Short Description
El patrimonio islámico político está lleno de decenas de libros que tratan el tema del gobierno, el califato y la administración.
Los eruditos no permanecieron impotentes ante los incidentes fuertes por los cuales la civilización islámica pasó en sus varias etapas; más bien, encontramos que el patrimonio islámico político está lleno de decenas de libros que tratan el tema del gobierno, el califato y la administración. Por lo tanto las composiciones al respeto se consideraban como espejos que reflejaban la condición verdadera y llamaba la atención de los califas a sus puntos negativos y por lo tanto evitarlos.
De allí los ‘Ulamâ’ se dieron cuenta al valor de la composición en este campo desde una época muy temprana de la historia de la civilización islámica. Ya que de los primeros que escribieron sobre las teorías políticas islámicas y su relación con la aplicación práctica en el establecimiento islámico, encontramos el alfaquí Abu Yûsuf[1]-el discípulo del Imam Abu Hanîfah-; pues en el prólogo de su libro llamado “Al Jarây” enfatizó un grupo de indicaciones generales que determinan la relación entre el gobernador y el súbdito sin meterse en el Iytihâd (razonamiento personal) en este lado. Así que confirmó la necesidad de obedecer al gobernador mencionando los Hadîces que lo indican. De los cuales se encuentra el Hadîz del Profeta (sal-lal-lâh ‘alaihi wa sal-lam) que dice: “Si os gobierna un esclavo abisinio de nariz y orejas cortados, así que obedecedlo…”[2] Pues, Abu Yûsuf confirmó la importancia de la obediencia de los ciudadanos al gobernador citando el dicho de Al Hasan Al Basri que dice: “No insultéis a los gobernadores, ya que si actúan bien tendrán la recompensa y deberéis agradecerlos, mientras que si se comportan mal, tendrán el pecado y debéis tener paciencia.”[3]
Abu Yûsuf llamó al califa a la necesidad de escuchar a los ciudadanos, acercarse a ellos, aceptar sus críticas y quejas con amabilidad, citando aquel hombre que fue a aconsejar al príncipe de los creyentes Omar ibn Al Jattab (que Al-lâh Esté compalcido con él) diciendo: “Teme a Al-lâh” así que cuando uno de los presentes le reprochó en la reunión, Omar (que Al-lâh Esté compalcido con él) le dijo: “Déjalo, no serán bondadosos si no nos dicen (o sea nos corrigen y critican), ni seremos bondadosos si no aceptamos.”[4] Y de esta forma se queda claro que el Hadîz del Profeta (sal-lal-lâh ‘alaihi wa sal-lam) fue la primera fuente para los musulmanes para formar un punto de vista o sea una teoría para el califato, mientras que fue un paso primario que tuvo la forma de consejos e instrucciones.”[5]
Sin embargo la composición en el campo político pasó a evolucionar desde el siglo III de la Hégira, ya que Ibn Qutaibah Ad-Dinûri escribió el libro llamado “Al Imâmah Ua As-Siâsah – el Liderazgo y la Política” y quizá el título del libro sea una prueba sobre la profundización de los eruditos musulmanes sobre la comprensión del Imâmah [el liderazgo] y sus asuntos relativos en aquel siglo. También este libro confirmó el interés de los musulmanes en la política desde los albores del Islam. Asimismo, demuestra que eran políticos hábiles en manejar los asuntos y clarifica que el islam es una religión que reúne la política y el liderazgo tanto como es una religión de tolerancia y hermandad entre los musulmanes.
Ibn Qutaibah comenzó presentando la cuestión del califato de Abu Bakr (que Al-lâh Esté compalcido con él) y sus incidentes, mientras que terminó el libro hablando sobre el califato del Ma’mûn. El método seguido en el libro es mencionar las narraciones relacionadas con cada califa aparte. Y por lo tanto es más parecido a un libro de historia narrativa que expone las narraciones sin una intervención del escritor en las mismas. No obstante este libro se parece en gran parte a los libros: “Târîj At-Tabari” y “Sîrat ibn Hishâm”.
A continuación, estas escrituras y libros relacionados al sistema político, sobretodo “el califato y el Califa” tuvieron formas evolucionadas y maduras en los dos siglos posteriores. Así que tenemos un buen ejemplo en el Imam Al Mauârdi quien se considera de los escritores más importantes quienes trataron la cuestión del califato, del gobierno y las obras relativas a ellos; su libro llamado “Al Ahkâm As-Sultânîah Ual Uilaiât Ad-Dîniah” es de gran importancia, sea al nivel práctico o al científico, a pesar de la existencia de libros (de escritores) contemporáneos de Al Mauârdi; como “Rusûm Al Jilâfah” escrito por Hilâl ibn Al Muhsin As-Sâbi’[6] pero dicho libro no trató el asunto en profundidad, mejor dicho no nos presentó lo que las sociedades islámicas necesitan respecto a cómo ser dirigidas y desarrolladas como hizo Al Mauârdi.
