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Los musulmanes no se limitaron a traducir las opiniones de los griegos sobre la óptica, sino que hicieron espléndidas aportaciones derivadas de sus propios descubrimientos, de modo que fueron capaces de inscribirse con resplandor en la historia, en el ámbito de la óptica.
Tal como ocurrió con todas las ciencias que aparecieron antes de la llegada del Islam, los griegos y otros pueblos antiguos mostraron interés por la ciencia de la óptica y dejaron en ella una huella fructuosa que sirvió a los musulmanes en la práctica de dicha ciencia. Tradujeron de los griegos su opinión sobre la refracción de la luz y el espejo incendiario y otros. Sin embargo, los musulmanes no se limitaron a traducir las opiniones de los griegos, sino que hicieron espléndidas aportaciones derivadas de sus propios descubrimientos, de modo que fueron capaces de inscribirse con resplandor en la historia, en el ámbito de la óptica.
En un principio la óptica griega incluía dos opiniones contradictorias: la primera es la teoría de la penetración o intromisión, según la cual el ojo recibe los rayos del objeto visto; la segunda, es la teoría de la emisión, es decir, que la visión sucede cuando los ojos emanan rayos, que chocan con los cuerpos visibles. La cultura griega se mantuvo mucho tiempo alternando entre estas dos teorías. Los esfuerzos de Aristóteles necesitaban un análisis definitivo. Del mismo modo, las teorías de Euclides, a pesar de sus notorios esfuerzos, se limitaron a desarrollar la explicación completa de la visión, ya que se habían ignorado los factores físicos, fisiológicos y psicológicos de los fenómenos ópticos. Así, defendió que el ojo elabora -en el medio transparente que existe entre el ojo y el objeto visible- unos rayos que proceden del ojo, de modo que las cosas vistas son aquellas sobre las que caen los rayos visuales, y las no vistas aquellas otras sobre las que los rayos visuales no inciden, y que las cosas que se ven bajo un ángulo mayor, aparecen mayores, y las que se ven bajo un ángulo menor, aparecen menores. En cuanto a Ptolomeo, a pesar de su innovación en la adaptación entre el enfoque técnico y el enfoque físico, a fin de cuentas fracasó, porque su utilización quedaba limitada al apoyo de conclusiones a las que ya se había llegado, incluso el tratamiento de los resultados empíricos se realizaba a veces permitiendo que se pasase por estas conclusiones.[1]
Las investigaciones en óptica se mantuvieron en este nivel anterior, sin experimentar ningún avance ni refinamiento, y se mantuvieron así hasta que llegó la cultura islámica. Las aportaciones de los musulmanes en el ámbito de la óptica tuvieron otro orden, avanzado y único, y ello por su expansión en numerosas ciencias que tenían relación con la óptica, como la astrología y la ingeniería mecánica, entre otras. Sus inventos en óptica mostraban su conocimiento de esas otras ciencias.
El filósofo Abu Yûsuf Al Kandi[2] que es considerado como uno de los primeros científicos musulmanes que hizo incursión en las ciencias naturales y en la óptica, concentrándose en los fenómenos de la luz explicándolos en su famoso libro ‘Ilm Al Manâdhir. Tomó la teoría griega de la emisión y añadió una descripción detallada del principio de la radiación. A través de eso, estableció el principio de un sistema descriptivo nuevo que a fin de cuentas ocupaba el lugar de la teoría de la emisión. Su libro ‘Ilm Al Manâdhir tuvo una enorme resonancia en las reuniones científicas árabes y después en las europeas en la Edad Media[3].
