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De entre las sospechas que algunos tendenciosos plantean, está que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) era libidinoso y amaba mucho a las mujeres, procurando satisfacer su deseo de ellas; y eso basándose en el hecho de que tenía varias esposas.
De entre las sospechas que algunos tendenciosos plantean, está que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) era libidinoso y amaba mucho a las mujeres, procurando satisfacer su deseo de ellas; y eso basándose en el hecho de que tenía varias esposas. Así mismo, se casó con ‘Âîsha (que Al-lâh Esté complacido con ella) cuando ésta tenía nueve años de edad.
No obstante, la verdad indiscutible es que el Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) no era un hombre libidinoso, sino que un ser humano profeta, se casó como hacen todos los otros hombres, y tuvo varias esposas como ocurrió con otros profetas a parte de él. Tampoco él (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) era diferente de los otros mensajeros, para contradecir su método o camino, y no hay nada más claro al respecto, que lo que fue mencionado en la Torá de que Sulaymân (Salomón, la paz sea con él) –por ejemplo- se casó con cientos de mujeres.
Sin embargo, podemos responder a esta sospecha y alegación maliciosa en varios puntos:
Primero: la primera función del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) en su vida, era llamar a la gente al Islam y la fe, fijando los pilares de la religión nueva antes de morir. Por consiguiente, su tiempo estaba limitado; razón por la cual tomó el camino más rápido para llamar a la gente al bien, y eso a través de efectuar el matrimonio político que elimina la hostilidad entre sus enemigos y él. Este método era una costumbre en la Península Arábiga, más bien, en todo el mundo, pues cuántos matrimonios ocurrieron entre los príncipes y los reyes enfrentados, con el objetivo de terminar la guerra o establecer un acuerdo de paz; de modo que el matrimonio se vuelve como un tipo de documentación para dichos acuerdos.
Y la prueba de que ese matrimonio (abundante) era una costumbre general, es que ninguno de sus contemporáneos quienes lucharon contra él se opuso a ello, ni lo utilizaron para calumniar el honor del Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam).
De este tipo de casamiento podemos nombrar el matrimonio con Ummu Habîba Bint Abî Sufyân (que Al-lâh Esté complacido con ella), quien emigró a Abisinia; él no la vio desde que ella emigró junto con su esposo a Abisinia, sabiendo que ella había abrazado el Islam a despecho de su padre, el cual era el jefe de los idólatras en aquel entonces, y también sabía que continuó siendo musulmana a despecho de su esposo, quien apostató del Islam abrazando el Cristianismo. Así pues, se casó con ella a fin de ganar el corazón de su padre Abû Sufyân, el jeque de Qoraysh, incitándole a entrar en el Islam.
También su matrimonio con Safiyya Bint (hija de) Huyayy Bnu Ajtab (que Al-lâh Esté complacido con ella), jefe de los judíos, y Ÿuwayriya Barrat Bint (hija de) Al-Hâriz (que Al-lâh Esté complacido con ella), jefe de Banû Al Mustalaq; pues, a través de su matrimonio con el Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), los musulmanes liberaron a todos los prisioneros de Banû Al Mustalaq. Así mismo, su padre abrazó el Islam tanto como su gente.
Segundo: el Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) quería también consolidar los pilares de su Estado políticamente, así que estrechó su relación con los grandes hombres de su Estado, sabiendo mediante la revelación, que ellos lo contradecirían en cuanto a su juicio sobre los musulmanes. Y la prueba de eso, es que los agrupó en muchos dichos suyos, y estimuló a la gente a seguir su método; pues dijo: “Seguid mi Sunna y el método de los Califas Ejemplares guiados”[1]. Por lo tanto, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) opinaba que el matrimonio añadiría una nueva dimensión para consolidar la relación, acercando más a aquellos musulmanes que se emparentaron con él (mediante dicho matrimonio). A continuación, se casó con ‘Âîsha bintu Abî Bakr (que Al-lâh Esté complacido con ella), sobre quien el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “A todos quienes hacen algo bueno, les recompensamos (en este mundo), salvo Abû Bakr; ya que Al-lâh lo recompensará en Día de la Resurrección (por sus buenas acciones)”[2].
