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¿por qué Ha relacionado Al-lâh (Glorificado Sea) Ramadán con la piedad?
Pero, ¿por qué Ha relacionado Al-lâh (Glorificado Sea) Ramadán con la piedad?
La respuesta: Es cierto que el ayuno de Ramadán es un acto de adoración confidencial entre Al-lâh (Glorificado Sea) y usted, así que nadie puede saber la realidad, o sea, si usted está en ayunas o no. Por lo tanto, el ayuno es capaz de infundirle la sinceridad y la piedad juntas. También, el ayuno es un acto de adoración largo que consume más de medio día, a diferencia de la oración, que puede terminar en cinco minutos. Por consiguiente, exige una gran firmeza en la obediencia que ayude a la persona a perseverar en el ayuno con el mismo grado desde el inicio del día hasta su fin, y es algo que no puede ser logrado sino mediante la piedad.
El ayuno impide al musulmán hacer cosas que, fuera del tiempo del ayuno, son lícitas como comer, beber y tener relaciones sexuales [lícitas]. Es cierto que al hombre siempre le desagrada lo que le veda de satisfacer sus deseos, y continuamente intenta escapar de este obstáculo, de ahí que tener paciencia ante este impedimento y complacerse con él sea uno de los indicios de la piedad.
Además, el ayuno le impone al hombre ciertos modales, que son difíciles, salvo para los piadosos. Entre estos modales están los que el Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) mencionó en el siguiente Hadîz: “…si alguien está en ayunas, entonces no debe decir obscenidad ni cometer alboroto. Y si alguien le insulta o le ataca, que le diga: Estoy ayunado”[1]. Es algo al que la gente no está acostumbrada: no responder a quien les insulta; es más, no limitarse a guardar silencio sino recordarle que están ayunando, razón por la cual no tomarán represalias. El recordar al injuriador que usted está en ayunas es igualmente un recuerdo para usted mismo de que este silencio no se debe a la debilidad, sino que es para complacer a Al-lâh (Glorificado Sea). En este sentido, dijo ‘Umar ibn ‘Abd Al ‘Azîz: “El piadoso está refrenado, así que no puede hacer todo lo que quiere”[2]. De esta manera usted llega a poseer la cualidad de piedad.
Del mismo modo, el Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) nos advierte de hablar falsamente, porque hace que el ayuno sea en vano, pues dijo: “Quien no deja de hablar falsamente [diciendo mentiras, calumnias, chimes, murmuraciones, obscenidades, etc.] y obrar incorrectamente, sepa que Al-lâh no Tiene ninguna necesidad de que deje de comer y beber [es decir que Al-lâh no Aceptará su ayuno]”[3].
Hablar falsamente tiene varios tipos, y se clasifican bajo este hecho diversos actos como el falso testimonio ante la justicia, en el que es posible que algunos incurran deseando hacer un favor a algún amigo o familiar; es más, hay personas que lo tienen como profesión y testifican falsamente para ganarse la vida. Este acto es de los más severos pecados graves para Al-lâh. ‘Abd Ar-Rahmân ibn Abî Bakrah transmitió de su padre (que Allah esté complacido con él) que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “¿Queréis que os informe sobre los mayores de los pecados graves?”. Y lo repitió tres veces, así que dijeron: “Sí, Mensajero de Al-lâh”. Dijo: “Son: asociarle copartícipes a Al-lâh, la desobediencia a los padres. Luego, se sentó recto después de estar reclinado y dijo: "Y el falso testimonio". Y siguió repitiéndolo hasta que deseamos que se callara"[4].
Igualmente, el falso testimonio puede involucrarse en asuntos puramente sociales como hablar a favor de algún pretendiente que aspira al matrimonio, en respuesta a quien le consulta sobre este pretendiente, aun sabiendo que no es digno de dicha recomendación. Se trata así de un falso testimonio que perjudica a un hermano musulmán y a su hija. Otro tipo es recomendar a alguien para ser socio en finanzas o empleado en un trabajo en el que se le confiará dinero, aunque no es apto para ello.
Además, uno de sus más graves tipos es el falso testimonio en las elecciones, que tienen trascendentes consecuencias consistentes en encargar a una persona de los intereses y los bienes de la gente. Votar a favor de quien no es apto para este cargo es un falso testimonio. Si lo hace, usted no será perdonado con el pretexto de que no lo sabía, pues si no lo sabía, ¿por qué le votó?
Por todo esto, Al-lâh (Glorificado Sea) dice en su Hadîz Qudsî: “Todas las obras buenas del ser humano son para él, excepto el ayuno, que se hace por Mí, y Yo Soy quien lo recompensará...”[5]. El ayuno representa una relación especial entre Al-lâh y usted, y nadie se entera de ella salvo Él. En esto, también, reside su gravedad, porque cuando uno trata con Al-lâh, el Majestuoso y el Poderoso, solo, entonces no hay oportunidad para huir de las obligaciones, y si es negligente e incumple los actos de obediencia que debe efectuar, ¿qué Le va a decir?
Esta relación privada entre Al-lâh (Glorificado Sea) y el siervo en Ramadán es la clave de conseguir una felicidad ilimitada. Quien es capaz de cumplir los deberes de esta relación y adherirse a sus límites, será el dichoso, con el permiso de Al-lâh, y merecerá la gran recompensa del Señor de los mundos, Quien Dice [traducción del significado]: {Por cierto que el Clemente Hará que quienes hayan creído y obrado rectamente sean queridos por los hombres.} [Corán 19:96] Y quien desee conseguir esta recompensa, deberá ser digno de la responsabilidad.
[2] Al Bagauî, Sharh As-Sunnah, edición crítica por Shu‘aib Al Arnâ’ût y Muhammad Zuhair Ash-Shâuîsh, Al Maktab Al Islâmî de Damasco, Beirut, 14/341.
[3] Al Bujârî (1804)] [At-Tirmidhî (707)] [Abû Dâuûd (2362)] [An-Nasâ’î (3245)] [Ibn Mâyah (1689)] [Ahmad (9838)]
[4] [Al Bujârî (5631)] [Muslim (87)]
[5] [Al Bujârî (1805)] [Muslim (1151)]
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