Short Description
Ninguna época, tanto en el pasado como en el presente, carece de quien establezca la Evidencia a favor de Al-lâh (Glorificado Sea), y así será hasta la Hora...
El Profeta Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “Soy [el cumplimiento de] la súplica de Ibrâhîm [Abraham] (la Paz sea con él)…y el último que dio la buena nueva de mi venida fue ‘Isâ hijo de Mariam [Jesús hijo de María] (la Paz sea con él)”.[1]
Las Escrituras de la Torá existentes hoy en día en las manos de sus seguidores albergan muchas pruebas, evidencias y testimonios que confirman la veracidad del Profeta Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) en su llamado y Mensaje, y que él es el Último de los mensajeros y el enviado como misericordia para los mundos. Esto establece la evidencia contra los seguidores de estos Libros y reafirma la fe de los creyentes.
Los judíos intentaron con toda su voluntad, potencial y esfuerzo ocultar la luz que tienen entre sus manos, de modo que tergiversaron y modificaron la Torá, el Libro de Al-lâh (Glorificado Sea). Y entre las cosas cuya realidad ocultaron y aspecto distorsionaron, estaban las buenas nuevas divinas relativas a la venida del Último Profeta Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) por su creencia de que ninguna otra nación fuera de ellos, podría orientar al mundo, como es deseable, hacia el Camino Verdadero de Al-lâh (Glorificado Sea). Y debido a que el Último Profeta es descendiente de Ismâ‘îl [Ismael] (la Paz sea con él) y no es descendiente de Ishâq [Isaac] (la Paz sea con él) como solía ser, aumentó mucho más su odio original, de manera que procuraron con todo su potencial deformar la realidad sobre el Último Profeta Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) y sobre la verdadera religión del Islam.
Y de estas pruebas: Se cuenta en la Torá que cuando Hâgar [Agar] huyó de Sârah [Sara], la halló el ángel “Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas? Ella respondió: Huyo de delante de Sarai, mi señora. Le dijo el Ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora y ponte sumisa bajo su mano. Le dijo también el Ángel de Jehová: Multiplicaré tanto tu descendencia, que por ser tanta no podrá ser contada. Y añadió el Ángel de Jehová: Has concebido y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael porque Jehová ha oído tu aflicción. Será un hombre fiero, su mano se levantará contra todos y la mano de todos contra él; y habitará delante de todos sus hermanos”[2].
Ibn Al Qaiem dijo:
…Y es sabido que la mano de los hijos de Ismâ‘îl (la Paz sea con él) antes de la venida de Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) (con su Mensaje), no estaba sobre la mano de los descendientes de Ishâq (la Paz sea con él) [es decir, no tenían mérito ni poder sobre ellos], sino que los hijos de Ishâq (la Paz sea con él) dominaban la Profecía y el Libro. Y cuando éstos fueron a Egipto en la época de Yûsuf [José] (la Paz sea con él) con Ya‘qûb [Jacobo] (la Paz sea con él), la mano los descendientes de Ismâ‘îl (la Paz sea con él) no estaba sobre su mano. Después salieron de Egipto cuando Mûsâ [Moisés] (la Paz sea con él) recibió el Mensaje, y se consideraban los más dignos entre los habitantes de la Tierra en la época de Mûsâ (la Paz sea con él) y tampoco alguien tuvo mano sobre la suya, y por lo tanto siguieron a Yûsha‘ [Josué] hasta la época de Dâûd [David] (la Paz sea con él) y el reino de Sulaimân [Salomón] (la Paz sea con él); el rey que tuvo una potencia que jamás alguien tuvo, y tampoco la mano los descendientes de Ismâ‘îl (la Paz sea con él) estaba por encima de la suya. Después Al-lâh (Glorificado Sea) Envió a Mesías, a quien negaron y desmintieron, por lo tanto fueron derrocados por dicho acto, se arruinó su reino, no se recuperaron más, y Al-lâh (Glorificado Sea) los dispersó en la Tierra en comunidades bajo el mandato bizantino y persa y bajo otros mandatos, y tampoco la mano de los descendientes de Ismâ‘îl (la Paz sea con él) estaba sobre la suya en esta condición, ni sobre la mano de todos, hasta que Al-lâh (Glorificado Sea) Envió a Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) con Su Mensaje y lo Dignificó convirtiéndolo en un Profeta. Y a causa del Mensaje enviado, la mano de los descendientes de Ismâ‘îl (la Paz sea con él) se volvió por encima de todos. De esta forma, ningún poder en la Tierra fue más fuerte que el de ellos, de manera que superaron el dominio de los persas, los bizantinos, los turcos y los dailamitas, así como los judíos, cristianos, Mâyûs [adoradores del fuego], sabeos e idólatras. Y de esta forma se aclara la interpretación de Su dicho en la Torá: “su mano se levantará contra todos y la mano de todos contra él”. Esta condición seguirá hasta el fin de los tiempos.
