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los testimonios de quienes vivieron durante la época del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), de modo que lo vieron y escucharon, conocieron su vida antes y después de que recibiera el Mensaje y atestiguaron que él era Profeta. No obstante, los goces pasajeros eran
Los testimonios de quienes vivieron durante la época del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), de modo que lo vieron y escucharon, conocieron su vida antes y después de que recibiera el Mensaje y atestiguaron que él era Profeta. No obstante, los goces pasajeros eran más preferidos para sus corazones y más cercanos a sus almas que la verdad intachable y la prueba clara y evidente. Al-lâh Dice [traducción del significado]:
{Y a pesar de estar convencidos [de la verdad de los signos], los negaron injusta y arrogantemente.}[1]
Abû Yahl (‘Amr ibn Hishâm):
Al Misuar ibn Majramah preguntó a su tío (materno) Abû Yahl acerca de la verdad sobre Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) diciendo: “¡Oh Tío! ¿Acaso alguna vez acusasteis a Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) de mentir antes de que declarara su Mensaje?”. Respondió: “¡Sobrino mío! Por Al-lâh que cuando Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) era joven, era conocido entre nosotros como el honesto, dado que jamás mentía”. Preguntó: “¡Oh Tío! ¿Y por qué no lo seguís?”. Respondió: «¡Oh sobrino! Competimos con el clan de Banû Hâshim por el honor, así que ellos alimentaron y respondimos, dieron de beber y también lo hicimos, y protegieron a quien les pedía refugio e igualmente lo hicimos, hasta que, en los desacuerdos, llegamos a estar en pie de igualdad con ellos (en el mérito). Pero luego dijeron: “De entre nosotros ha salido un Profeta”, ¡¿y cómo nos sería posible lograr un mérito semejante?!».
Al Ajnas ibn Shuraiq, en el día de la Gazuah (batalla) de Badr, dijo a Abû Yahl: “¡Oh Abû Al Hakam[2]! Infórmame sobre Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam); ¿es sincero o mentiroso?, y no te preocupes, nadie más de Quraish, fuera de nosotros dos, está aquí escuchando nuestra conversación”. Así pues, Abû Yahl dijo: “¡Ay de ti! Juro por Al-lâh que Muhammad es sincero y que jamás mintió, pero si el clan de Banû Qusai se quedara con el honor de portar la bandera en las guerras, Al Hiyâbah (guarda de la llave de la Ka‘bah), dar de beber a los peregrinos [del agua de Zamzam] y la Profecía, entonces ¿qué quedaría para el resto de Quraish?”[3].
Al Ualîd ibn Al Muguîrah:
Ibn ‘Abbâs (que Al-lâh Esté complacido con él) narró que Al Ualîd ibn Al Muguîrah fue al Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), quien le recitó [aleyas] del Corán, y, al parecer, Al Ualîd se conmovió por ello. Y cuando Abû Yahl se enteró de eso fue a Al Ualîd y le dijo: “¡Oh tío! Tu pueblo quiere juntar dinero para ti”. Así que le preguntó: “¿Y por qué?”. Respondió: “Para dártelo, porque fuiste a Muhammad para pedirle”. Dijo: “Quraish saben que soy uno de los más adinerados entre ellos”. Dijo el otro: “Entonces di algo sobre él que haga que tu pueblo sepa que tú lo rechazas o lo odias”. Dijo: “¡¿Y qué digo entones?! Juro por Al-lâh que ninguno de vosotros sabe de poesía, de rima, de poemas ni de los encantos de los genios más que yo, y (juro) por Al-lâh que lo que recita no se parece a nada de eso. Juro por Al-lâh que lo que recita es dulce y encantador, como un árbol fructífero por encima y pródigo por debajo; que se levanta inalcanzable y aplasta lo que está debajo de él”. Dijo: “Tu pueblo no estará complacido contigo hasta que lo difames”. Respondió: “Entonces déjame pensarlo”. Así que cuando pensó, dijo: “Esto es una magia aprendida, que la ha aprendido de otro”. Por lo tanto, fue revelada la aleya en la que Al-lâh Dice [traducción del significado]: {Deja que Yo Me Encargaré de aquel que He creado, y vino al mundo solo [Alusión a Al Ualîd Ibn Al Muguîrah enemigo de Al-lah y del Profeta Muhammad]}[4]”[5]
Talhah An-Namrî (uno de los seguidores de Musailimah, el mentiroso)
Umair ibn Talhah An-Namrî narró que su padre fue a la región de Al Iamâmah y preguntó: “¿Dónde está Musailimah?”. Respondieron: “¡Cállate! [Di:] El Mensajero de Al-lâh”. Dijo: “¡No! Hasta que lo vea”. Así que cuando lo vio, le preguntó: “¿Eres Musailimah?”. Respondió: “Sí”. Le preguntó: “¿Quién viene a ti?”. Respondió: “Rahmân”. Preguntó: “¿En luz o en oscuridad?”, a lo que respondió: “En oscuridad”. Así que dijo: “Atestiguo que eres mentiroso y que Muhammad es sincero, pero el mentiroso de la tribu de Rabî‘ah es mejor para nosotros que el sincero de la tribu de Mudar”[6].
