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El arte de la caligrafía árabe se considera un arte puramente islámico, ya que es una producción de la religión islámica y tiene una relación sólida con su Libro Sagrado. La palabra nunca había sido un arte visible en alguna nación antes de la revelación del Sagrado
El arte de la caligrafía árabe se considera un arte puramente islámico, ya que es una producción de la religión islámica y tiene una relación sólida con su Libro Sagrado. La palabra nunca había sido un arte visible en alguna nación antes de la revelación del Sagrado Corán. Y aunque cada nación tenía su propia lengua y escrituras, estas escrituras hacían sólo sus funciones expresivas por ser consideradas símbolos lógicos para expresar sentidos deseados. Y jamás estos símbolos llegaron a ser un arte estético como pasó con la palabra árabe tras recibir la santidad del Sagrado Corán[1].
Dr. Ismâ‘îl Farûqi[2] dijo:
No encontramos entre quienes pertenecen a todas aquellas culturas -es decir los pueblos de Mesopotamia, los hebreos, los hindúes, los griegos y los romanos…incluso los árabes mismos- a nadie que hubiera intentado descubrir el valor estético de la palabra visible. Así, la escritura era -y mayormente sigue siendo- un proceso crudo sin recibir ningún interés estético en las culturas del mundo. Por ejemplo, en La India, en el Imperio bizantino y en el Occidente cristiano, la escritura seguía reducida a su función expresiva, o sea a ser símbolos lógicos. Su papel era solamente complementario en las artes visuales (de performance) en el cristianismo o en el hinduismo. Es decir, se utilizaban como un símbolo lógico que expresa el contenido de la obra artística. Sin embargo, el surgimiento del Islam abrió nuevos horizontes ante la palabra como un medio para la expresión artística. En realidad, el genio islámico en este sentido es incomparable, ya que esta caligrafía se volvió un tipo de arabesco. Lo podemos considerar, por consiguiente, como una obra artística independiente islámica y pura sin tener en cuenta su contenido intelectual[3].
Esto lo confirma el Dr. Mustafa ‘Abdur-Rahîm cuando dijo: “La caligrafía árabe es el único arte que se estableció siendo puramente árabe sin ser afectado por otros factores…algunos orientalistas dicen: quien quiere estudiar el arte islámico, tiene que dirigirse directamente a la caligrafía árabe”[4].
Las referencias árabes como: Al ‘Iqd Al Farîd, Julâsat Al Azar, Al Bidâiah Ua An-Nihâiah, Al Kâmil, Al Fihrist, Subh Al A‘sha y otros, están de acuerdo en que la caligrafía árabe no fue tratada con el mismo cuidado y la misma pasión por ninguna otra nación poseedora de civilización que los musulmanes[5].
Durante poco tiempo el artista musulmán pudo hallar otra función visual para la palabra aparte de su función auditiva. Y nada más que la palabra entró en este ámbito estético, comenzó su evolución de rápidos pasos que iba al compás del desarrollo del arte de la decoración, e incluso se adelantó a este último. Y había entre ambas artes una estrecha cooperación[6].
Nada indica el cuidado de los musulmanes de este arte original y su creatividad en él mejor que la multiplicidad y la diversidad de sus tipos, como por ejemplo: la caligrafía cúfica[7], la caligrafía Nasj, la caligrafía Zuluz, la caligrafía andalusí, la caligrafía Ruq‘ah, la caligrafía Diuâni, la caligrafía Ta‘lîq (Persa) y la caligrafía Iyâzah.
Y se derivaron de estas caligrafías otros estilos que hicieron que este arte fuera rico y capaz de otorgar y de adaptarse para realizar su papel en todas las condiciones y ocasiones. Por ejemplo, se derivó de la caligrafía cúfica: la caligrafía cúfica Muarraq, Muzahhar, Munhasir, y la Mu‘ash-shaq, Mudhaffar o Muash-Shah. Y se derivó de la caligrafía Diuâni: Yalei Ad-Diuâni. Y se derivó de la caligrafía Zuluz: Yalei Az-Zuluz, etc.[8]
A veces, el artista musulmán introducía más de una caligrafía en la misma pintura; algo que agregó un toque de esplendor y magnificencia e incitó este arte al progreso y a la innovación. Y la competencia en el mismo era como perfeccionamiento y mejoramiento a fin de llegar a la cumbre de la belleza[9].
No obstante, el artista musulmán no se bastó en el arte de la caligrafía con los límites de la letra y de su mejoramiento, sino que avanzó en otra dirección transformando la letra misma en un material decorativo. De este modo, los cuadros de caligrafía se convirtieron en cuadros estéticos decorativos. Y es asombrosa la capacidad del artista musulmán de controlar la imagen, ya que podía cargar la letra con dos funciones a la vez; la función expresiva y la función decorativa. E hizo que la segunda función fuera como una vestimenta para la primera.
Y no era suficiente para el artista musulmán lo que logró de creatividad que alcanzó su auge en el arte de caligrafía, sino que llevó la letra a nuevos horizontes convirtiéndola en un instrumento de un arte plástico y un material eficaz que demostró su capacidad de otorgar. De esta manera, al mirar el cuadro, el ojo se encuentra –a primera vista– ante un dibujo de performance de un cuerpo (ave, animal, fruta o lámpara), pero al fijarse en él se encuentra que la formación no era sino palabras y letras árabes que el artista pudo presentarlas con creatividad. Y mayormente el sentido de estas figuras es de relación estrecha con el aspecto exterior, y en eso radica la creatividad[10].
Así de maravilloso era el patrimonio de los musulmanes en el ámbito de la caligrafía árabe, lo cual la hizo un arte distinguido de la civilización islámica a lo largo de sus épocas y en cada lugar del territorio islámico.
[1] Sâlih Ahmad Ash-Shâmi, Al Fan Al Islâmi Iltizâm Ua Ibdâ‘, Pág. 196
[2] Ismâ‘îl Al Farûqi: (1339-1406 de la Hégira / 1921-1986 d.C.) era uno de los especialistas más destacados en el estudio del Islam en el mundo. Era palestino que realizó el doctorado en la filosofía. Estudió en los Estados Unidos y en Pakistán. Era presidente del Instituto Internacional de Pensamiento Islámico en los Estados Unidos.
[3] La revista de Al Muslim Al Mu‘âsir, número (25), año 1401 de la Hégira.
[4] El suplemento Kuwaití “Al Anbâ’ ”, número (517), fecha 16/7/1986 d.C.
[5] Nâyi Zain Ad-Dîn, Musauir Al Jat Al ‘Arabi, Pág. 315.
[6] Sâlih Ahmad Ash-Shâmi, Al Fan Al Islâmi Iltizâm Ua Ibdâ‘, Pág. 198.
[7]Es la caligrafía utilizada por los musulmanes conquistadores para divulgar su religión y Sharî‘ah, y todos los manuscritos de los Masâhif (Copias del Corán) antecedentes al cuarto siglo de la Hégira eran escritos en dicha caligrafía. La perfeccionaron los eruditos de Kufa. Véase, Nâyi Zain Ad-Dîn, Musauir Al Jat Al ‘Arabi, Pág. 339.
[8] Véase Sâlih Ahmad Ash-Shâmi, Al Fan Al Islâmi Iltizâm Ua Ibdâ‘, págs. 198-199.
[9] Véase Ibíd., Pág. 199.
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