La verdad es que el juez principal Al Mauârdi era de los cercanos del califa abasí Al Qâ’im Bi’amril-lâh y un delegado diplomático suyo a los búyidas, así que aprovechó dichas delegaciones, por consiguiente decidió escribir el libro llamado “Al Ahkâm As-Sultânîah Ual Uilaiât Ad-Dîniah” sobre el sistema político en el Estado islámico, comenzando desde el Imâmah (el liderazgo) y terminando con los juicios de los crímenes y las reglas del almotacenazgo, para que cada encargado en el Estado supiera su función, responsabilidades y deberes, ya que estas funciones políticas forman la columna vertebral para toda la Ummah (nación). Así que Al Mauârdi dijo: “Debido a la importancia de las ordenanzas relativas a los gobernadores, y a que su mezcla con los otros reglamentos les hace descuidarlas, les dediqué un libro donde mencioné los deberes que deben ser cumplidos, para que (el gobernador) sepa sus derechos según las varias escuelas de Fiqh y cumpla con sus deberes, procurando lograr la justicia al juzgar y al aplicar sus juicios y ser justo al conceder algo y al aceptarlo.”[7]
Sin embargo Al Mauârdi consideró el califato como el Imâmah, así que dijo: “El Imâmah es la sucesión de la profecía en cuanto a proteger la religión y manejar la vida mundana, sin embargo concederla a quien la cumple en la Ummah es obligatorio según el consenso.”[8] Así que Al Mauârdi relacionó el califato con el sentimiento del alfaquí según lo sabido entre los alfaquíes de la Ummah, ya que es obligatorio ponerla en práctica según el consenso. Además no mencionó claramente el califato, ya que sus rasgos verdaderos no existían en aquel tiempo, poniendo de relieve la necesidad de practicar la consulta que fue reemplazada con el cargo del príncipe heredero y el juramento de fidelidad.
Así que la teoría de Al Mauârdi respecto al califato se centra en varios aspectos que se puede resumirlos en:
-El Imâmah [El califato] es un deber religioso según la Sharî‘ah y no según la razón.
-Se realiza mediante las elecciones.
-El candidato tiene que ser de Quraish.
-Jurar fidelidad debe ser realizado –en primer lugar- por la gente de autoridad.
-La posibilidad de encargar el califato a quien es de menos mérito con la existencia de quien es de más mérito.
-Asegurarse de no haber dos califas a la vez.
-El primer príncipe heredero tras volverse califa puede deponer a los otros príncipes herederos. Esto es un Iytihâd de Al Mauârdi, y declaró que así fue también la opinión de Ash-Shafi‘i.[9]
También, de los libros islámicos más famosos sobre el campo de los sistemas políticos islámicos encontramos el libro llamado “Sirây Al Mulûk” escrito por Abu Bakr At-Tartûshi[10]. Este libro reúne las ventajas de las políticas de seis naciones que son: “Los árabes, los persas, los romanos, India, Sind y Sindhind.”[11]
No obstante At-Tartûshi escribió este libro a favor del nuevo visir de Egipto “Al Ma’mûn Al Batâ’ihi[12]” bajo el objetivo de mostrar la verdad y seguir lo que la Sharî‘ah ordena y la necesidad de respetar las escuelas de la Sunna. Sobre todo que Al Ma’mûn era visir del Estado Ubaidi chiita En Egipto.
El libro Sirây Al Mulûk se compone de 64 capítulos que tratan la política del Estado, el arte del gobierno y la gestión de los asuntos de los ciudadanos. También mencionó en su libro las cualidades en las cuales se basa la monarquía y las buenas características del Sultán que le hacen dominar su Estado y perfecciona dicha dominación; aparte de los atributos que implican denigrar al sultán. También, mencionó lo que los ciudadanos tienen que hacer si el sultán se volvió opresor. Asimismo, habló sobre la corte del Sultán, su comportamiento con los soldados, lo que relaciona con la recaudación y el gasto del dinero. Sin embargo At-Tartûshi habló en su libro sobre los visires, sus atributos y modales. Además de que habló sobre la consulta y el consejo considerándolos de los principios del gobierno. También, habló sobre las acciones del Sultán en cuanto al dinero y la recaudación, y sobre su política hacia quienes encargan (la gestión de) las ciudades. Asimismo, habló sobre su política hacia los súbditos no musulmanes y los reglamentos al respeto. También habló sobre las condiciones de la guerra y lo que implica de política y planificación.
