Short Description
Ramadán... es el mes del perdón... ¿Acaso mereces el perdón de Allah?
{Al-lâh Quiere absolveros}
[Corán 4:27]
Este es el primer objetivo: ser merecedores del perdón de Al-lâh, el Majestuoso y el Poderoso, Quien, por Su misericordia y sutileza, “Quiere” absolvernos. Se trata, entonces, de una Voluntad Divina, que debemos aprovechar y no resignar a favor de otros, dado que si renunciamos a ella seremos así perdedores, y el musulmán exitoso es quién se beneficia de las dádivas de Al-lâh, el Majestuoso y el Poderoso. En este sentido, Al-lâh (Glorificado Sea) les Ha abierto a Sus siervos un campo vasto con diversos dones y gracias. El primero de los dones de Ramadán que aspiramos conseguir es: la absolución.
Pero, ¿por qué he elegido el perdón como el primer objetivo en Ramadán?
La razón es que hay muchos Hadîces que llamaron nuestra atención con respecto al tema de la absolución en Ramadán, entre ellos, por ejemplo, tres de texto casi semejante, pero diferentes en las buenas obras a las que invitan. Estos tres Hadîces hacen que el perdón de Al-lâh (Glorificado Sea) sea la recompensa de estas distintas obras.
Dijo el Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam): “A quien ayune el mes de Ramadán, teniendo fe y esperando la recompensa de Al-lâh, se le perdonarán sus pecados anteriores”[1].
Asimismo dijo: “A quien pase las noches de Ramadán rezando, teniendo fe y esperando la recompensa de Al-lâh, se le perdonarán sus pecados anteriores”[2], y: “A quien pase Lailatul Qadr [la Noche del Decreto] rezando, teniendo fe y esperando la recompensa de Al-lâh, se le perdonarán sus pecados anteriores” [3].
La recompensa de todas estas buenas obras es la redención de Al-lâh, el Majestuoso y el Poderoso. Pero, se observa que esta retribución depende de que el siervo haya realizado el acto de adoración teniendo fe y buscando la recompensa de Al-lâh. Entonces, ¿qué significan estas dos condiciones?
No pueden ser expresiones sinónimas, porque al Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) le fue concedida la habilidad de la expresión concisa llena de sentido, o sea, la elocuencia (Yauâmi‘ Al Kalim)[4], por lo que no necesitaba repetir lo que decía usando sinónimos y le era suficiente la concisión, que es uno de los artes de la retórica. De este modo, encontramos que los eruditos interpretan las dos condiciones del siguiente modo:
El Imam Ibn Hayar Al ‘Asqalânî dijo: “Con ‘tener fe’, se quiere decir creer en la obligación del ayuno del mes de Ramadán, y con ‘esperar la recompensa’, se refiere a pedírsela a Al-lâh (Glorificado Sea)”[5].
Al Munâuî las interpreta diciendo: “Con ‘teniendo fe’, se quiere decir creyendo en la Promesa de Al-lâh de retribuirle su acto; y con ‘esperando la recompensa’ se refiere a la sinceridad de la intención. Las mencionó juntas porque es posible que quien cree en algo lo haga sin intención sincera, sino por hipocresía, y en cambio, puede que quien actúa con sinceridad no tenga fe en la recompensa. Entonces, no hay para considerar que la segunda sea confirmación de la primera”[6].
Además, vemos que los ulemas diferenciaron una condición de la otra, entendiendo por “tener fe”: creer en que este ayuno es obligatorio y que pasar las noches, en general, y Lailatul Qadr [la Noche del Decreto], en particular, rezando es recomendado; y por “esperar la recompensa”: ser sinceros y pedir la recompensa a Al-lâh (Glorificado Sea) Lo que nos lleva de nuevo a la cuestión de la sinceridad, sin la cual las obras serán en vano.
De este modo, nos encontramos frente a una cuestión importante, que es:
¿Cómo lograr que nuestro ayuno y nuestras oraciones nocturnas voluntarias sean realizados con fe y esperanza en la recompensa de Al-lâh?
