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El Islam dedicó importancia a lo que se pone de vestimenta; ya que la vestimenta limpia y bonita beneficia a quien se la pone tal como a quien vive con él, y hasta a quien lo ve aunque no lo conozca.
El Islam dedicó importancia a lo que se pone de vestimenta; ya que la vestimenta limpia y bonita beneficia a quien se la pone tal como a quien vive con él, y hasta a quien lo ve aunque no lo conozca.
Y cuando el Sagrado Corán habla sobre la gracia de la vestimenta, ordena cubrir los órganos privados, indicando que es un adorno a la vez.
La naturaleza innata inherente al hombre, le incita a cubrir los órganos privados, a diferencia de los animales y las aves. Esta naturaleza innata en sí, es algo hermoso, aunque sea necesario. Pues, cuando Âdam (Adán) comió del árbol con su esposa, se les mostraron sus partes privadas. Y cuando se dieron cuenta de ello, Al-lâh Dice [traducción del significado]: {Y comenzaron a cubrirse con hojas del Paraíso}[1]; “lo que indica que son los ‘Auarât (plural de ‘Aurâh) [órganos privados] que el hombre tiene vergüenza de mostrarlos por naturaleza, y no los muestra y revela sino en caso de la corrupción de esta naturaleza innata”[2].
Entonces, la vestimenta se considera una parte de la naturaleza innata y una necesidad inculcada en el alma del hombre, lo cual es una gracia de Al-lâh (Glorificado Sea), pero Él Llama nuestra atención a la gracia de la belleza que alberga [la vestimenta] también, y luego nos Incita a mejorar lo interior, pues Dice [traducción del significado]: {¡Oh, hijos de Âdam (Adán)! Os Hemos provistos con vestimentas para que os cubráis y os engalanéis con ellas. Y [sabed que] es mejor engalanar vuestros corazones con la piedad. Esto en un signo de Al-lâh para que recapaciten.}[3].
Una de las primeras aleyas que fueron reveladas del Corán, es: Al-lâh Dice [traducción del significado]: {Purifica tus vestimentas.}[4]. Y qué maravilloso es el interés del Islam –desde el primer día en el que fue revelado a los hombres– por su aspecto exterior [de los hombres] tanto como su interior. Ya que relaciona el Tauhîd [monoteísmo islámico] con la higiene del hombre, pues Al-lâh Dice [traducción del significado]: {Proclama la grandeza de tu Señor, purifica tus vestimentas.}[5]. Así que la purificación aquí, refiere a la vestimenta tal como los pecados y las desobediencias. Ibn Kazîr dijo: “Quizá la aleya albergue el sentido de la purificación de lo exterior y del corazón; ya que los árabes nombran el corazón también vestimenta”[6].
Al-lâh (Glorificado Sea) Incita a engalanarse, Diciendo [traducción del significado]: {¡Oh, hijos de Âdam (Adán)! Cubríos [para rezar] y engalanaos cuando acudáis a las mezquitas. Y comed y bebed con mesura, porque Al-lâh no Ama a los inmoderados.}[7]. Además, la aleya reprocha a quien no lo hace, pues Al-lâh Dice [traducción del significado]: {Diles [¡Oh, Muhammad!]: ¿Quién os ha prohibido engalanaros y beneficiaros de todo lo bueno que Al-lâh os Ha proveído?}[8].
Y cuando el Profeta (sal-lal-lâh ‘alaihi wa sal-lam) vio a un hombre poniéndose ropa sucia, dijo: “¿Acaso éste no encontró agua para lavar su vestimenta?”[13].
También al Profeta (sal-lal-lâh ‘alaihi wa sal-lam) le agradaba la ropa blanca y recomendaba ponérsela, así que decía: “Poneos la ropa blanca, ya que es mejor y más pura.”[14]
En la vida del Profeta (sal-lal-lâh ‘alaihi wa sal-lam), hay dos situaciones que merecen ser contempladas: una situación de un hombre que ama la belleza y procura mantenerla hasta tal punto que llegó a temer alcanzar el límite de la arrogancia, y otra situación de un hombre que no le da importancia alguna.
