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El Islam prohibió todo lo que daña al individuo, la familia o la sociedad, mientras que permitió todo lo que es bueno y útil para los hombres en general.
El Islam prohibió todo lo que daña al individuo, la familia o la sociedad, mientras que permitió todo lo que es bueno y útil para los hombres en general. Pues, Al-lâh no ha prohibido nada sin recompensar a la gente con algo mejor, ya que dice: “les hace lícitas las cosas buenas e ilícitas las malas y los libera de las cargas y de las cadenas que pesaban sobre ellos.”[1]. Y debido a que el alma humana se inclina siempre a realizar sus deseos –sin tomar en consideración los resultados de los graves daños que comete-, el Islam orientó a sus seguidores a dominar sus almas, estableciéndoles los juicios, las legislaciones y las leyes preventivas y curativas para solucionar cada problema que afrontan, y la Sira del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) era la mejor aplicación a dichos juicios y legislaciones.
De entre estos graves problemas, está la adicción al alcohol, el cual había dominado a todos los árabes, a tal punto que lo elogiaban en sus poesías. Pues, normalmente éstas empezaban mencionando las ruinas y luego describían el alcohol. También, lo bebían en sus casas y en reuniones. Por eso, vino la solución divina para este problema de forma decisiva, indicando claramente que es una revelación del Señor de los mundos.
Las Aleyas coránicas descendieron para solucionar el problema de un modo gradual asombroso; ya que lo primero que fue revelado para advertir a la gente de beber el vino, es: “Y de los frutos de las palmeras y de las vides sacáis un embriagante*[2] y buena provisión. En eso hay un signo para gente que razona.”[3]. Aquí, Al∙lâh, el Altísimo, describió la provisión como buena, lo que no hizo con “el vino”; como introducción para prohibir el alcohol. Después, llamó la atención hacia sus efectos dañino que superan sus beneficios limitados, pues dice: “Te preguntan sobre el vino y el juego de azar. Di: En ambas cosas hay mucho daño para los hombres y algún beneficio, pero el daño es mayor que el beneficio.”[4]. Y en una etapa posterior, prohibió tomarlos antes del tiempo de la oración; de modo que al llegar el tiempo de la oración, el hombre esté completamente atento y despierto, pues Al∙lâh dice: “¡Vosotros que creéis! No os acerquéis al salat ebrios, hasta que no sepáis lo que decís”[5]. Así pues, después de que las almas estaban preparadas para su prohibición –esperando el día en que se prohibiría totalmente, como dijo Omar Ibn Al Jattâb (que Al-lâh Esté complacido con él): ‘¡Oh Al-lâh!, muéstranos en el vino (alcohol) una solución definitiva’[6]-, llegó la prohibición absoluta en la Aleya siguiente: “ ¡Vosotros que creéis! Ciertamente el vino, el juego de azar, los altares de sacrificio y las flechas adivinatorias son una inmundicia procedente de la actividad del Shaytán; apartaos de todo ello y podréis tener éxito.”[7].
Y parece que ‘Âîsha (que Al-lâh Esté complacido con ella) conocía perfectamente la profundidad del problema del vino en las almas de la sociedad pre-islámica, por eso, dijo sobre la graduación con la cual fueron reveladas las Aleyas: “Si hubiera descendido como primera cosa: ‘No bebáis el vino’, habrían dicho: ‘Nunca lo dejaremos’…”[8]. Pero la sociedad que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) educó para tener certeza absoluta de la constante vigilancia de Al-lâh (sobre ellos), obedeció Sus órdenes inmediatamente apenas descendieron sobre el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam). Pues, Anas Ibn Mâlik (que Al-lâh Esté complacido con él) narró: ‘Era quien daba de beber al pueblo en la casa de Abû Talha (que Al-lâh Esté complacido con él), y su vino entonces era Al Fadîj [es decir, que se le derramaba agua y se dejaba hasta bullir sin que le tocara el fuego]. Entonces el Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) llamó diciendo: “¡Acaso el vino no se ha prohibido!”. Por lo tanto, Abû Talha (que Al-lâh Esté complacido con él) me dijo: Sal y derrámalo. Efectivamente, yo lo hice y así corrió por los caminos de la ciudad’[9].