Además, se casó con Hafsa Bint ‘Omar Bnu Aljattâb (que Al-lâh Esté complacido con ella); y eso para alegrar a su padre ‘Omar por su sinceridad, lealtad y dedicación total a esta religión.
Por otro lado, casó a sus hijas con ‘Osmân y ‘Alî (que Al-lâh Esté complacido con ellos), y también, el Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) estrechó sus lazos sociales a través de emparentarse con la clase más noble de los Compañeros, quienes tuvieron el papel mayor para servir la Da‘wa [Llamamiento y convocación al camino recto de Al-lâh].
Tercero: el matrimonio del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) tenía un papel importante en trasmitir la Sunna; ya que sus esposas tenían el mérito de comunicar su Sunna en todos los asuntos, grandes y pequeños, de su vida; puesto que él es el ejemplo y modelo para todos los musulmanes. Aparte de que la Sunna profética es la segunda fuente de la Sharî‘a [Legislación islámica], y las madres de los creyentes –esposas del profeta- eran las personas más cercanas al Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), así que transmitieron todo dicho y hecho que escucharon o vieron de él. Acto seguido, gran parte de la Sunna llegó a todos los musulmanes; y los narradores citaron que el número de los dichos que las esposas del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) narraron, sobrepasó los 3000 Hadîz (dicho profético), y que la esposa que contribuyó más en eso, es ‘Âîsha (que Al-lâh Esté complacido con ella); ya que narró 1210 Hadîz. Después, encontramos a Ummu Salama (que Al-lâh Esté complacido con ella), quien narró 378 Hadîz. Y en cuanto a las otras esposas del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam); sus dichos oscilan entre uno y setenta y seis, teniendo en cuenta que ellas vivieron mucho tiempo después de la muerte del Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam)[3].
Cuarto: el matrimonio no tomó mucho tiempo de su vida, ni le distrajo de los asuntos de su Estado. ¡Y cuántas son las personas que se distraen de los asuntos de su vida mundana y religión a causa de una sola esposa o amante! Sin embargo, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) nunca retrasó su oración, ni quedó atrás de un Ÿihâd [lucha por la causa de Al-lâh], ni se abstuvo de juzgar entre la gente, ni abandonó una Da‘wa, sermón o funeral y ni siquiera visitar a un enfermo.
Quinto: Al-lâh, el Altísimo, le prohibió casarse después de sus primeras esposas, pues dijo: “Más allá de esto no son lícitas para ti las mujeres, ni que dejes a una de tus esposas para sustituirla por otra, aunque te admire su belleza, a excepción de las que posea tu diestra. Al-lâh está Atento a todas las cosas.”[4]. Ibn ‘Abbâs (que Al-lâh Esté complacido con él) dijo: “Al Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) le fue prohibido casarse de nuevo después de sus primeras esposas”[5].
Sexto: el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) no se casaba por su propia opción, sino que su Señor lo casaba por una sabiduría que tal vez nosotros comprendamos sólo una parte de ella, y quizás no comprendamos otras razones; sin embargo, es una cuestión de fe para los musulmanes, en cuanto a que es un mensajero que no puede oponerse a su Señor.
Séptimo: la naturaleza de su vida (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) con ellas, la cual se caracterizaba por la simplicidad y la pobreza; pues, Al-lâh dice: “¡Profeta! Di a tus esposas: Si queréis la vida del mundo y sus apariencias, venid que os dé algún provecho y os deje ir con toda delicadeza.”[6]. Esta Aleya fue revelada al Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) debido a que ‘Âîsha (que Al-lâh Esté complacido con ella) le había preguntado algo sobre los placeres mundanos; bien sea por el aumento en el sustento (manutención) u otro; por lo tanto, él se aisló de sus esposas durante un mes –según lo mencionado-, y luego Al-lâh le ordenó hacerles elegir (a sus esposas) entre tener paciencia con él, complaciéndose con lo que dividió entre ellas y obedecer a Al-lâh, y darles algún provecho, o separarse de ellas si no aceptan lo que él estableció (de división en cuanto a alojamiento y manutención). Y se dijo: el motivo de este comportamiento, era los celos que ‘Âîsha (que Al-lâh Esté complacido con ella) sentía[7].
