Short Description
No os guardéis rencor entre vosotros, ni os envidiéis unos a otros, no os deis la espalda...
{…La reconciliación es un bien.}
[Corán 4:128]
De los más famosos problemas en que muchos musulmanes caen: las peleas, cortar las relaciones, el odio y el rencor mutuo, a nivel de familias, vecinos y colegas de estudio y de trabajo, a pesar de ser actos prohibidos. Anas ibn Mâlik (que Al-lâh esté complacido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “No os guardéis rencor entre vosotros, ni os envidiéis unos a otros, no os deis la espalda [es decir no os enemistéis]; y sed, ¡oh siervos de Al-lah!, hermanos unos de otros. No es lícito que un musulmán evite a su hermano [no le salude por una pelea] más de tres días"[1].
El Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) lo previno y temía que su Ummah (comunidad musulmana) incurriera en estos problemas. ‘Âmir ibn Sa‘d transmitió de su padre: «El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) vino de Al ‘Âliah y, al pasar por la mezquita de Banû Mu‘âuiah, entró en ella y rezó dos Rak‘ât[2], y rezamos detrás de él. Y después de suplicar largo tiempo a su Señor, se dirigió a nosotros y nos dijo: “Pedí a mi Señor tres cosas, de las que dos Aceptó y la tercera Se Negó a concedérmela: Le pedí a mi Señor que no Hiciera perecer a mi Ummah por una sequía que los exterminara a todos, y Él lo Aceptó; y Le pedí que no Acabara con ellos de una vez mediante un naufragio, y lo Aceptó; y Le pedí que no Permitiera que lucharan unos contra otros, y Se Negó a concederme esto”»[3].
Entonces, el problema es real no sólo posible, y su peso en la balanza de las malas obras es mayor que otros tantos pecados que intentamos abandonar y de los que procuramos arrepentirnos. No obstante, caemos en este problema del desacuerdo sin hacerle caso, por lo cual tratar este problema pesa más ante Al-lâh que actos que contamos entre las más importantes obras de bien. Abû Ad-Dardâ’ (que Al-lâh esté complacido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “¿No queréis que os informe de lo que es mejor en el grado que el ayuno, la oración y la limosna?”. Respondieron: “¡Sí!”. Dijo: “Reconciliar a la gente, ya que la discordia es la arrancadora [es decir que arranca las buenas obras o las malogra]”[4].
Aun siendo la disputa una realidad inevitable, esto no significa que quien incurre en ella no cargue con un pecado, ni que quien la causa sea excusado; no, de ninguna manera, porque Al-lâh, el Majestuoso y el Poderoso, nos Prohíbe sembrar el desacuerdo.
Es de la misma manera en que Al-lâh (que Al-lâh esté complacido con él) Ha creado a Satanás y le Ha dado un plazo hasta el Día de la Resurrección, como expresa la aleya [traducción del significado]: {Dijo [Iblîs]: ¡Oh, Señor mío! Permíteme vivir hasta el Día de la Resurrección. Dijo Al-lâh: Te Concedo la prórroga que Me pides [porque He decretado probar a los hombres a través de tu seducción]} [Corán 38:79-80]. Esto significa que la existencia de Satanás, quien seduce a la gente y los pervierte, es una realidad indefectible; sin embargo, Al-lâh, el Majestuoso y el Poderoso, no Excusa a quien sigue su seducción y no obedece las órdenes de Al-lâh, sino que, encima, le Promete entrar en el Infierno, pues Dice [traducción del significado]: {Dijo: ¡Oh, Señor mío! Por haberme descarriado, les seduciré y descarriaré a todos. Excepto a quienes de Tus siervos Hayas protegido. Dijo [Al-lâh]: Quien siga Mi sendero recto Le Protegeré. Por cierto que no tendrás poder alguno sobre Mis siervos, salvo los descarriados que te sigan. El Infierno es el lugar donde se reunirán todos ellos [Iblîs y sus seguidores como se les había advertido].} [Corán 15:39-43]
Por consiguiente, que el tercer objetivo del Ramadán más agradable sea reconciliar a los disputados. Este fin se divide en dos partes:
Primero: conciliarse con aquellos con los que usted está peleado.
Segundo: reconciliar a los disputados de entre sus conocidos, incluso si usted no tiene parte en el asunto.
Es indudable que Ramadán representa una gran oportunidad para reconciliar a la gente, sobre todo al saber que quien causa la desavenencia es el diablo. El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “Debéis estar en unión [bajo el mandato de un imam (líder)] y evitad caer en la desunión [revelándoos contra el imam], ya que Satanás está con el solitario [aquel rebelde] y está lejos de los dos juntos. Quienquiera que desee morar en el centro del Paraíso, deberá estar con el grupo”[5].
Satanás quiere que el hombre esté en soledad, para ser capaz de influir en él y llevarle a los caminos del pecado. En el plano familiar, encontramos que la más grandiosa obra de la que el diablo está orgulloso es separar al hombre de su esposa. Yâbir (que Al-lâh esté complacido con él) narró que el Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: «Iblîs[6] establece su trono sobre el agua, y después envía a sus soldados. El más importante de entre ellos según el rango es el que causa más tentación. Uno de ellos viene y dice: “Hice tal y tal”. Iblîs le contesta: “No hiciste nada de valor”. Al rato, viene otro y cuenta lo que hizo diciendo: “No dejé de perseguir a un hombre hasta que le hice separarse de su esposa”. Al escuchar eso, Iblîs se lo acerca a sí mismo exclamando: “¡Qué hábil eres!”»[7].