Después, apareció Al Hasan Ibn Al Haizam, cuyas obras científicas son consideradas como una nueva conquista y un gran avance en el mundo de la óptica y en la fisiología de la visión. Sus obras fueron la base sobre la que los científicos occidentales elaboraron todas sus teorías en este ámbito. En la vanguardia de los científicos extranjeros que se apoyaron en sus teorías -más bien las robaron atribuyéndolas a sí mismos- encontramos a Roger Bacon, Vitello y otros científicos, sobre todo en sus investigaciones destinadas al microscopio, el telescopio y la lupa.[4]
En primer lugar, Ibn Al Haizam empezó discutiendo las teorías de Euclides y de Ptolomeo en el terreno de la óptica, dejando patente la equivocación de algunos de sus aspectos. Después, en estas discusiones ofreció una detallada descripción del ojo, de las lentes y de las miradas por medio de los ojos. También describió las fases de la refracción de los rayos de la luz al pasar por el aire que envuelve la totalidad del globo terrestre, sobre todo al pasar por un cuerpo transparente como el aire, el agua y los átomos colgados en la atmósfera, ya que la luz se curva, se pliega –es decir, modifica su dirección-. Investigó sobre el reflejo y mostró el ángulo derivado del reflejo. Además, se llegó a explicar que los cuerpos celestes se hacen visibles en el horizonte en la salida del sol antes de que realmente lleguen a ello, y también en sentido contrario, en la puesta del sol, ya que permanecen visibles en el horizonte aún después de que se hayan ocultado bajo ello. Por otra parte, él fue el primero en analizar correctamente los principios de la cámara negra, que es considerada como la base de la cámara fotográfica.[5]
El libro que inmortalizó el nombre de Ibn Al Haizam a través de los siglos fue libro de Al Manâdhir (Opticae thesaurus o Tratado de óptica). Este libro aclara la concepción de la óptica como teoría principal en la visión, totalmente opuesta a la hipótesis de los rayos visibles defendidos por la tradición matemática desde Euclides hasta Al Kindi. Además, Ibn Al Haizam introdujo una metodología nueva sobre esta interpretación del proceso de visión, así que pudo establecer la formulación de algunos asuntos que o bien no se entendían a partir de la teoría de los rayos visuales, o bien eran despreciados por filósofos que en realidad lo que pretendían era explicar qué era la visión, más que estar preocupados por explicar la manera como se llevaba a cabo el proceso de la visión.[6]
Sólo en el ámbito de la óptica, Ibn Al Haizam escribió cerca de 24 obras, entre libros, ensayos y artículos, sin embargo la mayoría se perdieron junto a otras obras de nuestro legado científico. Las obras que se salvaron, se las apropiaron las bibliotecas de Estambul y Londres, entre algunas otras. Su célebre obra Al Manâdhir (Tratado de óptica) fue salvada de la perdida, pues contenía teorías innovadoras sobre la naturaleza de la luz. Este libro fue la principal fuente de estudio de esta ciencia hasta el s. XVII d.C., tras su traducción al latín[7]. Así pues, el libro de Ibn Al Haizam Al Manâdhir constituyó una auténtica revolución en el mundo de la óptica. En dicho libro, el autor no se limita a aceptar las teorías de Ptolomeo haciendo algunas revisiones, sino que rechaza muchas de sus teorías sobre la naturaleza de la luz, puesto que había desarrollado sus propias teorías, que serían la base de la óptica moderna. Ptolomeo, como hemos citado anteriormente, pensaba que la visión tenía lugar a través de unos rayos que se enviaban desde el ojo hasta el objeto visto. Los científicos posteriores a Ptolomeo apoyaron esa teoría, sin embargo Ibn Al Haizam la anuló por completo, probando que el proceso de la visión se cumple por medio de los rayos que envía el objeto visto hacia el ojo de la persona que ve dicho objeto. Tras numerosas comprobaciones, Ibn Al Haizam demostró que los rayos de luz se propagan en línea recta en un medio homogéneo, teoría que anunció en su libro Al Manâdhir.[8]
Además, Ibn Al Haizam demostró tanto matemática y técnicamente que los dos ojos ven las cosas al mismo momento, sin que suceda un acoplamiento de la vista, y sin ver la cosa doble. Ibn Al Haizam explicó este fenómeno diciendo que las dos imágenes de la cosa vista se concuerdan en las retinas de los ojos, y con esta prueba estableció la primera base para descubrir lo que se conoce actualmente como “estereoscopio”.
Ibn Al Haizam fue la primera persona que realizó un estudio científico de los ojos, haciendo una descripción completa de sus partes, incluyendo un dibujo y una explicación. Fue el primero en nombrar sus partes y después los científicos occidentales se apropiaron esos nombres o los tradujeron a sus lenguas. Estos nombres son: córnea, retina, humor vítreo, humor acuoso, entre otros.[9]