Banû Shaibân:
Mientras el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) se presentaba ante las tribus en la temporada del Hayy en busca de una tribu que lo protegiera, sucedió esta escena de la que destacamos el siguiente diálogo que tuvo lugar con la tribu de Banû Shaibân:
Abû Bakr (que Al-lâh Esté complacido con él) entró en el lugar donde estaban reunidos los hombres de dicha tribu y preguntó: “¿De dónde sois?”. Respondieron: “De Banû Shaibân ibn Za‘labah”. Así que [Abû Bakr (que Al-lâh Esté complacido con él)] miró hacia el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) y le dijo: “¡Oh Mensajero de Al-lâh! Son la rama más prestigiosa de su pueblo”. Y en otras narraciones: “Nadie de su pueblo puede ser mejor defensor que ellos”, “son los más honorables de su pueblo” y “son los más nobles entre la gente”.
Entre ellos estaban Mafrûq ibn ‘Amr, Hâni’ ibn Qabîsah, Al Muzannâ ibn Hârizah y An-Nu‘mân ibn Sharîk. El más cercano de ellos a Abû Bakr (que Al-lâh Esté complacido con él) era Mafrûq ibn ‘Amr, quien era el más elocuente entre ellos y tenía un par de trenzas que le llegaban al pecho. Abû Bakr (que Al-lâh Esté complacido con él) le preguntó: “¿Cuántos sois?”. Mafrûq ibn ‘Amr respondió: “Somos más de mil, y mil no serán vencidos por ser pocos”.
Entonces, Abû Bakr (que Al-lâh Esté complacido con él) le preguntó: “¿Y cómo es vuestra fuerza?” Respondió: “Nos esforzamos, pero al fin y al cabo cada uno tiene su suerte”. Así que Abû Bakr (que Al-lâh Esté complacido con él) le preguntó: “¿Y cómo es la guerra entre vosotros y vuestro enemigo?”. Mafrûq respondió: “Alcanzamos la cumbre de la fuerza cuando nos enfurecemos, y preferimos los caballos de alta calidad a los hijos, las armas a las camellas lecheras; pero la victoria proviene solamente de Al-lâh (Glorificado Sea), de modo que algunas veces Él nos la Concede y otras no. ¿Eres tú el Quraishita [refiriéndose a si él era el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam)]?”. Abû Bakr (que Al-lâh Esté complacido con él) respondió: “Si les fue comunicado que él es el Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), entonces aquí está” [y lo señaló]. Mafrûq dijo: “Nos enteramos de que así dice”. Luego miró hacia el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) y le preguntó: “¿A qué invitas, Quraishita?”. El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) se adelantó y se sentó, mientras que Abû Bakr (que Al-lâh Esté complacido con él) se levantó para sombrarle con su vestido, luego el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “Os convoco a atestiguar que no hay otro dios fuera de Al-lâh y que Es Único y no Tiene socios, y que soy el Mensajero de Al-lâh. Y os pido que me protejáis y auxiliéis hasta que yo cumpla con lo que Al-lâh me Ordenó hacer, ya que Quraish se opuso a la Orden de Al-lâh, rechazó a su Mensajero y se aferró a lo falso renunciando a la verdad, mientras que Al-lâh Es el Opulento y el Loable [y prescinde de todas las criaturas]”. Mafrûq preguntó: “¿A qué más convocas, oh Quraishita?”; así que el Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) recitó: “Al-lâh Dice [traducción del significado]: {Diles: Venid que os informaré lo que vuestro Señor os Ha prohibido: No debéis asociarle nada y seréis benevolentes con vuestros padres} hasta {Esto es lo que os Ha ordenado para que razonéis.}”[7].