Así pues, el diablo se esmera en separar al hombre de su esposa y arruinar las casas pobladas. En realidad, el demonio es muy exitoso en esta misión, pues, según las estadísticas, en Egipto se registran 155.3 mil casos de divorcio anualmente, lo que significa una divorciada cada dos minutos[8]. Esto no se limita a Egipto solamente, porque las cifras son muy altas en el mundo árabe, donde se produce el divorcio en el 21% de los casos de matrimonio por año. Por ejemplo, en los Emiratos Árabes Unidos este porcentaje llegó al 46%, en Qatar al 38% y en Kuwait al 35%[9].
Los porcentajes que acabo de mencionar representan los casos de completo divorcio, pero si hablamos sobre la frecuencia del estallido de problemas, encontraremos que las peleas existen casi en todas las casas musulmanas y que conducen a consecuencias más graves como el abandono [de uno de los cónyuges al otro] dentro del hogar y, con más frecuencia, fuera de este; así como la violencia entre los consortes, y otros problemas enormes que son predecibles y que afectan a los hijos. Está claro que el diablo logra un éxito innegable en este ámbito. Esto le brinda a usted la oportunidad de esforzarse en la reconciliación, tanto dentro de su propia casa como en la de los familiares, parientes de sangre, vecinos y colegas; especialmente con la llegada de Ramadán, el mes en el que se encadena a los diablos, y también porque los corazones se suavizan en estos días benditos, incrementando así la posibilidad de tener éxito en la reconciliación.
Dado lo anterior, usted tiene que revisar la lista de sus conocidos y buscar a aquellos con los que se ha deteriorado la relación, sin pensar quién era el culpable ni dejar que el hecho de que se equivocaron con usted se lo impida. Diga como dijo el Mensajero de Al-lâh en el Hadîz narrado por Abû Hurairah (que Al-lâh esté complacido con él), cuando un hombre se quejó ante él diciendo: “¡Oh, Mensajero de Al-lâh! Tengo unos familiares con los que procuro mantener los lazos de parentesco, mientras que ellos los cortan; los trato bien y me tratan mal; soy paciente con ellos, y ellos, el revés, me dicen malas palabras”. Así pues, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “Si, de veras, eres como dices, entonces es como si les estuvieras alimentando cenizas calientes, y tendrás un ayudante procedente de Al-lâh contra ellos, siempre que persistas en esto”[10].
De esto queda claro que cuando usted se reconcilia con sus conocidos y no hace caso al maltrato de los demás, está atrayendo el apoyo de Al-lâh a su favor y el castigo para quien le trata mal. También, el Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “Quien mantiene los lazos de parentesco no es aquel que devuelve las visitas que le hacen sus familiares, sino el que insiste en mantener las relaciones si sus familiares las cortan”[11].
Aquel que mantiene los lazos del parentesco en este sentido es el que alcanza un grado mayor que el de quien ayuna, queda la noche rezando y hace caridad, según el Hadîz, mencionado anteriormente, sobre la reconciliación. No obstante, al creyente no le basta con mantener los lazos con sus familiares y conciliarse con sus conocidos, sino que aumenta sus buenas obras mediante dedicarse a reconciliar a los disputadas que han cortado las relaciones entre sí, ya que esto es uno de los mejores actos. En este sentido, Al-lâh (que Al-lâh esté complacido con él) Dice [traducción del significado]: {En muchas de las conversaciones secretas no hay ningún bien, salvo que sean para realizar una caridad, una buena acción o reconciliar a los hombres. Quien haga esto anhelando complacer a Al-lâh, le Agraciaremos con una recompensa grandiosa.}[Corán 4:114] Pues, todas las conversaciones son carentes de bien excepto si son para estos tres asuntos. Por consiguiente, usted no debe privarse a sí mismo en este grandioso mes de ser uno de los participantes de este bien.
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[1] [Al Bujârî (5718)] [Muslim (2558)]
[2] Nota del traductor: Plural de Rak‘ah, que es la unidad de la que se compone la oración y consiste en todos los actos iniciados por la recitación del Corán y terminados por la prosternación.
[3] [Muslim (2890)]
[4] [At-Tirmidhî: Sahîh (auténtico) (2509)] [Abû Dâuûd (4919)] [Mâlik (1608)] [Ahmad (27548)] [Shu‘aib Al Arnâ’ût] [Ibn Hibbân (5092)] [Al Albânî: de grado Sahîh, en At-Ta‘liqât Al Hisân ‘Ala Sahîh Ibn Hibbân 7/366]
[5] [At-Tirmidhî (2165)] [An-Nasâ’î (9225)] [Ahmad (114)] [Shu‘aib Al Arnâ’ût] [Al Albânî: de grado Sahîh, en Sahîh Al Yâmi‘ ua Ziâdâtih (2547)]
[6] Nota del traductor: nombre propio dado a Satanás, el jefe de los diablos, en el Islam.
[7] [Muslim (2813)] [Ahmad (14417)]
[8] Informe de la Agencia Central de Movilización Pública y Estadística a fecha de 19/05/2013, http://www.almasryalyoum.com
[9] El periódico de Al Madina, en 02/01/2013. http://www.al-madina.com
[10] [Muslim (2558)]
[11] [Al Bujârî (5645)] [At-Tirmidhî (1908)] [Abû Dâuûd (1697)] [Ahmad (6785)]
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