Ibn Mas‘ûd (que Al-lâh Esté compalcido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâh ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “No ingresará al Paraíso quien tiene en su corazón el peso de un átomo de arrogancia”. Así que un hombre dijo: “Pero al hombre le gusta ponerse ropa y zapatos elegantes”. El Profeta (sal-lal-lâh ‘alaihi wa sal-lam) dijo entonces: “Al-lâh (Glorificado Sea) Es Hermoso y Le Gusta la hermosura, mientras que la arrogancia es negar la verdad y despreciar a la gente”[15].
Es la ecuación precisa que el Islam estableció, la cual es mantener la belleza y el adorno, teniendo cuidado que esto no afecte al alma, incitándola a la arrogancia. Es digno de notar que la arrogancia es mirar a la gente desde arriba, y que el alma se infle a costa de los demás. No hay inconveniente en engalanarse de la mejor forma; porque Al-lâh (Glorificado Sea) Ama la hermosura, pero tenga cuidado de caer en la arrogancia, aunque sea un solo átomo de ella, porque esto le privará de ingresar al Paraíso.
Sin embargo, este asunto no tiene que incitar a renunciar a la hermosura en total, con fin de evitar la sospecha o adoptar lo más seguro [O sea para no caerse en la arrogancia]. Y aquí, presentamos la segunda situación que Abu Al Ahuas (que Al-lâh Esté compalcido con él) narró (bajo la autoridad) de su padre, quien dijo: “Me fui al Profeta (sal-lal-lâh ‘alaihi wa sal-lam) poniéndome una vestimenta destartalada. Por lo tanto, me preguntó: “¿Acaso posees dinero?”. Respondí: “¡Sí!”. Así que preguntó: “¿Qué tipo de dinero es?”. Contesté: “Al-lâh (Glorificado Sea) me Concedió camellos, corderos, caballos y esclavos”. Luego me dijo: “Entonces, debido a que Al-lâh (Glorificado Sea) te Concedió dinero, se debe ver el efecto de Su gracia y otorgación sobre ti.”[16].
De esta forma, el Islam pone una línea general de moderación entre la exageración y la negligencia, entre la arrogancia y la fealdad. Ya que Al-lâh (Glorificado Sea) Es Hermoso y Ama la hermosura, y a la vez Le gusta ver el efecto de Su gracia sobre Su siervo, pero Priva a quien posee un átomo de arrogancia de ingresar al Paraíso.
El Profeta (sal-lal-lâh ‘alaihi wa sal-lam) se ponía la vestimenta más hermosa. Y supimos eso cuando Ibn ‘Abbâs (que Al-lâh Esté compalcido con él) se fue como mensajero de ‘Ali ibn Abi Tâlib (que Al-lâh Esté compalcido con él) para dialogar con los Jauâriy Harûriah y convencerles de la verdad. Así que merece la pena reflexionar en su actitud de elegir la vestimenta más elegante para esta misión. Abu Dâûd (que Al-lâh Esté compalcido con él) narró que Ibn ‘Abbâs (que Al-lâh Esté compalcido con él) dijo: “Cuando los Harûriah aparecieron, nos dirigimos a ‘Ali (que Al-lâh Esté compalcido con él), quien dijo: “Vete a aquella gente”. Por lo tanto, me puse la mejor vestimenta yemení que poseía -Abu Zumail dijo: Ibn ‘Abbâs (que Al-lâh Esté compalcido con él) era un hombre hermoso y de buena apariencia-. Ibn ‘Abbâs (que Al-lâh Esté compalcido con él) dijo: “Por lo tanto, me fui a ellos. Así que me dijeron: “¡Bienvenido, oh Ibn ‘Abbâs! ¿Qué es esta vestimenta?”. Respondí: “¡No me critiquéis! Yo vi al Profeta (sal-lal-lâh ‘alaihi wa sal-lam) poniéndose la mejor vestimenta”[17].
