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Encima, todas las circunstancias de aquel matrimonio indican que fue motivado por la caballerosidad famosa de Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), y no fue por la impulsividad provocada por un deseo juvenil extraviado. Pero, ¿acaso esta actitud sublime en cuanto a su
Así se casó con Maimûnah bint Al Hâriz (que Al-lâh Esté complacido con él):
«Era el año de la ‘Umrah [peregrinación menor] de recuperación, y los musulmanes habían entrado en La Meca pacíficamente tras el Pacto de Al Hudaibiah para realizar la obligación del Hayy por primera vez tras emigrar a Medina. La Meca estaba libre de sus habitantes idólatras según los términos de aquel tratado. Aquel Hayy representó el mayor aspecto pacífico maravilloso, en el que los musulmanes expusieron su fuerza y su multitud, y apareció cerca el alba de la plena victoria.
-Tanto los desfiladeros de La Meca como sus casas temblaron por los gritos de los musulmanes y por su Talbiah [plegarias del Hayy] parecida al rugir de los truenos. Una de las pocas mujeres árabes nobles –la cuñada de Al ‘Abbâs (que Al-lâh Esté complacido con él), el tío del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), y también era la cuñada de Hamzah, el tío de Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam)- vio aquella escena maravillosa, de manera que tembló por el entusiasmo y la alegría, y a raíz de eso gritó aquel día, mientras estaba encima de su camello: “El camello y lo que lleva son para Al-lâh (Glorificado Ses) y para su Mensajero”.
-Luego, ella contó eso a Al ‘Abbâs (que Al-lâh Esté complacido con él), su cuñado, quien elevó el asunto a su sobrino, y éste no rechazó su ofrecimiento y se casó con ella. Ella estaba viuda en aquel entonces y no había superado los 30 años de vida. El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) no pudo rechazarla para no decepcionar a una mujer que se ofreció a él bajo la influencia del entusiasmo al verle entrar en el territorio de la incredulidad y circunvalar la Casa de Ismâ‘îl [Ismael] (la Kâ‘bah) (la paz sea con él).
-Su casamiento con ella, en vista de aquellas circunstancias, se considera un registro de la maravilla de aquella ‘Umrah y del entusiasmo ardiente y el respeto que produjo en los corazones. El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) quiso que este registro fuera más espectacular y memorable, así que ofreció a los incrédulos realizar su boda en La Meca para celebrar un banquete al que asistieran los musulmanes y los incrédulos. Y claro que esto enfurecería a los Quraishitas, así que ellos lo rechazaron.
-Y en el camino a Medina, Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) celebró su boda para que fuera vista por las tribus de los árabes en un campamento descubierto, como una forma de registrar la victoria, el entusiasmo y el honor. De esta manera, se casó con Maimûnah bint Al Hâriz (que Al-lâh Esté complacido con él), quien aspiró a casarse con él deseando tener el honor de ser una de las Madres de los Creyentes, por lo tanto él no decepcionó su esperanza, ya que no es benévolo ni prudente decepcionar a una noble mujer con antiguos lazos de parentesco político.
No se casó con ninguna de ellas por concupiscencia:
“Aquellas eran sus esposas, con las que estaba casado al mismo tiempo. Con ninguna de ellas se casó por concupiscencia como alegan, ya que todos sus matrimonios se incluyen en el ámbito de la misericordia, aliviar la angustia y el noble consuelo, o para ganar el amor de las tribus y unir sus corazones por medio de la afinidad, mientras eran recién convertidas a la nueva religión”[1].
“No era fácil para un Mensajero, líder de un ejército y gobernador de un Estado en estado de guerra aumentar sus preocupaciones con una casa con muchas mujeres, lo que provocaba diferentes disputas por asuntos insignificantes. No obstante, es el deber del Mensaje y de la caballerosidad, y ¡qué diferencia hay entre esto y la lujuria que alegan!”[2]
Así se casó con Zainab (que Al-lâh Esté complacido con ella):
“Mucho fue el lío suscitado acerca del matrimonio de Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) con esta mujer, ya que los difamadores provocaron mucho ruido, aumentado aún más por numerosos orientalistas, seguidos por muchos ignorantes. Ellos basaron sus calumnias en un principio histórico firme sobre el cual la falacia fue establecida”[3].
