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Existen diferentes opiniones en cuanto del concepto de la civilización. La cumbre de la civilización se alcanza cuando las personas consiguen establecer la mejor relación en tres ejes, al contrario estará la cumbre del fracaso… ¿Cuáles son estos tres ejes?
La civilización es la capacidad que tiene la persona de establecer una relación equilibrada con su Señor, con las personas que le rodean y con el medio ambiente y todas sus riquezas. Creo que cuanto más elevada es esta relación, más elevada y avanzada es la civilización, y al contrario, cuanto más débil es la relación, más retrasada y baja es la persona. Por tanto, la civilización es el resultado, por un lado, de la interacción entre la persona y su Señor, por otro, de la interacción entre la persona y el resto de la sociedad, incluyendo todos los niveles y categorías y, por último, de la interacción entre la persona y el medio ambiente, incluyendo a todas sus criaturas, como los animales, las aves, los peces, los árboles, las tierras, los minerales, los tesoros, y todo lo que pertenece al medio ambiente. Así que, según esta definición, hay tres relaciones. La cumbre de la civilización se alcanza cuando las personas consiguen establecer la mejor relación en los tres ejes, y al contrario, la cumbre del retraso es que las personas fracasen en esos tres ejes, que he presentado en un orden de arriba abajo. El grado de civilización de una sociedad a otra varía dependiendo de la naturaleza de estas tres relaciones combinadas.
A partir de esta explicación queda claro que pueden existir sociedades muy civilizadas en un ámbito, incluso puede que tengan un muy alto nivel de civilización en esa esfera determinada y sin embargo está extremadamente atrasada en otra esfera de la civilización. Así, el individuo que es capaz de someter a la materia que le rodea para que le proporcione bienestar y le garantice su felicidad, de modo que inventa la máquina y los aparatos y los desarrolla, y luego los utiliza correctamente sin causar ningún perjuicio a ninguno de los componentes del medio ambiente, es un individuo civilizado en esa relación, que como he dicho antes, es la relación del tercer eje: la relación del individuo con el medio ambiente. Sin embargo, es posible que ese individuo civilizado niegue la existencia del Creador, Majestuoso y Altísimo, o descuide su relación con Él y sea negligente en apoyar en Él, como se requiere del individuo para lograr una relación equilibrada entre él –como siervo- y Dios –como Creador y Señor. Este individuo, en ese aspecto, está muy atrasado.
Por otra parte, es posible que ese mismo individuo trate muy bien a sus hijos y a sus padres, a su esposa y a sus vecinos, y se relacione con ellos en el marco de una exquisita moral y con unos nobles valores. Entonces, en ese aspecto es una persona muy civilizada. Sin embargo, puede ser que tenga muy mala relación con el medio ambiente, de modo que no se preocupa de las aves ni de los peces, de modo que destruye, perjudica, aflige y transgrede, entonces, es un individuo atrasado. Incluso, puede suceder que la persona sea civilizada en un sector de uno de los tres ejes mencionados, pero muy atrasada en otro sector de ese mismo ámbito. Es decir, la persona que tiene muy buena relación con su familia, con su sociedad y con su nación es una persona civilizada, pero es posible que esa persona perjudique a las otras sociedades y que no les trate con la misma justicia con que trata a los suyos, ni tenga con ellos la misma compasión que tiene para con los suyos, por lo que en ese caso concreto es una persona atrasada y su atraso alcanza la misma medida que su injusticia y su corrupción.
Por otro lado, el individuo que inventa un arma muy sofisticada es una persona civilizada si la utiliza para defenderse de ataques exteriores, para que se reconozcan el derecho y la justicia y para lograr la libertad y el bien. Sin embargo, si esa persona utiliza esa arma sofisticada para oprimir y transgredir, en ese caso es una persona atrasada, aunque haya alcanzado la cima del valor humano en la invención y la innovación.
A partir de estos tres estándares vamos a cambiar muchos de nuestros juicios sobre las sociedades que nos rodean, porque muchos de los países reconocidos actualmente como civilizados, como por ejemplo Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, entre otros, puede que sean realmente civilizados en su desarrollo del medio ambiente y en la utilización de sus recursos, e incluso en la utilización de algunos sectores de los derechos humanos y de los animales, pero puede ser atrasada en la consecución de algunos de los parámetros éticos dentro o fuera de sus comunidades. Efectivamente, la persona que establece relaciones fuera del marco de su matrimonio, dando como resultado una corrupción destacada en la sociedad, desenfreno y mezcla de linajes, así como el extravío de los hijos, no puede ser una persona civilizada. La persona que descuida a sus padres y rompe los vínculos familiares, es imposible que sea civilizado. La persona que bebe alcohol y que utiliza la usura en sus transacciones, consume drogas, justifica el juego de azar y legaliza la prostitución no puede considerarse civilizado. El que juzga con un doble rasero y oprime a las personas débiles y agota los recursos y riquezas de los débiles no puede considerarse civilizado.
