La Sharî‘ah (ley islámica)  se distingue por proteger los derechos de los huérfanos, pobres y viudas. Y los puso bajo la protección y el cuido de la sociedad musulmana. Además, Al-lâh (Glorificado Sea) Ordenó tener misericordia del huérfano, pues Dice [traducción del significado]: {[¡Oh, Muhammad!] No trates mal al huérfano.}[1]. Tanto como Ordenó dar al pobre su derecho impuesto por parte Suya, diciendo [traducción del significado]: {Da lo que es de derecho a los parientes, también al pobre y al viajero insolvente, pero no des desmesuradamente.} [2]     

También, para fortalecer el derecho de los pobres y de las viudas, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) incitó a toda la Ummah (nación musulmana) a procurar cumplir sus necesidades; ya que elevó el grado de quien los cuida a un grado inimaginable. Abu Hurairah (que Al-lâh Esté complacido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Quien procure cumplir las necesidades de la viuda y del pobre, tendrá el mérito del Muyâhid (luchador) por la causa de Al-lâh o de quien realiza constantemente Qiâm [Oración voluntaria a la noche] de noche y ayuna de mañana.”[3] ¡¿Qué recompensa puede ser mayor que esta?!

 También el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) incitó a tratar bien al huérfano, prometiendo una gran recompensa [a quien lo practica]. Y este [acto por parte del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam)] vino con el fin de fundamentar los derechos de los huérfanos en cuanto al cuido y a la manutención. Sahl ibn Sa‘d (que Al-lâh Esté complacido con él) narró que  el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Quien mantenga al huérfano (en términos de manutención, vestimenta, educación, etc.) y yo, estaremos en el Paraíso  [tan cercanos] como estos dos.” indicando sus dedos índice y medio.[4]      

 Más bien, el grado de la amabilidad y la misericordia con el huérfano, llegó a que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) incitó a los individuos de la Ummah a mantener a los huérfanos  junto con sus propios hijos, diciendo: “Quien mantenga a un huérfano, cuyos padres son musulmanes, (haciéndole compartir su comida y bebida) hasta que se independice, ingresará al Paraíso.”[5]    

 Así pues, se puede notar que el método islámico no considera a los huérfanos, pobres y viudas como necesitados exclusivamente a las necesidades materiales, sino que los considera como humanos que fueron privados del cariño y de la ternura. Por eso, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) recomendó a Sus Compañeros (que Al-lâh Esté complacido con ellos) tener misericordia de los pobres y de los huérfanos y aliviar su condición. Pues, eso aparece claro en lo que él (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) dijo a un hombre que fue a él quejándose del endurecimiento de su corazón: “¿Acaso te gustaría ablandar tu corazón y satisfacer tu necesidad? Entonces ten misericordia del huérfano, pasa tu mano sobre su cabeza y aliméntale de tu comida; pues de esta forma, tu corazón se ablandará y satisfarás tu necesidad.”[6]

 Por otro lado, la Sharî‘ah advirtió de oprimir a los huérfanos y consumir su derechos injustamente. Al respecto, Abu Hurairah (que Al-lâh Esté complacido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Evitad las los siete pecados mortales:…apropiarse injustamente de los bienes del huérfano.”[7]

 Más bien, el Islam incitó y llamó a gastar en el pobre y el huérfano, pues Abu Sa‘îd Al Judri(que Al-lâh Esté complacido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) dijo al respeto: “Esta riqueza es como una planta verde y dulce; y será buena compañera para el musulmán si de ella da al pobre, al huérfano y al viajero insolvente.”[8]

 En cuanto al lado moral; el Islam va incluso más allá; pues esto se destaca cuando el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) criticó la comida del banquete al cual se invita a los ricos y no a los pobres de entre los huérfanos y los pobres. Abu Hurairah (que Al-lâh Esté complacido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) dijo: “La peor comida es la comida servida en una fiesta (de casamiento) a la que son invitados los ricos e ignorados los pobres. Y el que no acepta una invitación está desobedeciendo a Al-lâh y a Su Mensajero.”[9]    

 Más grandioso que eso, es cuando el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam), como gobernante de un Estado, se encarga él mismo de la responsabilidad de la tutela de los huérfanos, los pobres y los necesitados, diciendo públicamente lo que fue narrado por Abu Hurairah (que Al-lâh Esté complacido con él): “Yo soy el de mayor cercanía entre la gente a los creyentes según el Libro de Al-lâh, Poderoso y Majestuoso. Entonces, si uno de vosotros (muere y) deja deudas o huérfanos necesitados deben llamarme; pues yo soy su responsable. Y si uno de vosotros deja riquezas, ellas son para quien corresponda de sus herederos” [10]

Asimismo, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) era quien más rápido ponía en práctica lo que decía. ‘Abdul-lâh ibn Abi Aufa (que Al-lâh Esté complacido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sallam) no se ponía arrogante ni rechazaba caminar con la viuda ni con el pobre cumpliendo sus necesidades.[11]

De esta forma, nos queda claro como el Islam ha protegido los derechos materiales y morales para los huérfanos, las viudas y los pobres; Algo que refleja la posición que se dedica a ellos en la civilización islámica.

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