“El hecho de que Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) se casó con su prima Zainab bint Yahsh (que Al-lâh Esté complacido con ella), es una verdad histórica indiscutible. Zainab bint Yahsh (que Al-lâh Esté complacido con ella), anteriormente, era esposa de Zaid ibn Hârizah (que Al-lâh Esté complacido con ella), luego él la divorció tras un desacuerdo y un enfriamiento que tuvo lugar entre ambos. Esta es una verdad histórica comprobada e indiscutible. Zaid ibn Hârizah (que Al-lâh Esté complacido con ella) era el hijo adoptivo de Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) desde la época de la Yâhiliiah (pre-islámica), y fue el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) quien casó a Zaid con su prima, lo cual también es una verdad histórica afirmada e indiscutible. Sin embargo, la historia que fabricaron a base de estos tres factores es verdaderamente asombrosa en cuanto a seducir a las mentes ingenuas y las malas intenciones”[4].
“El método correcto en cuanto a comprender las acciones de las personas importantes es evocar la grandeza de estas personas y los factores de su composición psicológica, y, a base de eso, escoger de entre los diferentes motivos posibles para una misma acción lo que coincide con su personalidad”[5].
Así que Dr. Nadhmî volvió a estudiar la historia de Zaid ibn Hârizah (que Al-lâh Esté complacido con ella) y la de Zainab bint Yahsh (que Al-lâh Esté complacido con ella), y cómo Zaid ibn Hârizah (que Al-lâh Esté complacido con ella) era esclavo tras haber sido presionado en una batalla entre las tribus, y llegó a servir al Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) antes de su recepción del Mensaje, luego rechazó abandonar a Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), cuando su familia lo encontró y quisieron pagar su rescate. Por lo tanto, Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) lo honró adoptándolo, de manera que se volvió Zaid ibn Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam). Y cuando se volvió mayor, le honró más casándolo con Zainab bint Yahsh (que Al-lâh Esté complacido con ella), la Quraishita, libre, noble y hermosa, la cual era la prima del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam). No obstante, ella no pudo aceptar que Zaid ibn Hârizah (que Al-lâh Esté complacido con ella), quien era esclavo, fuera su marido. De este modo, con el paso del tiempo se produjo un enfriamiento entre ambos, lo que llevó a Zaid (que Al-lâh Esté complacido con ella) a hablar con el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) sobre divorciarla. El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) le decía: “Quédate con tu esposa”, ya que “le costaba mucho ver la ruina de la base que quiso establecer a través de este matrimonio, la cual era eliminar las diferencias entre los musulmanes, las clases sociales arraigadas en la familia árabe y las tradiciones del matrimonio, como pudo eliminar dichas diferencias en cuanto a la religión, la adoración, el Yihâd y el mandato”[6].
«Luego, Zaid divorció a Zainab (que Al-lâh Esté complacido con ella) debido a que ya no tenía más interés en ella, y ella concluyó el tiempo de espera luego del divorcio.
Entonces, ¿qué pasaría a Zainab (que Al-lâh Esté complacido con ella) en aquel caso? ¿Qué le esperaba a la mujer quien aceptó, por obediencia al Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), casarse con quien no amaba? Quien rechazó seguir armoniosamente aquel matrimonio, por lo tanto sufrió e hizo sufrir a su esposo, y se volvió una joven divorciada, hermosa y sin marido que la abrazara y protegiera.
Zainab (que Al-lâh Esté complacido con ella), la prima de Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), volvió a la casa de su familia; herida, perjudicada tanto en su sentimiento femenino como en su sentimiento social. Se sintió triste por imaginar que no representó importancia para su primo, a tal grado que la incitó a casarse con un adoptivo, extraño y esclavo liberado, de modo que tanto sus sentimientos como su dignidad fueron heridos. Estaba pesimista y preocupada pensando: ¿Quién se casaría con la divorciada de un esclavo liberado? Muy probablemente nadie de su mismo prestigio y de linaje noble se atrevería a presentarse para casarse con ella.