Encima, estos pueblos están muy atrasados en la relación con su Señor, ya que es totalmente imposible considerar que quien niega la idea de Dios sea una persona civilizada, con todas las pruebas evidentes sobre Su existencia, Su poder inimitable. Tampoco es posible que quien acepte postrarse ante una persona, una piedra o una vaca sea civilizado. Eso no significa que neguemos que ellos están muy avanzados en otros ámbitos de la vida, como innovar sistemas útiles, máquinas beneficiosas y otros, sin embargo, esto sólo representa uno de los ámbitos que hay que tener en consideración.
A partir de estos parámetros puedo decir –sin parcialidad o favoritismo- que la civilización islámica es la única en el universo que ha conseguido la excelencia en las tres relaciones mencionadas. La civilización islámica es la única que tiene una verdadera visión del Creador, que entiende cómo debe ser adorado, y que ha hecho de la consecución de la ética su misión más sublime después de la adoración a Al-lâh, Altísimo, de modo que aplicó esa noble moral con todos los individuos de su comunidad, ya fueran parientes o desconocidos, e incluso fue más allá comportándose con una moral impecable con todos los discrepantes y opositores. La civilización islámica fue la primera en utilizar la expresión “la moral en la guerra”, lo que significa que los musulmanes respetan las normas éticas incluso en estado de guerra y cuando sus diferencias con los demás son más acusadas, y los tratan con el urbanismo apropiado a ellos, como musulmanes. La civilización islámica es la única civilización en la que una mujer fue destinada a entrar en el Infierno por haber torturado a una gata, encerrándola y privándola de comer y de beber[1]; también esa civilización declaró que un hombre entró en el Paraíso por dar de beber a un perro[2], y en otra narración se declara que una prostituta entró en el Paraíso por dar de beber a un perro sediento[3]. Se trata de una civilización que ha contribuido directamente al progreso de muchas de las ciencias de la vida, como por ejemplo, la medicina, la ingeniería, la astronomía, la química, la física, la geografía, así como otras ciencias.
Desde este punto de vista, la civilización islámica es la única que ha alcanzado la cumbre de los avances en todos los aspectos. Todas las demás civilizaciones han sido imperfectas, bien en un solo aspecto bien en varios. A partir de esto, entendemos el dicho de Al-lâh, Excelso [traducción del significado]: {Sois la mejor nación que haya surgido de la humanidad}[4]. No se trata de un dicho infundado, sino que por medio del sabio método islámico los musulmanes pudimos llegar a ese estado de desarrollo y civilización, que felicitó a musulmanes y no musulmanes y benefició a toda la humanidad. Así llegamos a ser la mejor de las naciones.
Además, nosotros somos los únicos que conocemos las reglas correctas, sobre las cuales juzgamos el desarrollo o el retraso de cualquier factor. La mayoría de los humanos adoran cualquier cosa, mientras que el criterio correcto de adoración sólo lo tienen los musulmanes. Muchas personas se comportan con unos determinados límites morales, pero pueden diferir en la determinación de la moralidad y en su medición. De este modo, lo que en una sociedad determinada es considerado justo, en otra se considera injusto, y lo que algunos juzgan como el colmo de la misericordia, según otros constituye una gran crueldad. Sin embargo, el criterio correcto para juzgar esto sólo se encuentra en el Islam; o sea la Sharî‘ah que Al-lâh Mantiene para todo el universo.
Esto significa que la autoridad de juzgar que las diferentes comunidades son civilizadas o atrasadas se concedió a la comunidad del Islam según el método que Al-lâh le Reveló. Este sentido es lo que precisamente entendemos de la aleya en la que Al-lâh Dice [traducción del significado]: {y vosotros fuerais testigos ante la humanidad [de la llegada de los Profetas anteriores]}[5]. Entonces, atestiguamos que la sociedad rumana era civilizada en tal y atrasada en tal, y lo mismo lo atestiguamos sobre la sociedad persa, hindú y china, así como las sociedades modernas europeas y americanas, y las sociedades que seguirán surgiendo hasta el día del Juicio Final. Encima, los musulmanes son testigos también –y eso es de extrañar- de las sociedades que precedieron a la nación del Islam. Pues, aunque no vieron estas naciones con vuestros propios ojos, nos enteramos de sus noticias por Al-lâh, el Majestuoso, en el Noble Corán, así como por el más honorable Mensajero (sal-lal-lahu ‘alaihi wa sallam) en la Sunna purificada. Ello lo entendemos del Hadîz en el que Abu Sa‘îd Al Judri que Al-lâh Esté complacido con él narró que el Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lahu ‘alaihi wa sallam) dijo: «Vendrá Nûh (Noe) con su nación, y Al-lâh le Preguntará: “¿Les has comunicado el Mensaje?”. Responderá: “Sí, Señor”. Así, Al-lâh Preguntará a su nación: “¿Os lo ha comunicado?”, a lo que contestarán: “No, no nos ha llegado ningún profeta”. Entonces, Al-lâh Se Dirigirá a Nûh: “¿Quién es tu testigo?”. Dirá: “Muhammad y su Ummah”. Entonces, damos testimonio de que ha comunicado el Mensaje, y así se interpreta la aleya en la que Al-lâh Dice [Traducción del significado]: {Hicimos de vosotros una comunidad moderada y justa, a fin de que fuerais testigos ante la humanidad [de la llegada de los Profetas anteriores]}[6]»[7].