La respuesta la encontramos en un Hadîz del Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), en el que nos guía a la manera de adherirse al ayuno y cumplirlo perfectamente. Abû Hurarirah (que Allah esté complacido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “El ayuno es protector [de lo prohibido y del Infierno]; por lo tanto si uno está ayunado, no debe decir obscenidades ni disparates. Y si alguien le ataca o le insulta, que le diga: ‘Estoy ayunado’ dos veces. Juro por Aquel en Cuyas manos está mi alma que el mal aliento del que ayuna es mejor que el olor del almizcle para Al-lâh, [Quien Dice:] el hombre se abstiene de comer, beber y satisfacer su deseo sexual por Mí; el ayuno se hace por Mí, y Yo Soy quien lo recompensará, y la obra buena del ser humano tendrá su recompensa multiplicada diez veces”[7].
Por eso, la aceptación de Al-lâh (Glorificado Sea) del ayuno, tanto como está relacionada, por un lado, con la sinceridad, depende, igualmente y por otro lado, de la conducta de la persona durante el ayuno y de que su intención al ayunar sea complacer a Al-lâh (Glorificado Sea) y buscar Su recompensa, sólo la Suya sin asociarle en esto copartícipe alguno.
Asimismo, otra condición de la aceptación es abandonar los pecados, pues el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) nos advirtió severamente de cometer pecados en este mes, dado que esto malogra las obras. Abû Hurarirah (que Allah esté complacido con él) narró que el Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “Quien no deja de hablar falsamente [diciendo mentiras, calumnias, chimes, murmuraciones, obscenidades, etc.] y obrar incorrectamente, entonces debe saber que Al-lâh no Tiene ninguna necesidad de que deje de comer y beber [es decir que Al-lâh no Aceptará su ayuno]”[8].
Por eso encontramos que los rectos siempre intentan cumplir la obligación del ayuno debidamente, buscando la complacencia de Al-lâh (Glorificado Sea). Por ejemplo, cuando dijeron a Al Ahnaf ibn Qais: “Eres anciano, y ciertamente el ayuno te debilita”, les respondió: “El ayuno lo quiero llevar conmigo para un viaje largo, y el aguante en [el camino de] la obediencia a Al-lâh (Glorificado Sea) es más fácil que soportar Su castigo”[9].
También, la preocupación de Al Hasan Al Basrî por sus compañeros le llevó a amonestarles para que no fueran negligentes en Ramadán y por consiguiente, lo desperdiciaran. Se narró que pasó por un grupo de gente mientras estaban riendo, así que les dijo: “Al-lâh, el Majestuoso y el Poderoso, Ha hecho del mes de Ramadán una carrera para Sus criaturas, en la que todos compiten por obedecerle, así que los que logran estar delante son los triunfantes, y los quedan atrás son los perdedores. Raro es el caso de quien se ríe y juega en el día en que tienen éxito los primeros y pierden los últimos. Juro por Al-lâh que si se quitara el velo, la felicidad del bienhechor le distraería de jugar y el lamento del rechazado le cerraría la puerta de la risa”[10].
[2] [Al Bujârî (1905)] [Muslim (759)]
[3] [Al Bujârî (35)] [Muslim (760)]
[4] Abû Hurairah (que Allah esté complacido con él) relató: «Escuché al Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) decir: “He sido enviado con Yauâmi‘ Al Kalim…”. [Al Bujâri (6611)] Al Bujâri dijo: “Se me ha dicho que Yauâmi‘ Al Kalim es el hecho de que Al-lâh Une los asuntos múltiples que se escribieron en los Libros anteriores al Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), en uno solo o dos, o algo semejante”.
[5] Ibn Hayar, Fath Al Bârî, Dâr Al Ma‘rifah, Beirut, 1379 [de la Hégira (D.H.)], 4/115.
[6] Al Munâuî, Faid Al Qadîr, Al Maktabah At-Tiyariah Al Kubra, El Cairo, 6/191.
[7] [Al Bujârî (1795)]
[8] [Al Bujârî (1804)] [At-Tirmidhî (707)] [Abû Dâuûd (2362)] [An-Nasâ’î (3245)] [Ibn Mâyah (1689)] [Ahmad (9838)]
[9] Abû Hâmid Al Gazâlî, Ihiâ’ ‘Ulûm Ad-Dîn, 1/236.
[10] Ibídem.
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