Lo que empeoró su situación e incrementó su preocupación fue el hecho de que había aceptado tal casamiento obedeciendo la orden de una persona noble. Luego todo el mundo se enteró de que ella no trataba bien a su marido desafortunado. Entonces, ¿quién se atrevería a casarse con ella sabiendo que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) fue quien incitó a dicho matrimonio y que se oponía al divorcio cada vez que Zaid (que Al-lâh Esté complacido con ella) se lo pedía?
Comenzó a sentir los indicios de su aislamiento inminente. ¡Qué situación difícil para una mujer hermosa, libre y joven!
Sin embargo, a Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) no le pasarían desapercibidas las consideraciones minuciosas y pesadas que dicha situación albergaba para aquella joven afligida, ni negaría su relación con lo que le pasó; ya que ella rechazó aquel matrimonio, mientras que él insistió en que su orden se llevara a cabo, siendo el Mensajero y el primo »[7].
“Entonces tenía que erradicar su sentimiento de humillación e inferioridad que le tocó a causa de aquel matrimonio desequilibrado, según su pensamiento. Tendría que haber otro matrimonio que le devolviera la dignidad. Por lo tanto, decidió casarse con ella”[8].
Pero no era algo fácil, ya que las tradiciones heredadas prohibían casarse con la divorciada del hijo adoptivo. ¿Qué diría la gente? ¿Y cómo un entorno como éste aceptaría tal matrimonio?
«Así que vaciló entre satisfacer su consciencia y obedecer su caballerosidad consolando a Zainab (que Al-lâh Esté complacido con ella) y elevándola al grado de las Madres de los Creyentes, y entre apartarse de aquellas sospechas, siendo el prudente quien sabía bien los corazones de la gente y lo que escondían. Por lo tanto, permaneció angustiado y molestado [por tal vacilación], hasta que le fue revelado lo que eliminó su duda: Al-lâh Dice [traducción del significado]: {Y recuerda [¡Oh, Muhammad!] Cuando dijiste [a Zaid Ibn Hârizah] a quien Al-lâh Había agraciado [con el Islâm], y tú habías favorecido [liberándolo de la esclavitud]: Quédate con tu esposa, y teme a Al-lâh; ocultaste así lo que Al-lâh Haría manifiesto porque temiste lo que diría la gente, pero Al-lâh Es más digno de ser temido. Cuando Zaid termine con el vínculo conyugal [y su ex esposa haya concluido con el tiempo de espera luego del divorcio], te la concederemos en matrimonio para que los creyentes no tengan ningún impedimento en casarse con las ex esposas de sus hijos adoptivos si es que éstos deciden separarse de ellas, y sabed que esto es un precepto de Al-lâh que debe ser acatado.}[9]
Y de esta forma, tanto la adopción como lo que implica de impedimento matrimonial infundado fueron invalidados. ¡¿Acaso el hijo adoptivo quien tiene un padre conocido es más cercano que el hermano carnal?! ¡¿Y cómo estará prohibido casarse con la ex esposa del hijo adoptivo, mientras que no lo está con la ex esposa del hermano?!
Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) no “ocultó” en sus adentros sino su deseo de consolar un corazón roto que no se curaría debidamente sino a sus manos… Y la orden de casarse [es decir el matrimonio del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) con Zainab (que Al-lâh Esté complacido con ella)] no es sino un juicio final cuyos motivos razonables existían previamente, y luego le fue anexada la norma general que tendría que ser practicada por toda la gente después»[10].
“Encima, todas las circunstancias de aquel matrimonio indican que fue motivado por la caballerosidad famosa de Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), y no fue por la impulsividad provocada por un deseo juvenil extraviado. Pero, ¿acaso esta actitud sublime en cuanto a su sensatez y nobleza podrá ser alcanzada y comprendida por toda mente? La mayoría de las mentes se apasionan por las creaciones de la imaginación y por las ilusiones sensoriales comunes entre la mayoría de la gente. Y por lo tanto, tuvo lugar el malentendido o la fabricación de la mentira”[11].
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