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La sucesión al trono se considera de las novedades más importantes ingresadas en el sistema político islámico...
La sucesión al trono se considera de las novedades más importantes ingresadas en el sistema político islámico. Sin embargo, tenía sus justificaciones para aparecer; pues, eso fue el resultado de la extensión que tuvo el califato islámico en la era de los Califas Ejemplares, lo cual generó la variedad étnica dentro de este Estado.
El príncipe heredero en el Islam, refiere a la persona a la cual el califa o el gobernador le encargan el gobierno tras su fallecimiento; sea por concretar solo a una persona o a más de una de forma consecutiva. No obstante, algunas escuelas de Fiqh (Jurisprudencia islámica) aprobaron que el califa pueda pedir el juramento de fidelidad de sus ciudadanos para su hijo o su padre (después de su muerte); ya que la orden del emir de la Ummah es aplicada sobre ellos. Así que el cargo [del califato o de la autoridad suprema] supera la relación del parentesco, cerrando el paso ante la acusación de falta de la honestidad [del califa o del gobernador supremo], sin dejar lugar para oponerse a él; de modo que su orden se vuelve igual como si lo pudiera a favor de otro fuera de su hijo o su padre”[1].
El primero quien innovó la sucesión al trono en el Islam, fue el califa omeya Mu‘âuiah ibn Abi Sufiân (Falleció en el año 60 de la Hégira). Este asunto era un Iytihâd [razonamiento personal] realizado por su parte, y había muchos incentivos insistentes; ya que el primer incentivo para entregar el califato después de su muerte a su hijo Yazîd, era su miedo de la discrepancia que quizá tocara a la Ummah [nación musulmana] después de su fallecimiento. Sobre todo que la gente de Sham –quienes eran el factor más potente en el Estado en aquel tiempo- apoyaban a Mu‘âuiah (que Al-lâh Esté compalcido con él) y a su hijo Yazîd[2].
La verdad es que Mu‘âuiah ibn Abi Sufiân (que Al-lâh Esté compalcido con él) se aseguró del juramento de fidelidad de la gente en todos los territorios a su hijo Yazîd, pero había tres de entre los Compañeros (que Al-lâh Esté compalcido con ellos) y sus hijos (que Al-lâh Esté compalcido con ellos)[3] que no aprobaron eso. Sin embargo, el consenso de la Ummah era obvio sobre el juramento de fidelidad a Yazîd. Y sin duda, este consenso era el objetivo supremo al cual aspiró Mu‘âuiah (que Al-lâh Esté compalcido con él), y fue un Iytihâd realizado por su parte para evitar el perjuicio del desacuerdo posible entre la Ummah, la cual para él era adelantada a cualquier otra cosa.
A pesar de que el califato siguió el método de la sucesión al trono desde la era de Mu‘âuiah ibn Abi Sufiân (que Al-lâh Esté compalcido con él), no ignoró el sistema del juramento de fidelidad o la satisfacción de los ciudadanos respecto a su nuevo gobernador; ya que cada príncipe heredero escogido era acompañado con un juramento de fidelidad para confirmar la aprobación de la Ummah sobre este asunto. Y eso fue clarificado en el estudio anterior.
Por lo tanto, los omeyas desde la era de Mu‘âuiah, tomaron en consideración que la persona que será un príncipe heredero, tiene que caracterizarse por los nobles atributos y las virtudes morales. Mientras que los corruptos y los de mala conducta, los recriminaron su actitud y los prohibían, intimidándoles de ser exceptuados y no jurarles fidelidad. Así que Mu‘âuiah concretó los atributos que el califa o quien desea serlo debe tener, como siguiente: La sinceridad, la generosidad, la indulgencia, la castidad y la valentía[4]. Y veía que la indulgencia y la generosidad, son de los atributos que tienen que estar disponibles en quien gobierna; ya que la indulgencia impide la discrepancia y une las filas, así que dijo a Yazîd: “¡Oh hijo! La indulgencia nunca causa remordimiento”[5].
Además, el asunto de elegir al hijo mayor como príncipe heredero, no era una ley establecida, sino que los califas procuraron elegir al más recto de entre los hijos para dicho cargo, y a veces escogían a quien no pertenecía a la familia real.
No obstante, aquellos califas pudieron lograr los objetivos de la religión islámica. Ya que Yazîd ibn Mu‘âuiah fue el primero en conquistar la capital romana Constantinopla. Y el Profeta (sal-lal-lâh ‘alaihi wa sal-lam) dio la buena nueva acerca de esta batalla, y ensalzó a los participantes en la misma, diciendo: “El primer ejército de mi Ummah que conquistará la ciudad de Cosroes, será perdonado [Por Al-lah (Glorificado Sea)]”[6].
También de los que siguieron el método de la sucesión al trono, está ‘Abdul Malik ibn Marauân, quien gobernó en el califato omeya desde el año 65 y hasta el año 86 de la Hégira. Y la superficie del Estado islámico en su época, se extendió hasta alcanzar su límite máximo; más bien, el Estado en su época divulgaba el Islam en cuatro frentes diferentes: de modo que Maslamah ibn ‘Abdul Malik[7] conquistaba China, Qutaibah ibn Muslim Albâhili[8] conquistaba Samarcanda y sus alrededores, Muhammad ibn Al Qâsim conquistaba la India mientras que Mûsa ibn Nusair[9] conquistaba el norte de África y después Al-Ándalus. Lo que llama la atención es que el Estado Omeya triunfó en todos estos frentes, y la civilización islámica fue extendida entre los que vivían en estos territorios[10].
