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Soy psiquiatra y mi trabajo me permite ver la otra cara de la sociedad y mezclarme con diferentes tipos de gente...
Soy psiquiatra y mi trabajo me permite ver la otra cara de la sociedad y mezclarme con diferentes tipos de gente, tanto mujeres como hombres. La naturaleza de quienes trabajan en ramos como el mío requiere que nos preocupemos por los problemas de la gente. Podemos ir por la calle y notar cosas que los otros transeúntes no ven. Espero sinceramente que los estudiosos y aquellos que convocan al Islam pongan atención a tales cuestiones y propongan las soluciones correspondientes. Su papel sería más importante que el de los médicos o policías porque la infracción de las doctrinas islámicas es el factor clave detrás del surgimiento de dichas enfermedades.
Era necesario escribir esta introducción para que al lector no le parezca extraño lo que voy a decir, especialmente lo referente a las consultas que damos en la clínica a las mujeres para escuchar sus problemas, ya que resulta esencial enterarse y discutir dichos problemas para poder iniciar un tratamiento.
Después de esto, reanudaré lo que estaba diciendo sobre las occidentales y el matrimonio. Al principio de mi estancia en Gran Bretaña, estaba sumamente sorprendido de que las mujeres mantuvieran a los hombres. No era inusual ver este tipo de situación cuando iba en el tren o entraba a algún restaurante; además de que no existe el término “generosidad” en el diccionario moral de los occidentales.
Poco después, mi asombro se disipó y mis pacientes me explicaron las causas de tal fenómeno. Según lo que me dijeron, a los hombres no les gusta atarse mediante un contrato matrimonial, sino que prefieren lo que ellos llaman una “novia”, y las mujeres tienen un “novio”. De hecho, esto no es sino una distorsión de un concepto tan noble como la amistad o el compañerismo, dado que estos implican sinceridad, amor, magnanimidad, generosidad, fidelidad y nobleza.
El novio puede vivir con su novia sin mantenerla durante meses o incluso años, y en muchos casos ella es la que lo mantiene. Él puede irse de la casa cuando desee o puede correrla de su casa si estaban viviendo en casa de él. Por tal motivo, las mujeres viven en gran miedo y ansiedad. La mujer teme que su novio pueda encontrar otra mujer y terminar con ella, y que ella tal vez no logre encontrar otro novio.
Ya que los ejemplos dicen más que las palabras, os contaré de un caso que he elegido entre muchos que reflejan la situación de las mujeres en Occidente. En una clínica psiquiátrica vi a una chica de una veintena de años que estaba devastada psicológicamente. Después de un tiempo, comenzó a sentirse un poco mejor y logró hablar con claridad. Le pregunté sobre su vida y me dijo llorando: “Mi único problema es que me preocupa y temo que mi novio rompa conmigo en cualquier instante. No puedo pedirle que se case conmigo porque tengo miedo de cómo vaya a reaccionar. Alguien me aconsejó que me embarazara con la esperanza de que así me propusiera matrimonio. Tuve al bebé, y pienso que soy bonita, como puede ver. Además, hago todo lo que puedo: le sirvo y lo mantengo; pero ni aun así he logrado convencerlo de que nos casemos, y por eso me enfermé. La causa de mi infelicidad es que me siento sola dentro de la sociedad; no tengo marido que me ayude a enfrentarme a las dificultades de la vida. Tengo familia; pero no son gran ayuda. Desearía no haber tenido a mi hijo, pues no quiero que sufra en esta vida igual que yo.”
El caso de esta mujer no es nada fuera de lo normal en Occidente. Al contrario, quienes logran llevar una vida tranquila son los anormales. No obstante, los occidentales critican a los musulmanes diciendo que nuestras mujeres llevan una vida mísera. No nos interesa lo que piensen de nosotros, ni les pedimos que se comporten. Solo deseamos que las musulmanas le agradezcan a Al-lah Todopoderoso por la bendición del Islam. Las mujeres de la era pre-islámica eran humilladas, y el Islam llegó para elevar su estatus. Es gracias a Al-lah Todopoderoso que es deber del hombre encontrar a la mujer y pedirle matrimonio, lo cual ella puede aceptar o declinar. Además, la familia de la mujer tiene gran influencia en su matrimonio. En el Islam, la mujer lleva una vida honorable y digna tanto en casa de su esposo como en casa de su padre; y los hombres deben mantenerla. De hecho, en algunos países musulmanes los hombres se quejan por las dotes y costos excesivos que se les exigen para poder tener una esposa. Al-lah Todopoderoso Dice (lo que se interpreta en español): {[Los beduinos] Creen haberte hecho un favor al abrazar el Islam. Diles [¡Oh, Muhammad!]: No creáis que es así. En verdad, si sois sinceros [al decir que habéis creído] sabed que Fue Al-lah Quien os Hizo el favor de guiaros a la fe.}[Corán 49:17]
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