Entre los logros más importantes de Ibn Al Haizam en la rama de la óptica encontramos: -Fue el primero que hizo ensayos mediante la cámara oscura, a través de la que descubrió que la imagen del objeto aparece invertida dentro de esa cámara, preparando así el camino para descubrir la cámara fotográfica. Con esta idea y aquellos ensayos, Ibn Al Haizam se adelantó cinco siglos a los científicos italianos Leonardo Da Vinci[10] y Giacomo della Porta[11]
-Ibn Al Haizam fue el primero en establecer las leyes de la reflexión y de la refracción de la luz. Explicó la causa de la refracción de la luz en su trayectoria, que es el cambio de dirección de los rayos de la luz que sucede a través de medios como el agua, el vidrio y el aire. Con dicha explicación, Ibn Al Haizam se adelantó al científico inglés Isaac Newton.[12]
Uno de los logros más eminentes de Ibn Al Haizam en su mencionado libro fue el experimento de la cámara oscura, que es considerado como el primer paso hacia el invento de la cámara fotográfica. Tal como dice la Enciclopedia Científica: “Ibn Al Haizam es considerado el primer inventor de la cámara, que en la práctica se llama “la cámara oscura”.[13]
Quien lea el libro Al Manâdhir (Tesauro de óptica) y los temas relacionados con la luz, se da cuenta de que Ibn Al Haizam trató el estudio de la luz de una nueva forma, nunca utilizada antes. Compuso esa obra el año 411 de la Hégira (1021 d. C.), en la que desplegó todo su genio matemático, su experiencia médica, sus experimentos científicos, de modo que obtuvo resultados que lo elevaron a la cumbre más alta del ámbito científico. Con este libro se convirtió en uno de los fundadores de las ciencias que hicieron cambiar el punto de vista de los científicos en muchos asuntos concernientes a éste ámbito.[14]
Sin embargo, a pesar del rango de Ibn Al Haizam y de sus estudios innovadores sobre la luz, permaneció desconocido por la mayoría de la gente, hasta que Al-lâh designó a quien descubriera sus esfuerzos y sacara a la luz su legado y lo valorara en su justa medida. Entre esas personas encontramos al científico egipcio Mustafa Nadîf, quien escribió una tesis excelente publicada por la Universidad de El Cairo en dos volúmenes. Invirtió un esfuerzo extraordinario en la lectura de los manuscritos de Ibn Al Haizam y otros cientos de fuentes adicionales, hasta que llegó a una verdad indiscutible: que Ibn Al Haizam merecía ser considerado el adalid de la ciencia de la luz de principios del siglo XI.[15]
Todo lo citado anteriormente sólo constituye una pequeñísima parte de los extraordinarios logros que los musulmanes ofrecieron en la rama de la óptica y de los que nos sentimos orgullosos.
[1] Ver Donald R. Hill, Al ‘Ulum wa Al Handasah fi Al Hadârah Al Islamiah (Las ciencias y la ingeniería en la cultura islámica).
[2] Al Kandi: Abu Yûsuf Ya‘qûb Ibn Is-hâq Ibn Sabah Al Kandi (185-256 de la Hégira, 805-873 d.C.), se consideraba el primer filosofo árabe y musulmán en su época, y uno de los hijos de los reyes de kinda. Se crió en Basora, luego viajó a Bagdad donde aprendió el conocimiento siendo famosos en la medicina, la filosofía, la música, la ingeniería y la astronomía. Véase Ibn Abi Usaibi‘ah, ‘Uiun Al Anbâ’ 2/172-173, Ibn Nadim Al Fihrist pág. 315.
[3] Ver referencia anterior, la misma página. Muhammad As-Sâdiq ‘Afífi, Tataûr Al Fikr Al ‘Ilmi ‘Ind Al Muslimîn, pág.138
[4]Muhammad As-Sâdiq ‘Afífi, Tataûr Al Fikr Al ‘Ilmi ‘Ind Al Muslimín, pág.138.
[5] Ver referencia anterior, ídem.
[6]Donald R. Hill, Islamic Science and Engineering, traducción de Ahmad Fu’ad Basha, pág. 102.
[7] Para las obras de Ibn Al Haizam ver Alí ‘Abdul-lah Ad-Difâ‘, Al ‘Ulûm Al Bahtah fi Al Hadârah Al ‘Arabiah Al Islamíah, pág. 325.
[8]Ver Ibn Al Haizam, Al Manâdhir, pág. 133.
[9]H. Crew, The rise of modern physics pág. 59, citado de Yalal Madhhar, Hadârat Al Islam Wa Azaruha Fi At-Taraqqi Al ‘Âlami, pág. 305. Ver Donald R. Hill, Islamic Science and Engineering, traducción de Ahmad Fu’ad Basha, pág. 104 y siguientes.
[10]Leonardo Da Vinci (1452-1519 d.C.): Es considerado uno de los artistas italianos más famosos del Renacimiento, sin competencia. Es famoso como pintor, escultor, ingeniero, científico. Sus descubrimientos y sus artes eran resultado de su constante curiosidad por el conocimiento y la investigación científica.
[11] Yalal Madhhar, Hadârat Al Islam Wa Azaruha Fi At-Taraqqi Al ‘Âlami, pág. 304.
[12]Ver referencia anterior, pág. 303 ídem.
[13]George Sarton, Introducción a la historia de la ciencia, 1/721.
[14]Ver referencia anterior, ídem, pág. 84 y siguientes.
[15]Revisa la intervención del doctor Mustafa Nadîf en la reunión para perpetuar la memoria de Al Hasan Ibn Al Haizam en fecha 21/12/1939, en El Cairo, con motivo de la celebración de la Asociación Egipcia para las Ciencias Matemáticas y las Ciencias Naturales para recordar que habían pasado 900 años de su muerte en El Cairo.
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