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La influencia de los musulmanes en el Occidente en el área de las ciencias: medicina, farmacia, matemáticas, química, óptica, geografía, astronomía, etc., era de los aspectos que tuvieron el efecto más profundo en la civilización europea; hasta que muchos occidentales
La influencia de los musulmanes en el Occidente en el área de las ciencias: medicina, farmacia, matemáticas, química, óptica, geografía, astronomía, etc., era de los aspectos que tuvieron el efecto más profundo en la civilización europea; hasta que muchos occidentales justos reconocieron que los musulmanes siguieron siendo los profesores de Europa durante un periodo no inferior a 600 años.
Y de los aspectos de esta influencia, mencionamos: traducir los libros de los científicos musulmanes más que una vez, y depender de los mismos como referencias principales a lo largo de varios siglos para enseñar en las universidades occidentales. Ya que –por ejemplo– mientras los musulmanes alcanzaron la cumbre en la medicina, la iglesia europea prohibía el tratamiento; porque consideraba la enfermedad (como un castigo de Al-lâh (Glorificado Sea)), pero después aprendieron la medicina y el tratamiento a través de la traducción de los libros de Avicena, Ar-Râzi y otros. Así que -por ejemplo- fue traducido el libro llamado (Al Qânûn “La Ley”) de medicina, escrito por Avicena en el siglo XII, el cual tuvo varias ediciones; para que fuera la base de los estudios en las universidades de Francia e Italia[1].
Además, la revista llamada “el correo de la UNESCO” mencionó en el año 1980 d.C., que el libro de “Al Qânûn” de medicina escrito por Avicena se enseñó en la universidad de Bruselas hasta el año 1909 d.C., y el artículo fue comentado por el escritor Osler[2] quien dijo: “El libro de Al Qânûn siguió como única referencia en la medicina más que cualquier otro libro, y se realizaron quince ediciones del mismo en los últimos treinta años del siglo XV”. También agregó: “Avicena habilitó a los científicos occidentales para comenzar su revolución científica en el ámbito de la medicina, la cual comenzó efectivamente en el siglo XIII, y alcanzó su fase principal en el siglo XVII”[3].
Y como el libro de “Al Qânûn” de medicina, también se tradujeron los libros de “Al Hâui” y “Al Mansûri” escritos por Ar-Râzi, y eso fue a los fines del siglo XIII. Como acto de inmortalizar su nombre y reconocer su mérito, la universidad estadounidense de Princeton llamó su sección más grande con su nombre: ‘Ar-Râzi’.
Por otra parte, las investigaciones de Abu Ar-Raihân Al Bairûni influyeron bastante en la densidad relativa en la civilización occidental, mientras que Al Jâzini representaba una clave científica respecto a Torricelli en la investigación sobre el peso y la densidad del aire y la presión que produce. También Al Jâzini inventó una balanza para pesar los objetos en el aire y en el agua, la cual fue utilizada por Europa hasta la era medieval, aparte de que los europeos se beneficiaron de la precisión de las balanzas de los musulmanes en el ámbito de la densidad relativa, el peso del aire, la palanca y la gravedad.
Y en cuanto al libro de Al Jâzini llamado (Mizân Al Hikmah [La balanza de la sabiduría]); fue una referencia de mucho beneficio para los científicos occidentales; ya que fue traducido del árabe a varias lenguas.
También fueron traducidos libros de Yâbir ibn Haiân, Al Hasan ibn Al Haizam “Alhacén” y Al Juârizmi, los cuales siguieron como referencia para Europa durante siglos.
El erudito orientalista L.A. Sedillot dijo: “Si investigamos en lo que los latín hablantes copiaron de los árabes al principio, encontraremos que Gerberto nombrado como el Papa Silvestre II, nos introdujo entre el año (359 de la Hégira - 970 d.C.) y el año (369 de la Hégira - 980 d.C.) lo que aprendió en Al-Ándalus de conocimientos matemáticos. Mientras que Ohylard, el inglés, viajó entre el año (493 de la Hégira - 1100 d.C.) y el año (522 de la Hégira - 1128 d.C.) a Egipto y Al-Ándalus, así que tradujo del árabe el libro llamado “Al Arkân (Los elementos)” escrito por Euclides, el cual era desconocido por el Occidente. También Platón de Tivoli tradujo del árabe el libro llamado (Al Akar) escrito por Teodosio. Mientras que Rodolfo de Perugia tradujo del árabe el libro llamado la (“Geographia) escrito por Ptolomeo. También Leonardo de Pisa escribió un libro cerca del año (596 de la Hégira - 1200 d.C.) sobre el álgebra que aprendió de los árabes. Asimismo, Kinianus An-Nabri, en el siglo XIII, tradujo de los árabes el libro de Euclides de una buena forma, explicándolo. También Jagellón el polaco, tradujo el libro llamado (Al Basriât [La óptica]) escrito por Al Hasan ibn Al Haizam en aquel siglo. Además, Gerardo de Cremona publicó en aquel siglo la verdadera astronomía por su traducción del “Almagesto” escrito por Ptolomeo, “Ash-Sharh (La explicación)” escrito por Yâbir, etc. Mientras que en el año (648 de la Hégira / 1250 d.C.), Alfonso X de Castilla ordenó publicar los Zij astronómicos que portaban su nombre. Y Roger I estimuló el aprendizaje de las ciencias de los árabes en Sicilia, sobre todo el libro de Al Idrîsi, también el emperador Federico II incitó al estudio de las ciencias y las literaturas de los árabes. Así que los hijos de Averroes se quedaban en el palacio de este emperador; para enseñarle la historia de las plantas y de los animales[4].