También ‘Abdur-Rahmân ibn ‘Abdul-lâh Ash-Shizari (Falleció en el año 589 de la Hégira) escribió el libro llamado “Al Manhây Al Maslûk Fi Siâsat Al Mulûk” y el objetivo del mismo era presentar el consejo y la guía al sultán Salâh Ad-Dîn ibn Aîûb a través de las historias y extraer moralejas de las condiciones de los Estados anteriores. Por eso Ash-Shizari dijo sobre el motivo de escribir dicho libro: “Dirijo este libro a Salâh Ad-Dîn, lo cual alberga sabiduría, literatura, principios sobre la política, la gestión de los asuntos de los ciudadanos, los pilares del gobierno, las normas de la planificación, la repartición del botín y del Fai’ [lo que los musulmanes consiguen de su enemigo sin combate] entre los soldados y los derechos del Yihâd (luchar por la causa de Al-lâh) sobre el ejército. También llamé la atención a las virtudes morales y a la ética reprobable; e indiqué el mérito de la consulta e incité a ponerla en práctica. También hablé sobre cómo se mantiene firme ante los enemigos y la política del ejército. Y mencioné ejemplos claros y auténticos; aparte de citaciones extrañas y versos de poesía.”[13]
Sin duda alguna, un líder como Salâh Ad-Dîn quien buscaba el apoyo de los expertos en los asuntos políticos y de los ‘Ulamâ’ profesionales en esta ciencia, merecería lograr un triunfo tras otro, y que la fuerza de su Estado superase el resto de los Estados, ya que pidió el apoyo del conocimiento, reflexionando las condiciones de los califas y reyes anteriores.
Este libro se enfoca en la política interior y exterior del Estado. Ya que el escritor incita al sultán a la necesidad de resolver los problemas de los ciudadanos por sí mismo. Así que dijo: “Sepa que la asistencia del rey para escuchar las opresiones que sufren los oprimidos y juzgar entre los disputados, es de las leyes de la justicia que solamente mediante la cual se difunde la rectitud y la justicia.”[14] Y al hablar sobre los motivos del éxito de la política del rey y los motivos de su fracaso, dirigió un consejo importante a Salâh Ad-Dîn diciendo: “Los motivos que hacen al gobierno fracasar son tres:
-De parte del rey mismo, pues cuando sus vicios dominen su razón, de modo que realiza cualquier goce disponible y aprovecha cualquier descanso que encuentra.
-De los visires, ya que su envidia entre sí resulta la oposición de las opiniones, de modo que cualquiera entre ellos se adelanta a un derecho, lo critican y se oponen a él.
-De los soldados y los asistentes cercanos, cuando renuncian al esfuerzo y no se aconsejan mutuamente respecto al Yihâd.”[15]
El libro llamado “As-Siâsah Ash-Shar‘îah Fi Islâh Ar-Râ‘i Ua Ar-Ra‘îah” escrito por Taqei Ad-Dîn ibn Taimîah[16] se considera una huella importante en la historia de las escrituras políticas islámicas. Ya que Ibn Taimîah se dio cuenta de que el secreto del retraso de los musulmanes, la violación de sus Estados, y de que sus enemigos se atrevieron a enfrentarlos, radica en la corrupción del gobernador y como consecuencia la corrupción de los ciudadanos. Por lo tanto, este libro discutió la corrupción del establecimiento del gobierno y de la administración a través de dos aspectos importantes:
El primero: Cumplir con las responsabilidades respecto al gobierno y al dinero.
El segundo: los castigos corporales prescritos para el crimen impuestos por Al-lâh (Glorificado Sea) y Sus Derechos y los derechos de la gente.
