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El florecimiento del arte musulmán es uno de los fenómenos más rápidos jamás vistos en la Historia...
El florecimiento del arte musulmán es uno de los fenómenos más rápidos jamás vistos en la Historia.
De esta forma, los monumentos de El Cairo y Córdoba pueden ser confundidos con los de Samarkanda o los de Delhi. El sobrio balance de los planos y de los volúmenes y la moderación arquitectónica de los monumentos de Alepo y Damasco, son diferentes a la exuberante fantasía de los palacios de Granada y de Sevilla.
La inteligencia abstracta de los hombres del desierto encuentra su expresión en las líneas geométricas del arabesco. Los azulejos esmaltados y floreados de Ispahan reflejan los sueños poéticos del Irán.
Pero esta diversidad no impide la unidad.
Las mezquitas, el arte sagrado de los musulmanes, nos atestiguan el carácter monumental y el esplendor ornamental del pasado arquitectónico del Islam.
La influencia que ejerció sobre la arquitectura de las iglesias y castillos medievales es algo indiscutible.
La España medieval aceptó plenamente la mayoría de las tradiciones artísticas de AAndalucía, que había estado bajo la directa ocupación de los árabes. La influencia sobre el arte italiano fue considerable, como resultado del asentamiento de los árabes en Sicilia. A Francia llegó por Septimanía. Las obras de Emile Male, una autoridad en esta materia, señala su importancia.
Mezquita de Córdoba desde el aire (Córdoba, España)
La influencia de la mezquita de Córdoba es evidente en Notre Dame de Puy: “No puede ser pura casualidad que se vea el arco de trébol en la Catedral de Puy junto con el arco multilobulado, el arco de herradura y el arco de piedra bicolor de la Mezquita de Córdoba. El origen oriental de todas estas formas está afirmado por los caracteres árabes que enmarcan la entrada. La fachada multicolor, el doble arco, que es tan característico de la Mezquita de Córdoba y las pecinas, nos recuerdan a Andalucía (A. Fikry: L’Art roman du Puy et les influences islamiques, París,1934).
Ya tuvimos ocasión de mencionar la influencia musulmana sobre las artes industriales. Es en las “artes menores “donde es mayor esta influencia. Los objetos de lujo hechos por los diestros artesanos del Islam deslumbraron los ojos de los occidentales. Muchos de estos objetos todavía se conservan en los tesoros reales o eclesiásticos.
Las copas y jarros tallados en cristal de roca y las cristalerías esmaltadas en colores brillantes, gozaron de especial popularidad, así como el repujado en cuero, armas, alfombras y tejidos, especialmente las sedas, siendo las más hermosas utilizadas en los vestidos reales y sacerdotales, tales como el manto llevado en la coronación de los emperadores del sacro germánico o la esplendida casulla que puede verse en el Museo de Artes Decorativas de París.
( El tejido llamado damasco toma su nombre de la ciudad de Siria de este mismo nombre: Damasco; la muselina debe su nombre a Mosul, balaquín viene de Bagdad; y el tafetán es un nombre persa).
La influencia musulmana no estuvo en vigor solamente en las artes industriales.
Vamos como F. Diez, en su erudita obra sobre el arte musulmán describe la influencia que, según él ejerció en Europa la escultura selyudices de personajes vivos, la gran importancia artística de este adorno turco-islámico, que incorporaba esculturas de personajes vivos en su difusión en el Norte de Europa.
La explicación de este estilo ornamental a finales de la Edad Media, tiene su origen en el desplazamiento de las rutas comerciales del mundo del Sur al Norte como resultado de las migraciones turcas y de su constante avance hacia el Oeste. Una de las rutas comerciales desde Asia Menor hacia el Norte, bordeando el Sur de los Urales o bien atravesándolos, después a través de Alemania Oriental y el mar Báltico llegaba hasta Inglaterra. Ciudades comerciale como Hamburgo, Lubeck, Riga y Novgorod, se fundaron durante la segunda mitad del siglo XII.
Las ciudades de Vladimir y Sudal, el Este de Moscú, superaron a Kiev en importancia.
Las fachadas de las iglesias en estas dos ciudades atestiguan todavía la gran influencia del estilo turco-islámico en Europa
(F. Diez Kunst der islamichen volker, Berlín, 1915)
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