Quizá esté totalmente claro en la historia de la civilización islámica que el mayor secreto de su eminencia y éxito es su adherencia al Libro de Al-lâh y la Sunna del Mensajero (sal-lal-lahu ‘alaihi wa sallam), ya que estas dos fuentes son las que llevaron a afianzar la relación entre el musulmán de una parte, y su Señor, su sociedad y su medio ambiente de otra. En ambas fuentes se encuentran las leyes y las legislaciones precisas que garantizan el surgimiento de una civilización recta y sublime en todos los ámbitos. Así, incluso los aspectos materiales –y hasta los de entretenimiento- se encuentran en esta Sharî‘ah (Ley islámica) impecable. La historia de los árabes antes del Islam no señala de ninguna manera que serían los líderes del mundo y los fundadores de la civilización más arraigada del mundo. No hay ninguna justificación lógica de su excelencia y creatividad fuera de su aferramiento al Islam y a sus reglas. De este punto Omar Ibn Al Jattab que Al-lâh Esté complacido con él se dio cuenta, así que dijo: “Fuimos la nación más humillada hasta que Al-lâh nos Honró con el Islam. Así, por más que busquemos la gloria en otra cosa fuera de aquella con la que Al-lâh nos Honró, Al-lâh nos Humillará”[8]. Llegados a este punto, podemos contestar a la pregunta que surgirá en la mente de todo quien lea este libro: Si habíamos alcanzado este estado deslumbrante de desarrollo, ¡¿por qué hemos llegado a donde estamos ahora con todas estas crisis, problemas, decaimiento y atraso?!
La respuesta a esta pregunta está clara: los musulmanes abandonaron los motivos de su fuerza, descuidaron el Corán y la Sunna con todas las leyes precisas y las legislaciones eternas que abarcan. Encima, los musulmanes fueron tentados por Occidente, así que buscaron en la civilización occidental los motivos de la fuerza y los medios del renacimiento, sin darse cuenta de que, aunque esta civilización es eminente en algún ámbito u otro, está atrasada en otros muchos más. No se fijaron en que es un producto elaborado por humanos que aciertan y fallan, mientras que el Islam es una legislación precisa libre de la falsedad y de los errores.
Debemos confiar en nuestra religión y nuestra Sharî‘ah de un modo práctico que nos lleva a ser orgullosos del Islam y a elevarnos por encima de las civilizaciones creadas por los hombres, no por arrogancia o vanidad, sino por tener confianza en lo que poseemos y por sentir compasión hacia los que nos rodean, ya que los humanos pueden dirigirse a un desastre –más bien desastres– sin darse cuenta. En este caso, no habrá salvación sino en la civilización de los musulmanes. A lo mejor este sentido está muy claro en las palabras que dijo Gustave Le Bon mientras daba su testimonio sobre la civilización islámica: “La civilización de los árabes musulmanes condujo a las naciones europeas salvajes al mundo de la humanidad. Además, las universidades occidentales no tuvieron otra fuente científica que los libros escritos por los árabes. Éstos son quienes civilizaron Europa tanto material como intelectual y moralmente. La historia no conoce a ninguna nación que haya producido lo que ellos produjeron”[9].
[1]Abu Hurairah (que Al-lâh Esté complacido con él) narró que el Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lahu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Una mujer fue castigada a causa de una gata: no le daba de comer ni de beber, ni tampoco la dejaba libre para que se alimentara de los bichos de la tierra”, [Al Bujâri (2236)] [Muslim (2242)].
[2] Abu Hurairah (que Al-lâh Esté complacido con él) narró que el Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lahu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Un hombre vio un perro que comía la tierra húmeda por la sed. Así el hombre se quitó su calzado y se puso a llenarlo de agua para darle de beber al perro hasta que sació su sed. Por consiguiente, Al-lâh le Alabó Aceptando su hecho y le Hizo entrar en el Paraíso” [Al Bujâri (171)] [Muslim (2244)].
[3]Abu Hurairah (que Al-lâh Esté complacido con él) narró que el Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lahu ‘alaihi wa sallam) dijo: “Mientras un perro andaba alrededor de un pozo casi muerto de sed, una de las prostitutas de los Hijos de Israel lo vio, así que se quitó su calzado y le dio de beber al perro en él, entonces se le perdonaron sus pecados por este hecho” [Al Bujâri (3280)] [Muslim (2245)].
[4] [Corán 3:110]
[5] [Corán 22:78]
[6] [Corán 2:143]
[7] [Al Bujâri (3161)]
[8] Al Hakim, Al Mustadrak 1/130.
[9]Gustave Le Bon, La civilización de Los árabes, pág. 276.
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