Los judíos dijeron: “Nosotros no negamos eso, pero esta es una buena nueva de su dominio y poder y no de su Profecía y Envío con el Mensaje”. Los musulmanes les responden: “El poder se divide en dos tipos: uno que no está acompañado con Profecía, sino que es un poder tirano y autoritario; y otro que es de un profeta. Y la buena nueva no se refiere al primer tipo, sobre todo si el poderoso se proclama profeta y receptor del Mensaje mientras que es embustero e inventa mentiras acerca de Al-lâh (Glorificado Sea), pues entonces será uno de los más malvados, perversos e incrédulos entre la gente. Y acerca del poder de dicha persona jamás se da la buena nueva, sino que, por el contrario, se advierte sobre la tentación que causaría, como en el caso del anticristo, y sería peor que Senaquerib, Nabucodonosor II y los reyes opresores y libertinos, que inventan mentiras acerca de Al-lâh (Glorificado Sea). Entonces, en este caso la noticia no se consideraría una buena nueva, ni alegraría a Hayar [Agar] (la Paz sea con él) ni a Ibrâhîm [Abraham] (la Paz sea con él) y nadie daría una buena nueva de eso. Tampoco se consideraría una recompensa a Hayar por su sumisión y humildad, ni una respuesta de Al-lâh (Glorificado Sea), Quien Oyó su queja y Honró a este recién nacido encomendándole la dirección de una Ummah (nación) grandiosa. Esto, si fuera como lo interpretan los negadores, sería como si se dijera: “Darás a luz a un opresor, injusto y tirano que oprimirá a la gente ilegítimamente, asesinará a los amigos íntimos de Al-lâh (Glorificado Sea), tomará cautivas a sus mujeres, se apoderará injustamente de su dinero, tergiversará las religiones de los Profetas e inventará mentiras sobre Al-lâh (Glorificado Sea), etcétera”. Entonces quien interprete esta buena nueva de esta forma estará entre los que más calumnian a Al-lâh (Glorificado Sea). Sin embargo este acto no suena extraño siendo cometido por la nación de la ira, asesinos de los Profetas y gente calumniadora[3].
A pesar de estas distorsiones consecutivas en la Torá a lo largo de las épocas, quedaron algunos textos que indican claramente la existencia del último Profeta sobre el cual Mûsâ (la Paz sea con él) dio la buena nueva ¡y de cuya nación quería que fuera!
Ibn Taimiiah dijo: “Yo vi copias del Libro de los Salmos donde se declaraba la Profecía de Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) mencionando su nombre. También vi otra copia del Libro de los Salmos donde no encontré eso; entonces no hay impedimento de que en algunas copias haya ciertos atributos del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) que no están en otras”[4].
Según algunas de estas declaraciones o buenas nuevas, cuando Babilonia cayó en manos de los persas en el año (538 A.C.), se les permitió a los judíos volver a Palestina después de haber sido presionados por el famoso líder caldeo Nabucodonosor II-. También les fue permitido reconstruir Jerusalén y el Templo. Cuando se colocaron los pilares para construir el nuevo Templo, se alzaron gritos de júbilo entre los judíos, y durante dicha ocasión Al-lâh (Glorificado Sea) Envió al Profeta Hageo (la Paz sea con él), quien les dijo: “Haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, dice Jehová de los ejércitos. Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos. La gloria de esta casa postrera será mayor que la de la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos”[5].
Los comentaristas judíos y cristianos dedicaron una importancia suprema al doble compromiso que alberga la buena nueva recién mencionada. Ambos [grupos] comprenden la palabra “Deseado” [Literalmente en el texto hebreo: Himdah] como una profecía judeocristiana, aunque si esta profecía se interpreta a base del sentido abstracto de las dos palabras “deseado” y “paz” [Lit. Shalom], se convertirá en deseos ambiguos sin sentido. Por el contrario, si comprendemos que la palabra (deseado - Himdah) se refiere a una persona verdadera y que la palabra (paz) es una religión revelada y un poder eficaz, entonces se convertirá en una Profecía auténtica que se realizó en la persona de Ahmad [significa quien más alaba, y es uno de los nombres del Profeta Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam)] y en la religión del Islam. Esto se debe a que las palabras (Himdah y Shalom), indican exactamente el mismo sentido que las palabras (Ahmad e Islam)”[6].