Por lo tanto, este libro se enfocó en la conducta y las virtudes morales tanto como en los derechos y los deberes (de y) sobre el gobernador y los súbditos. Así que este libro tuvo una gran fama y mucho interés por parte de los investigadores antigua y recientemente.”[17]
Sin embargo ibn Jaldûn representa la cumbre del desarrollo de la escritura sobre el sistema político islámico, ya que clarificó claramente la relación entre la sociedad y la política, y cómo se realiza la armonía entre los diferentes grupos sociales en un solo crisol. Lo notable es que Ibn Jaldûn en su prólogo famoso no se redujo a (los límites de) una sociedad concreta sino que puso un conjunto de estilos (de la vida) dispares, y pudo encontrar soluciones eficaces para estos estilos -sean beduinos o urbanos-. No obstante sus diferentes libros –sobre todo Al Muqaddimah (los Prolegómenos)- se consideran una prueba sobre su entendimiento profundo. Así que vemos por ejemplo que los dos conceptos, el del califato y el del Imâmah tuvieron un gran espacio en sus obras. Ya que afirmó que el califato es “Llevar a los súbditos a aplicar la Sharî‘ah en lo relacionado con la vida mundana y la Última; ya que la vida mundana, para el Legislador, es un medio para lograr el éxito en el Día del Juicio Final. Así que en realidad (el califato) es una representación del Legislador en cuanto a la protección de la religión y la gestión de la vida mundana.”[18]
Sin embargo Ibn Jaldûn distinguió el califato de la monarquía diciendo: “En cuanto a la monarquía, es basada en leyes políticas impuestas y aprobadas por todos, de modo que siguen sus reglas… Así que si dichas leyes fueran impuestas por los sensatos y la gente de autoridad en el Estado se considerarían una política de opiniones personales [O sea política inventada por la mente] mientras que si fueran impuestas por Al-lâh (Glorificado Sea) se considerarían una política religiosa de modo que serán de gran beneficio en la vida mundana y en la otra vida…”[19]
Antes de concluir mi habla sobre el papel pionero de los musulmanes en el ámbito de los libros políticos, hay que confirmar que los libros islámicos trataron los sistemas políticos basándose en el Libro de Al-lâh (Glorificado Sea) y en la Sunna de Su Profeta (sal-lal-lâh ‘alaihi wa sal-lam) y se limitaban a ambos, de modo que no seguían los deseos de los gobernadores aceptando la injusticia y la opresión hacia los ciudadanos, sino que aconsejaba a su favor. Y no había diferencia entre lo antiguo y lo nuevo, sin embargo se diferenciaban entre sí respecto al estilo o al tratamiento de un tema nuevo.
Por lo tanto, el objetivo de estos libros radica en buscar la Complacencia de Al-lâh (Glorificado Sea) y en aspirar a desarrollar la civilización islámica en las épocas de aquellos eruditos honorables. No obstante al comparar entre los libros islámicos y los occidentales en este campo; como el libro llamado “El Príncipe” escrito por el italiano Maquiavelo encontramos que hay una gran diferencia entre los dos objetivos, ya que el libro de Maquiavelo[20] fue escrito para satisfacer al gobernador de una ciudad italiana. Y a lo largo del libro explicó cómo el príncipe eficiente tiene que comportar. Sin embargo su principio principal fue “El fin justifica los medios”, o sea que se puede utilizar cualquier medio aunque no sea noble o legítimo con tal de que conduzca a un fin noble. También Maquiavelo recomendó, en su libro, la necesidad de utilizar métodos de engaño, astucia y fraude, aparte de utilizar el estilo de la opresión, la crueldad, la miseria y la disuasión para dominar perfectamente la conducta de los subordinados. También decía: “En la política no hay virtudes morales.”[21]
Sin duda, este libro -y todos los que le siguieron como Napoleón Bonaparte[22] y Hitler[23] y otros dictadores del mundo- no tenía/n el objetivo de establecer la justicia entre los ciudadanos y buscar el bienestar social para ellos, más bien era(n) una justificación para robar la sociedad y satisfacer los deseos insaciables de los gobernadores. Mientras que los libros islámicos en este campo tenían el objetivo de corregir el desvío de los gobernadores y de los súbditos e incitarlos -con varios mecanismos y estilos- a la necesidad de poner en práctica la Sharî‘ah de Al-lâh (Glorificado Sea) en Su Tierra.
[1]Abu Yûsuf: Es Ya‘qûb ibn Ibrâhîm ibn Habîb Al Ansâri Al Bugdâdi (113-182 de la Hégira / 731-798 d.C.) El compañero del Imâm Abu Hanîfah, su alumno y el primero quien publicó su escuela de Fiqh, era un alfaquí hábil y de los memorizadores del Hadîz. Nació en Kufa, se especializó en las ciencias del Hadîz y en la narración. Y fue el primero quien fue nombrado como el juez principal. De sus libros más importantes: Al Jarây. Consulte, Tadhkirat Al Huffâdh 1/292-293, Al A‘lâm 8/193, Mu‘yam Al Matbû‘ât 1/488.