Mafrûq preguntó: “¿Y a qué más, oh Quraishita? Juro por Al-lâh que éstas no son las palabras de los habitantes de la tierra, y si lo fuesen, lo habríamos sabido”.
Así pues, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) recitó la aleya en la que Al-lâh Dice [traducción del significado]: {Al-lâh Ordena ser equitativo, benevolente y ayudar a los parientes cercanos. Y Prohíbe la obscenidad, lo censurable y la opresión. Así os Exhorta para que reflexionéis.}[8].
Mafrûq dijo: “Por Al-lâh (juro) que convocas a los buenos valores morales y a realizar buenas obras, y el pueblo que te rechazó y se opuso a ti perderá”. Y, al parecer, quiso hacer a Hâni’ ibn Qabîsah participar en la conversación, así que dijo: “Y éste es Hâni’ ibn Qabîsah, nuestro señor y quien sabe más acerca de nuestra religión”.
Así que Hâni’ le dijo: “Escuché lo que dijiste oh Quraishita, y veo que es cierto, pero creo que abandonar nuestra religión y seguir la tuya por una simple reunión que tuvimos contigo sin pensar ni reflexionar en las consecuencias de seguir tu convocatoria, sería una insensatez, una impulsividad y una falta de reflexión; y el fracaso es una consecuencia de la precipitación. Por eso, preferimos consultar a nuestro pueblo primero y no involucrarlos en un pacto, así que queremos volver a ellos, y tú vuelva a tu pueblo y espera, y esperamos”.
Y, al parecer, quiso hacer a Al Muzannâ ibn Hârizah participar en la conversación, así que dijo: “Y éste es Al Muzannâ ibn Hârizah, nuestro señor y líder de guerra”. Al Muzannâ dijo: “Ya he escuchado lo que dijiste y me suena bien, oh Quraishita, y me gusta, pero mi respuesta concuerda con la de Hâni’ ibn Qabîsah en cuanto a renunciar a nuestra religión y seguirte por una simple reunión que tuvimos contigo. Y nosotros nos establecimos en un lugar ubicado entre dos aguas; Al Iamâmah y As-Samâuah”. El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) preguntó: “¿Cuáles son estas dos aguas?”. Así que contestó: “Una es la costa de los árabes y la otra es la costa de los ríos de Cosroes. Y, para establecernos allí, nos comprometimos con Cosroes a no realizar algo extraordinario ni proteger a un desconocido. Y quizá este asunto al cual nos convocas sea desfavorable para los reyes. Entonces, te protegeremos de lo que proviene de la tierra de los árabes, mientras que no te protegeremos de lo que proviene de la tierra de Persia”. Así que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “No habéis respondido mal debido a que habéis hablado con sinceridad. Ciertamente, no apoya la Religión de Al-lâh (Glorificado Sea) sino quien la acepta en todos sus aspectos”. Luego dijo: “Si en poco tiempo Al-lâh (Glorificado Sea) os Concede sus tierras, propiedades y mujeres, ¿acaso no Lo glorificarán y santificarán?”. Así que An-Nu‘man ibn Sharîk le dijo: “Acuerdo hecho, oh Quraishita”. Entonces, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) recitó lo que Al-lâh Dice [traducción del significado]: {¡Oh, Profeta! En verdad te Hemos enviado como testigo [de las obras de tu nación], como albriciador y amonestador. Exhortas [a los hombres a creer en] Al-lâh con Su anuencia, y eres como una antorcha luminosa [que guía a quienes están en las tinieblas hacia la luz de la fe].}[9] [10]
Banû ‘Âmir ibn Sa‘sa‘ah:
El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) se fue a Banû ‘Âmir ibn Sa‘sa‘ah y los convocó hacia el camino de Al-lâh (Glorificado Sea) y pidió su protección, por lo tanto uno de los presentes llamado Baiharah ibn Firâs le dijo: “Por Al-lâh, si tuviera este muchacho de Quraish, dominaría a los árabes”. Luego dijo: “Si te seguimos en lo que dices, y después Al-lâh te Hace triunfar sobre tus opositores, ¿acaso tendremos el poder después de ti?”. Así que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) respondió: “Es algo que pertenece a Al-lâh, de modo que lo Pone donde Quiera”. Así que dijo: “O sea que, luchamos contra los árabes por ti y, al final, cuando Al-lâh te Haga triunfar, ¡el poder pasará a otros! Entonces no tenemos interés en tu asunto”. Y de esta forma lo rechazaron. Y cuando la gente se marchó; Banû ‘Âmir se dirigieron a un jefe suyo que envejeció y se volvió incapaz de acompañarlos en las santas temporadas. Ellos, cuando regresaban a él, solían contarle lo que había sucedido en dicha temporada. Entonces, cuando regresaron a él aquel año, él les preguntó sobre lo que sucedió en aquella temporada, por lo tanto dijeron: “Vino a nosotros un muchacho de Quraish descendiente de Banû ‘Abdul Muttalib, que se proclamaba Profeta y nos pidió protegerlo, auxiliarlo y acogerlo en nuestras tierras”. Al escucharlo, el jefe puso su mano sobre su cabeza y dijo: “¡Oh Banû ‘Âmir! ¿Acaso se puede rectificar este error? ¡Juro por Aquél en Cuya mano está el alma de ‘fulano’ que jamás un descendiente de Isma‘îl (Ismael) (la Paz sea con él) se ha proclamado profeta falsamente! ¡Es verdad! ¿Dónde estaba vuestro razonamiento?”[11].