Y se nota claramente de las palabras de L.A. Sedillot, que los musulmanes no solamente transmitieron sus ciencias a los europeos, sino que contribuyeron fuertemente a que éstos conocieran la historia de sus abuelos griegos, que estaban aislados totalmente de ellos.
Y así era la influencia en todos los campos y ámbitos de las ciencias.
En cuanto a la influencia de las industrias islámicas en Europa –la cual se clasifica bajo varias categorías de las ciencias–; hubo la industria de los papeles, que los musulmanes tenían el mérito de publicarla a nivel mundial en aquel tiempo; teniendo en cuenta si no fuera por dicha industria, no se habrían desarrollado las ciencias, ni se habría activado el movimiento de la registración, ni Europa se habría civilizado.
Pues, los musulmanes trasladaron un grupo de prisioneros de China a Samarcanda alrededor del siglo VIII d.C.; y entre ellos, estaba quien dominaba la fabricación de papeles. Así que por medio de ellos, apareció dicha industria, y floreció en Samarcanda; después, se introdujeron mejoramientos a la misma. Ya que el lino y el algodón se volvieron la materia principal de su fabricación; y a consecuencia de eso, apareció el papel fino, el cual es el mejor tipo de papeles. Y debido a que el papiro era caro, hubo una fuerte demanda del nuevo papel, hasta que el califa abasí Al Mansûr –conocido por su pasión por el ahorro y no malgastar– ordenó a los cuerpos de su Estado no utilizar el papiro, y bastarse con el papel normal por su precio barato[5].
Así que las fábricas de papel aparecieron en Bagdad en la era de Ar-Rashîd, después aparecieron en Damasco y Trípoli, y después en Palestina y Egipto. Luego, dicha industria se trasladó a Marruecos, y de allí a Sicilia y a Al-Ándalus. Hasta que el Occidente conoció esta industria, la cual en realidad es uno de los pilares de la cultura y de la vida espiritual. Y de esta forma, los musulmanes comenzaron una nueva época donde el conocimiento ya no se reducía a una cierta clase de gente, sino que –como dijo Sigrid Hunke– se volvió algo común entre todos, y un llamado para toda la gente a fin de que pensara e hiciera trabajar la mente[6].
Encima, los turistas, visitantes, peregrinos, comerciantes y buscadores de conocimiento, iban de sus países en Europa hacia Barcelona y Valencia, donde se fabricaba el papel fino –como Al Idrîsî mencionó– para regresar llevando cantidades de este papel, el cual no tenía absolutamente paragón en todo el mundo[7].
Sigrid Hunke dijo: “La construcción de los molinos de papel, era una especialización árabe que fue realizada por los árabes mismos; y también, concedieron a Europa todos los tipos de molinos hidráulicos y de viento[8].
Y aparte de la industria de papel, hubo también la industria de la brújula, cuyo invento respecto a algunos europeos se atribuye a un italiano llamando Flavio Gioia, a lo que Sigrid Hunke responde diciendo que este italiano “conoció esta máquina a través de los árabes (musulmanes)”[9].
Sin embargo, “los investigadores se pusieron en desacuerdo sobre si los árabes fueron los primeros en utilizarla o la copiaron de los chinos; ya que L.A. Sedillot rechazó la idea de que los chinos utilizaban la brújula, aunque hasta el año 1850 d.C. seguían creyendo en que el Polo sur de la Tierra era un fuego ardiente, mientras que él confirmó que los árabes (musulmanes) fueron los primeros en utilizarla, y también fue apoyado por Sarton. Pues, todos confirman el uso de los árabes de la misma, y que Europa la copió de ellos”[10]. Y no hay duda alguna sobre la influencia de la brújula en la vida de los europeos en general.
[1] Véase: Gustave Le Bon, La Civilisation des Arabes (La civilización de los árabes), pág. 490.
[2] Sir William Osler: un médico canadiense. Se considera uno de los símbolos de la medicina en la época moderna, y fue descrito por el padre de la medicina moderna. También era especialista en la patología, era maestro, diagnosticaba enfermedades y era culto e historiador.
[3] La revista de “El correo de la UNESCO”, edición octubre, año 1980 d.C.
[4] Transmitido de Mustafa As-Sibâ‘i, Min Rauâ’i‘ Hadâratina, pág. 42.
[5] Sigrid Hunke, Allahs Sonne über dem Abendland (El sol de Allah brilla sobre Occidente), pág. 46, y Hâni Al Mubârak y Shauqi Abu Jalîl, Daur Al Hadârah Al ‘Arabiah Al Islâmiah Fi An-Nahdah Al ‘Urûbiah [El papel de la civilización árabe-islámica en el renacimiento europeo], pág. 57.
[6] Sigrid Hunke, Allahs Sonne über dem Abendland, pág. 57.
[7] Ibídem, pág. 44.
[8] Ibídem, pág. 45.
[9] Ibídem, pág. 47.
[10] Anuar Ar-Rifâ‘i, Al Insân Al ‘Arabi Ua Al Hadârah [El hombre árabe y la civilización], pág. 487.
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