparente e interna del cuerpo es uno de los objetivos del Islam. Por eso, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) dijo a los beduinos cuando le preguntaron sobre ello: “Buscad el tratamiento [lícito], oh siervos de Al-lâh (Glorificado Sea); ya que Él no Creó alguna enfermedad sin poner su remedio, salvo la vejez.”[9]
Además, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) no impedía que la mujer musulmana tratara a un hombre musulmán; ya que hizo que Rufaidah (que Al-lâh Esté complacido con él) –la cual era una mujer de la tribu de Aslam- tratar a Sa‘d ibn Mu‘âdh cuando fue afectado por una flecha en Gazwat (la batalla de) Al Jandaq. Pues, ella trataba a los heridos y se dedicaba a tratar a quien padecía una enfermedad de entre los musulmanes buscando la recompensa de Al-lâh (Glorificado Sea).[10]
Respecto al lado práctico; el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) trataba con ‘Amr ibn Al Yamûh (que Al-lâh Esté complacido con él) de una forma sublime. ‘Amr ibn Al Yamûh (que Al-lâh Esté complacido con él) era discapacitado, ya que padecía una claudicación severa. Yâbir ibn ‘Abdul-lâh (que Al-lâh Esté complacido con él) narró que es que sus cuatro hijos, que asistían a todas las Gazawât (Plural de Gazuah, batalla) con el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam), querían impedirle [participar en] Gazwat Uhud; por lo tanto, ‘Amr ibn Al Yamûh (que Al-lâh Esté complacido con él) se fue al Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) y dijo: “Mis hijos me quieren impedir participar en la Gazuah y salir contigo. Por Al-lâh (Glorificado Sea) que deseo ingresar al Paraíso con esta claudicación [Que padezco].” Así que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) le dijo a ‘Amr (que Al-lâh Esté complacido con él): “En cuanto a ti; estás disculpado por Al-lâh (Glorificado Sea) y el Yihâd [lucha por la causa de Al-lâh] no es obligatorio sobre ti.” Luego dijo a sus hijos: “No le impidáis (salir y luchar), pues quizá Al-lâh (Glorificado Sea) le Otorgue el martirio.” Acto seguido, acompañó al Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) en Gazwat Uhud. Después, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) dijo sobre él: “¡Por Aquel en Cuyas Manos está mi alma! Entre vosotros existe quien si jura algo por Al-lâh, Él le Ayudará a cumplir su juramento. Entre ellos, está ‘Amr ibn Al Yamûh, y lo vi ingresando al Paraíso con su claudicación [Que padece].”[11]
Esa es el cuido del cual los enfermos y de los discapacitados disfrutan bajo la sombra del Islam y de la civilización islámica.
[1] [Corán: 24:61].
[2] [Corán: 48:17].
[3] [Al Bujâri (1183)] [Muslim (2162)].
[4] [Al Bujâri (1242)] [Muslim (924)].
[5] Um Al ‘Ala’: Abrazó el Islam, y juró fidelidad al Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam). Es la tía paterna de Huzam ibn Hakîm [Ibn Al Azîr, Asad Al Gabah 7/405] [Ibn Hayar Al ‘Asqalâni, Al Isabah Al Taryamh 8/ 265 (12176)]
[6] [Abû Dâûd (3092)] [Al Albâni: Sahîh, Sahîh Al Yâmi‘ (7851)].
[7] [Abu Dâûd (336)] [Ibn Mâyah (572)] [Ahmad (3057)] [Ad-Dârimi (752)] [Ad-Dâraqutni (3)] [Al Baihaqi, As-Sunan Al Kubra (1016)] [Al Albâni: Sahîh, Sahîh Al Yâmi‘ (4362)].
[8] [Muslim (2326)] [Ahmad (14078)] [Ibn Hibbân (4527)].
[9] [Abû Dâûd (3855)] [At-Tirmidhi: Hasan Sahîh (2038)] [Ibn Mâyah (3436)] [Ahmad (18477)] [Shu‘aib Al Arnaût: Isnad Sahîh, sus narradores son de confianza] [Al Albâni: Sahîh, Gayat Al Marâm (292)].
[10] [Al Bujâri, Al Adab Al Mufrad 1/385 (1129)] [Ibn Hishâm, As-Sîrah An-Nabauîah 2/239] [Ibn Kazîr, As-Sîrah An-Nabauîah 3/233] [Al Albâni: Isnad Sahîh, todos sus narradores son de confianza As-Silsilah As-Sahîhah (1158)].
[11] [Ibn Hibbân (7024)] [Shu‘aib Al Arnaût: Isnâd Yaiad] [Ibn Saîd An-Nâs, ‘Uiûn Al Azar 1/423] [As-Sâlihi Ash-Shâmi, Subul Al Huda War-Rashâd Fi Sîrat Jair Al ‘Ibâd (4/214)].
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