Los idólatras de Quraish:
Ibn ‘Abbâs (que Al-lâh Esté complacido con él) dijo: “Cuando fue revelada la aleya en la que Al-lâh Dice [traducción del significado]: {Y advierte primero a tus familiares de entre tu pueblo.}[12] El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) subió al monte de As-Safa y llamó a la gente: “¡Oh Banû Fihr! ¡Oh Banû ‘Adei!”, llamando a las tribus de Quraish hasta que se reunieron. Quien no pudo acudir, envió a un mensajero para ver qué pasaba, y Abû Lahab y Quraish asistieron. Luego El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) preguntó: “Si os informo que hay caballos [es decir jinetes] que saldrán por detrás de este monte para atacaros, ¿acaso me vais a creer?”. Respondieron; “¡Claro! Sabemos que nunca dices sino la verdad”. Así pues el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “Entonces, os advierto de un castigo doloroso”. Abû Lahab dijo: “¡Maldito seas! ¿Por eso nos reuniste?”. Así que Al-lah (Glorificado Sea) Reveló las aleyas que dicen [traducción del significado]: {¡Maldito sea Abû Lahab [tío y acérrimo enemigo del Profeta Muhammad] y que perezca! [13]}[14].
Un grupo de idólatras:
Salmân Al Fârisî (que Al-lâh Esté complacido con él) relató que los idólatras le dijeron: “Vemos que vuestro compañero os enseña incluso cómo defecar”. Respondió: “¡Sí! Nos prohíbe que alguno de nosotros se limpie con su mano derecha o que se dirija hacia la Qiblah [al defecar], y nos prohíbe utilizar excrementos o huesos [para limpiarnos], y dijo: “Ninguno de vosotros debe limpiarse sin usar tres piedras”[15].
Eso fue parte de los dichos de los incrédulos quienes no siguieron a Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam). Es una evidencia en su contra y una prueba para sus sucesores. Afirma que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) nunca era objeto de acusación ni fue tachado antes de mentir. Eso lo atestiguaron, aunque no le siguieron.
[1] [Corán 27: 14].
[2] Nota del traductor: Es la Kuniah (tipo de apodo en la onomástica árabe) de Abû Yahl.
[3] Ibn Al Qaiem, Hidâiat Al Haiârâ, págs. 50-51
[4][Corán 74: 11].
[5][Al Hâkim: Sahîh (3872)][Adh-Dhahabî: Sahîh][Al Albânî: Sahîh en Sahîh As-Sîrah An-Nabauiiah, pág. 159]
[6] [At-Tabarî, Târîj Ar-Rusul Ual Mulûk, 2/277][Ibn Al Azîr, Al Kâmil 2/220][Ibn Kazîr, Al Bidâiah Ua An-Nihâiah 6/360].
[7] [Corán 6: 151-153].
[8] [Corán 16: 90].
[9] [Corán 33: 45-46].
[10] Ibn Kazîr, As-Sîrah An-Nabauiiah 2/166-168.
[11] Ibn Kazîr, As-Sîrah An-Nabauiiah 2/157-158.
[12] [Corán 26: 214].
[13] [Corán 111: 1-2].
[14] [Al Bujâri (4492)] [Muslim (208)]
[15] [Muslim (262)][An-Nasâ’î (49)][Ibn Mâyah (316)][Ahmad (23759)].
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