[2] [Sunan Ibn Mâyah (2861)][At-Tirmidhi (1706)][Musnad Ahmad (27301)][Al Albâni: Sahîh (auténtico)].
[3] Abu Yûsuf, Al Jarây, 10.
[4]Ibídem, 12.
[5] ‘Abdul ‘Azîz, Ad-Duri, An-Nudhum Al Islâmîah, Pág. 68.
[6]Hilâl As-Sâbi’: Es Abu Al Husain Hilâl ibn Al Muhsin As-Sâbi’ (359-448 de la Hégira / 970-1056 d.C.) Era historiador y escritor. Era de Bagdad, fue encargado de la diván de Al Inshâ’ en Bagdad durante un tiempo. De sus libros: Tuhfat Al Umarâ’ Fi Târîj Al Uizarâ’, Gurar Al Balâgah, Rusûm Dâr Al Jilâfah y Ajbâr Bagdâd. Consulte, Az-Zarkali, Al A‘lâm 8/92.
[7]Al Mauârdi, Al Ahkâm As-Sultânîah, Pág 1.
[8] Ibídem, Pág 3.
[9]Ibídem, pág. 20
[10] Abu Bakr At-Tartûshi: Es Abu Bakr Muhammad ibn Al Ualîd ibn Jalaf Al Qurashi At-Tartûshi (451-520 de la Hégira/1059-1126 d.C.) Literario, de los alfaquíes Mâlikîtas. De Tortosa en el este del Ándalus. Falleció en Alejandría. Véase Ibn Jil-likân, Uafiât Al A‘iân 4/262-264.
[11] Abu Bakr At-Tartûshi, Sirây Al Mulûk, Pág. 3
[12]Al Ma’mûn Al Batâ’ihi: (Falleció en 519 de la Hégira /1125 d.C.) Creció pobre, trabajaba como portador. Y trabajó para Al Afdal Al ‘Ubaidi de modo que prosperó hasta que llegó a ser ministro de Egipto. Era caballeroso, valiente, generoso y sangriento. Después conspiró para asesinar al Âmir, así que se enteró de él, lo capturó y lo crucificó. Véase Adh-Dhahabi, Siar A‘lâm An-Nubalâ’ 19/553.
[13]Ash-Shizari, Al Manhây Al Maslûk Fi Siâsat Al Mulûk, Pág. 158-159.
[14]Ibídem, Pág. 562-563.
[15]Ibídem, Pág. 557.
[16]Ibn Taimîah: Es Ahmad ibn ‘Abdul Halîm Al Harâni (661-728 de la Hégira / 1263-1328 d.C.) Era imam, erudito, intérprete, Alfaquí, Muytahid, memorizador y especialista en las ciencias del Hadîz; le denominaron “Sheij del Islam”. Nació en Harrán y falleció en Damasco. Véase As-Safadi, Al Uafi Bil Uafiât 7/11.
[17] Vease Ibn Taimîah, As-Siâsah Ash-Shar‘îah. Pág. 4-5
[18] Ibn Jaldûn, Al ‘Ibar Ua Diuân Al Mubtada’ Ua Al Jabar, 1/19.
[19]Ibídem 1/190, Dhâfir Al Qâsimi, Nidhâm Al Hukm Fi Ash-Sharî‘ah Ua At-Târîj Al Islâmi
[20]Maquiavelo: Nicolás Maquiavelo (1469-1527 d.C.) Nació en Florencia, Italia. Se considera el fundador de la teoría política realista o lo que ahora se seba como la ciencia de la política. Su libro más famoso es el libro llamado “El príncipe”.
[21] Consulte, ‘Ali ibn Naief Ash-Shahûd, Al Hadârah Al islâmîah Bain Asâlat Al Mâdi Ua Âmal Al Mustaqbal, Pág. 294.
[22] Bonaparte: Napoleón Bonaparte (1769-1821 d.C.) Era de los líderes militares europeos más famosos en la era moderna. Dirigió la campaña francesa contra Egipto tanto como batallas mortales en Europa y no fue vencido en ninguna salvo en la batalla de Waterloo y después de la misma fue exiliado a la isla de St. Helena donde falleció.
[23]Hitler: Adolf Hitler (1889 -1945 d.C.) el líder famoso de Alemania, dirigió la segunda guerra mundial en contra de los aliados hasta que Berlín se cayó en sus manos. Se suicidó.
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