También tenemos otro ejemplo en lo que Sulaimân ibn ‘Abdul Malik (Falleció en el año 99 de la Hégira) hizo cuando otorgó el cargo del príncipe heredero a Omar ibn ‘Abdul ‘Azîz (Falleció en el año 101 de la Hégira), mientras que lo previsto era cederlo a su hermano Hishâm ibn ‘Abdul Malik (Falleció en el año 126 de la Hégira)[11].
Asimismo, lo que ‘Abdur-Rahmân ibn Mu‘âuiah Ad-Dâjil (Falleció en el año 172 de la Hégira) hizo cuando cedió el trono al más recto entre sus dos hijos Hishâm y Sulaimân. Eso a pesar de que Sulaimân era el hijo mayor. Así que tomó como juez entre ellos a su hermano –o sea el tercer hijo suyo- ‘Abdul-lâh. Y en ese momento, el príncipe ‘Abdur-Rahmân estaba en sus últimos días. Su hijo Hishâm estaba en la ciudad de Mérida, mientras que su otro hijo Sulaimân estaba en Toledo. Así que dijo a ‘Abdul-lâh: “A quien viene primero a ti de tus hermanos, cédele el anillo [del emirato] y que asuma el cargo [Del príncipe heredero]; Así que si Hishâm te llega primero, recuerda su religiosidad y castidad; y que hay consenso sobre él. Y si Sulaimân te llega primero, (ten en cuenta que) él es el mayor, y recuerda su ayuda, además del amor de los habitantes de Sham a él. Por lo tanto, Hishâm llegó primero de Mérida antes de Sulaimân. Se quedó en Resafa y tuvo miedo de que su hermano ‘Abdul-lâh -si se apoderara de Córdoba, del palacio y del dinero- se disputara con él, así que su hermano ‘Abdul-lâh lo recibió y le cedió el califato, le dio el anillo como le recomendó su padre en su legado y lo hizo entrar en el palacio[12].
La verdad es que el hecho del príncipe ‘Abdur-Rahmân Ad-Dâjil indica que él quiso que le siguiera el más recto entre sus hijos. Y sabía perfectamente dentro de sí mismo que su hijo Hishâm era el más adecuado para dicho cargo; ya que tenía Taquâ (piedad religiosa), evitaba las sospechas y era capaz de administrar los asuntos del Estado. No obstante, quiso que no ocurrieran enfrentamientos entre los dos hermanos; pues, normalmente el hijo mayor [Sulaimân] era quien debía asumir el cargo del príncipe heredero, por lo que el padre puso la condición de la velocidad de llegar a Córdoba. También puso a un juez entre ambos, quien era su hijo ‘Abdul-lâh. Sin embargo, el pensamiento de ‘Abdur-Rahmân Ad-Dâjil era correcto; ya que su hijo Hishâm llegó primero, y era el más capacitado y adecuado para el asunto del emirato.
Sin duda, la sucesión al trono en la civilización islámica, era algo real, que coincidió con la extensión nueva del Estado islámico y la variedad étnica. Por eso, de los frutos más importantes de este sistema, está que mantuvo la unión de la Ummah(nación islámica) hasta la terminación del califato otomano en el año 1924 d.C.
[1] Al Mâuardi, Al Ahkâm As-Sultânîah, pag.13
[2]As-Sal-lâbi, Ad-Daulah Al Umauîah 1/445
[3] At-Tabari, Târîj Al Umam Ua Al Mulûk 3/248. Y los tres opositores eran: Al Husain ibn ‘Ali, ‘Abdul-lâh ibn Az-Zubair y ‘Abdur-Rahmân ibn Abi Bakr (y).
[4]An-Nûairi, Nihâiat Al Ârb 6/4.
[5]Ibn At-Taqtaqa, Al Fajri Fi Al Âdâb As-Sultânîah, pág. 105.
[6] [Al Bujâri (2766)].
[7] Maslamah ibn ‘Abdul Malik: (Cerca de 66.- 120 de la Hégira / 685 - 738 d.C.). Maslamah ibn ‘Abdul Malik Ibn Marauân Ibn Al Hakam ibn Abi Al Âs Al Umaui. Nació y creció en Damasco. Tiene muchos triunfos en el campo de la guerra y la venganza de los romanos. Consulte: Al Mizzi, Tahdhîb Al Kamâl 27/563.
[8]Qutaibah ibn Muslim: Es Ibn ‘Amr ibn Husain ibn Rabî‘ah Albâhili, el emir, uno de los héroes y valientes, y de los estrictos y astutos. Fue quien conquistó Jiva, Bujará y Samarcanda. Después, conquistó Farg’ona [es una ciudad y capital de la provincia de Fergana en el este de Uzbekistán] y Turquía. Véase: Adh-Dhahabi, Siar Alâm An-Nubalâ’ 4/410.
[9] Mûsa ibn Nusair: (Falleció en 97 de la Hégira). Creció en Damasco. Al Ualîd ibn ‘Abdul Malik le encargó del norte de África en el año 88 de la Hégira. Y pudo conquistar Al-Ándalus junto con Târiq ibn Ziâd en menos de un año. Falleció en Medina. Véase: Adh-Dhahabi, Siar Alâm An-Nubalâ’ 4/496 e Ibn Jil-likân, Uafiât Al A‘iân 5/318.
[10]Consulte: Yûsuf Al Qaradâui, Târijunâ Al Muftarâ ‘Alaih, pág. 82.
[11]At-Tabari, Tarîj Al Umam Ual Mulûk 4/74.
[12] Ibn ‘Udhâra, Al Baiân Al Mugrib 2/61.
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