Octavo: si contemplamos bien su biografía, sobre todo la etapa antes de su matrimonio, encontraremos que el Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) era un ejemplo en cuanto a la castidad y la pureza durante su juventud; y después de ello, observamos que no se casó varias veces sino tras pasar los cincuenta años de edad. Pues, a la edad de veinticinco años, se casó con Jadîÿa bentu Jowayled (que Al-lâh Esté complacido con ella), mientras ella tenía ya cuarenta años de edad, y quedó solo con ella, por casi veinticinco años, sin casarse con otra hasta que ella murió.
Y después de la muerte de su esposa, él se casó con una mujer que tenía casi su misma edad (de Jadîÿa), y es Sawda Bint Zam’a (que Al-lâh Esté complacido con ella), quien emigró con él a Medina. Es verdad, que en los últimos diez años de su vida, él tuvo otras esposas, pero debemos reflexionar sobre por qué se casó con ellas.
Sin embargo, la respuesta a la segunda parte de la alegación maliciosa; es decir, que él (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) se casó con ‘Âîsha (que Al-lâh Esté complacido con ella) cuando tenía nueve años de edad, se divide en los siguientes puntos:
Primero: cuando el Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) pidió la mano a la madre de los creyentes ‘Âîsha (que Al-lâh Esté complacido con ella), él no era el primer pretendiente, sino que antes de él, Ÿubayr Ibn Al Mut‘im Ibn ‘Udai, se propuso a ella. Así pues, queda claro que ‘Âîsha (que Al-lâh Esté complacido con ella) estaba en edad de matrimonio y lo sobrellevaba, por lo que no es de extrañar que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) pidiese su mano.
Segundo: este matrimonio ocurrió principalmente por sugerencia de Jawla Bint Hakîm (que Al-lâh Esté complacido con ella) al Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam); para estrechar la relación con la persona más amada por él, o sea Abû Bakr As∙Siddîq (que Al-lâh Esté complacido con él), y esta es una segunda prueba sobre el hecho de que ‘Âîsha (que Al-lâh Esté complacido con ella) tenía la edad de matrimonio (estaba lista para casarse).
Tercero: los Qoraysh –quienes esperaban cualquier oportunidad para incitar a la gente en contra el Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), y quienes no dejaron ocasión alguna para calumniarlo sino que la aprovecharon aunque fuera falsedad o mentira - no se asombraron cuando anunció el parentesco por matrimonio de los dos mejores amigos íntimos y leales, sino que recibieron la noticia así como se recibe cualquier asunto normal.
Cuarto: la historia demostró más tarde que ‘Âîsha (que Al-lâh Esté complacido con ella) era completamente madura; ya que comprendió la Sira del Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) con inteligencia, y aprendía muy rápidamente; más bien, se volvió la persona más sabia de entre los musulmanes, hombres y mujeres, y sus respuestas y preguntas al Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), indicaban su mente completa, buen conocimiento y fuerte sagacidad; algo que no pasa con una muchacha que no entiende los asuntos del matrimonio.
Tomando en consideración las diferencias de la época y las circunstancias de la región, y cómo la madurez de la chica en las zonas calientes es más temprana respecto a las zonas frías.
[1] [Abû Dâwûd: libro de As-sunna (4607)] [At-Tirmidî (2676): Sahîh] [Ibn Mâÿa (42)] [Ahmad (17184)] [Ad-Dârimî (95)] [Al Hâkim (329) y Ad∙Dahabî: Sahîh].
[2] [At-Tirmidî: libro de Al Manâqib (Las virtudes) (3661): Hasan Gharîb] [Al Albânî: Sahîh. Véase: Sahîh wa dha‘îf sunan At∙Tirmidî (3661)].
[3] Consulte los nombres de los compañeros narradores y el número de dichos que tiene cada uno. Ibn Hazm: Ÿawâmi‘ As∙sira 1/275 y lo posterior.
[4] [Sura Al-Ahzâb (Los Coaligados) 33: Aleya 52].
[5] At∙Tabarî: Ÿâmi‘ Al Bayân Fî Ta’wîl Al Qur’ân 20/297.
[6] [Sura Al-Ahzâb (Los Coaligados) 33: Aleya 28].
[7] At∙Tabarî: Ÿâmi‘ Al Bayân Fî Ta’wîl Al Qur’ân 20/251.
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