Debido a la importancia del asunto de la vestimenta y de su limpieza, el Profeta (sal-lal-lâh ‘alaihi wa sal-lam) desfavoreció que el musulmán vaya a la oración –sobre todo el viernes- poniéndose vestimenta sucia. Hasta que recomendó a quien ejerce una profesión donde se ensucia la ropa, dedicar otra vestimenta limpia para el día viernes. Así que dijo: “¡¿Cuál sería el daño si alguno de vosotros dedique para el día viernes dos vestimentas fuera de las otras dos con la cual ejerce su profesión?!”[18].
El Fiqh (Jurisprudencia islámica) considera la vestimenta como algo impuro, simplemente cuando le toque algo de impureza; como: orina, excremento y sangre. Y la oración no será válida sino después de eliminar esta impureza, aunque sea poca. Ahmad ibn Hanbal dijo sobre quien lleva una vestimenta a la que le tocó orina o excremento: “Repite la oración, aunque le haya tocado poco o mucho”. O sea poca o mucha impureza[19].
También Al Manâui resumió aquella cuestión cuando dijo: “La limpieza de la vestimenta y del cuerpo, es exigida por la razón, la Sharî‘ah (Ley islámica) y por la costumbre. Sin embargo, la vestimenta del Sheij del Islam Al Burhân ibn Abi Sharîf era muy pura, limpia y blanca, hasta que superó la vestimenta de los reyes de su época, como si hubiera alguna luz. La limpieza incrementa el respeto y la estimación de la persona; sin embargo, un grupo de pobres fueron negligentes en esto, hasta que la vestimenta de alguno de ellos llegó a ser criticada por la razón, la costumbre y casi menospreciada por la Sharî‘ah. Satanás sedujo a algunos, haciéndole abandonar la higiene bajo el pretexto de “Limpie tu corazón antes de tu vestimenta”, y eso no para aconsejarlo sino para hacerle negligente en cumplir con las Órdenes de Al-lâh (Glorificado Sea) y de Su Mensajero, y hacerle fallar en el cumplimiento del derecho de su huésped y de los lugares de reuniones grupales donde se exige la higiene. Y si hubiera ejecutado la limpieza, habría encontrado que la purificación de lo exterior ayuda a la de lo interior. Y por lo tanto, fue mencionado que jamás se vio al Profeta (sal-lal-lâh ‘alaihi wa sal-lam) con vestimenta sucia, como fue citado en (el libro de) Al Mauâhib y otros. Y fue dicho: “Porque no se veía sino en buen aspecto”[20].
[1] [Corán 7:22].
[2] Said Qutb, Fi Dhilâl Al Qur’ân 3/1269.
[3] [Corán 7:26].
[4] [Corán 74:4].
[5] [Corán 74:3-4].
[6] Ibn Kazîr, Tafsîr Al Qur’ân Al ‘Adhîm 8/263.
[7] [Corán 7:31].
[8] [Corán 7:32].
[9] [Corán 7:31].
[10] [Corán 6:72].
[11] [Corán 7:31].
[12] Ar-Râzî, At-Tafsîr Al Kabîr, 14/232.
[13] [Abu Dâûd (4062)][Al Albâni: Sahîh (auténtico), As-Silsilah As-Sahîhah (493)].
[14] [Ahmad (20166-20213-20231)][Al Albâni: Sahîh, Al Yâmi‘ As-Saguîr (2115)].
[15] [Muslim (91)].
[16] [An-Nasâ’i (5224)][Al Albâni: Sahîh, Sahîh Al Yâmi‘ (254)].
[17] [Abu Dâûd (4037)][Al Albâni: Hasan, Isnad Sahîh (At-Ta‘lîq ‘Alâ’ Abu Dâûd)].
[18] [Abu Dâûd (1078)][Ibn Mâyah (1096)][Al Albani: Sahîh, (At-Ta‘lîq ‘Alâ’ Abu Dâûd ua Ibn Mâyah)].
[19] Véase: Masâ’il Al Imâm Ahmad, pág. 41. Y esta es la opinión de otros ‘Ulamâ’ y alfaquíes.
[20] Al Munâui, Faid Al Qadîr 2/285.
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