Fue confirmado por ‘Abdul Ahad Dâûd[7] que el origen de la palabra “Himdah” y “Shalom” demuestra claramente la buena nueva informada por la Torá sobre Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) y sobre la religión del Islam. La palabra Himdah fue mencionada en el texto original que significa literalmente: “Vendrá Himdah para todas las naciones”. Este término proviene del idioma hebreo antiguo o del idioma arameo y se pronuncia como “Himd” o “Himid”, lo cual significa (el gran deseo), (lo deseado) o (lo que la persona desea), mientras en el idioma árabe el verbo “Hamida” tiene la misma raíz de “Himd” y significa: “elogio y ensalzamiento”.
También de las buenas nuevas, se encuentra lo que fue mencionado en la Torá en el Libro de Isaías: “Levanten la voz el desierto y sus ciudades, Las aldeas donde habita Cedar[8]. Canten de júbilo los habitantes de Sela, desde las cimas de los montes griten de alegría. Den gloria al Señor, y proclamen en las costas Su alabanza”[9].
Está claro que este texto da la buena nueva sobre Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), ya que indica la tierra de los árabes, donde habitaba Cedar [Qîdâr], hijo de Ismâ‘îl (la Paz sea con él) y le pide que se regocije. Y lo extraño es que el texto no señaló solamente a Cedar, hijo de Ismâ‘îl, (la Paz sea con él) el abuelo del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam)[10] sino que también mencionó a Medina, el lugar hacia el cual el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) emigró, pues dijo: “¡canten los moradores de Sela!”, y Sela, o Sal‘ según la pronunciación árabe, es el nombre hasta hoy en día de una montaña en Medina, y en hebreo se pronuncia como Sâli‘[11].
El texto anterior nos indica, a través de la reflexión y la investigación, por qué los judíos se establecieron en Medina y en sus alrededores. Tenían certeza de que el Último Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) habitaría en Medina, y su señal fue el monte de Sâli‘, mencionado en su Torá como en la buena nueva anterior; por lo tanto desearon que perteneciera a ellos. Es bien sabido que a menudo ellos intimidaban a las tribus de Al Aus y Al Jazray con respecto al Último Profeta que saldría de entre ellos [es decir de los judíos] y se desharía de las mencionadas tribus y de los de su misma calaña.
Los judíos de Medina y de sus alrededores sabían de los atributos del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) y de la proximidad de su aparición, según lo que fue confirmado por Ibn Sa‘d bajo la autoridad de Ibn ‘Abbâs (que Al-lâh Esté complacido con él): “Los judíos de Quraidhah, An-Nadîr, Fadak y Jaibar tenían mencionados [en su Libro] los atributos del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) antes de que recibiera el Mensaje y sabían que emigraría hacia Medina”[12]. Este asunto se considera una prueba obvia de la Torá y de la realidad histórica sobre la buena nueva con respecto a Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), el Último Mensajero.
[1] [Albânî: Sahîh, Sahîh Ua Da‘îf Al Yâmi‘(2343)].
[2] [Génesis 16: 8-12 Reina Velara 1995].
[3] Ibn Qaiem Al Yauzîah, Hidâiat Al Haiârâ Fî Ayuibat Al Iahûd Ua An-Nasârâ, págs. 148-149.
[4] Ibn Taimiiah, Al Yauâb As-Sahîh 3/50-51.
[5] [Hageo 2: 7-9 Reina Valera 2010].
[6] [‘Abdul Ahad Dâûd, Muhammad Kamâ Uarada Fî Kitâb Al Iahûd Ua An-Nasarâ [Muhammad como fue mencionado en el Libro de los judíos y de los cristianos] Pág. 36-37].
[7] ‘Abdul Ahad Dâûd: Es el sacerdote caldeo David Benjamín, nació en el año 1867 D.C. Era un sacerdote bizantino de la secta caldea. Y tras abrazar el Islam adoptó el nombre de ‘Abdul Ahad Dâûd. Escribió el libro llamado Al Inyîl Ua As-Salîb [El Evangelio y la cruz] y Muhammad Fî Al Kitâb Al Muqaddas [Muhammad en el Libro Sagrado]. Para más información sobre su vida, véase el prólogo de su libro llamado Muhammad Kamâ Uarada Fî Kitâb Al Iahûd Ua An-Nasarâ [Muhammad según el Libro de los judíos y los cristianos], págs. 5-8.
[8] Cedar, o según la pronunciación árabe Qîdâr, es el hijo del Mensajero de Al-lâh (I) Ismâ‘îl (la Paz sea con él).
[9] [Isaías 42: 11-12 La Nueva Biblia de los Hispanos 2005].
[10] Véase Ibn Al Qaiem Al Yauziiah, Hidâiat Al Haiârâ, pág. 158
[11] Fâdil Sâlih As-Sâmarrâ’î, Nubuuat Muhammad Min Ash-Shak Ilâ Al Iaqîn, pág. 253.
[12] Muhammad ibn Sa‘d, At-Tabaqât Al Kubrâ, 1/104.
Comentarios
Envíe su comentario