Y a pesar de la revelación de esta prohibición definitiva por parte de Al-lâh, el Altísimo, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) continuó advirtiendo a los Compañeros sobre ello, ya que dijo a Abû Ad-Dardâ’ (que Al-lâh Esté complacido con él): “No bebas el vino, ya que es la llave de todo mal”[10]. Mejor dicho, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) maldijo a todo quien lo fabrica, lo vende y lo bebe, pues dijo: “Al∙lâh ha maldecido el alcohol, quien lo bebe, el que lo vierte, el que lo vende, el que lo compra, el que aprieta (la uva, etc.), aquel para quien se exprime, el que lo lleva y la persona a quien se le lleva”[11].
No obstante, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) no cerró la puerta del arrepentimiento ante esos adictos, sino que la dejó abierta, aún si el error se cometía más de una vez; ya que relacionó entre la intimidación de la ira de Al-lâh y su castigo en la Última Vida y su falta de arrepentimiento ante él. Y esta es la grandeza del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) en tratar tales problemas arraigados en algunas sociedades, pues dijo: “Al que bebe alcohol y se emborracha, no se le aceptará su oración por cuarenta días, y si muere, entrará en el Infierno. Pero si se arrepiente, Al-lâh aceptará su arrepentimiento. Si vuelve a beber alcohol y emborracharse, su oración no será aceptada por cuarenta días, y si muere, entrará en el Infierno. Pero si se arrepiente, Al∙lâh aceptará su arrepentimiento. Si vuelve (otra vez) a beber alcohol y emborracharse, no se le aceptará su oración por cuarenta días, y si muere, entrará en el Infierno. Pero si se arrepiente, Al∙lâh aceptará su arrepentimiento. Si luego comete (el pecado) de nuevo, entonces Al∙lâh se compromete a hacerle beber barro de Jabal en el Día de la Resurrección”. Preguntaron: ‘¿Qué es el barro de Jabal, oh Mensajero de Al∙lâh?’. Contestó: “Los jugos de los habitantes del Infierno”[12].
También hizo de ello una de las recomendaciones que dedicó especialmente a algunos de sus Compañeros; lo que indica que la Umma (comunidad musulmana) debe apartarse de ello, evitando caer en la trampa de todos los estupefacientes o drogas. Abû Ad-Dardâ’ (que Al-lâh Esté complacido con él) narró que un hombre fue al Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) diciéndole: ‘Aconséjame, ¡oh Mensajero de Al-lâh!’. Entonces él (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “No asocies nada ni nadie con Al∙lâh, aunque te corten o quemen….y no bebas alcohol…”[13].
Por otra parte, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) confirma sus daños sobre la salud del hombre; así que dijo al compañero que le preguntó sobre el uso del alcohol como medicamento: “Es una enfermedad, y no una cura”[14]. Además, los estudios modernos demostraron que aquel que toma alcohol, sufre varias enfermedades, tal como: la cirrosis hepática, ya que el alcohol destruye las células del hígado, acumulando las grasas en él; asimismo, afecta el aparato digestivo con diferentes disturbios; de modo que la persona pierde su apetito, así que empieza a padecer de mala nutrición y falta de vitaminas. También, afecta el sistema nervioso, el músculo del corazón y los elementos componentes de la sangre[15].
El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) continúa enseñando a su Umma los perjuicios del alcohol –de otra manera- mencionando los relatos de los antepasados, para que quien esté dotado con razón, aprenda de ellos. Pues, Osman Ibn ‘Affân (que Al-lâh Esté complacido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “Evitad Al-jamr (bebidas alcohólicas); ya que es la madre de todo mal. Había un hombre entre vuestros antepasados que era un adorador devoto. Una mujer tentadora se enamoró de él, y envió a su esclava a él para llamarle a dar testimonio. Así que se fue con la esclava, y cada vez que pasaban a través de una puerta, ella la cerraba detrás de ellos, hasta que llegó a una mujer hermosa con la que estaban un niño y un vaso de vino. Entonces ella dijo: ‘No te he llamado para dar testimonio, sino para tener relaciones íntimas conmigo, beber una copa de este vino o matar a este muchacho’. El hombre dijo: ‘Vérteme algo de este vino’. De hecho, ella le sirvió una taza. Luego él dijo: ‘Dame más’. Y no se detuvo hasta tener relaciones con ella y matar al niño. Por lo tanto, evitad el alcohol; pues, por Al-lâh, la fe y la adicción al alcohol no pueden reunirse sino que pronto uno de ellos será expulsado”[16].
Cuando el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) trata algún problema, no se preocupa mucho por los nombres tanto como por sus efectos; pues al prohibir el alcohol, prohibió también todo lo que tiene sus mismas características, respeto a lo que hace perder la razón, independientemente de la fuente de dicha bebida; sea uva, dátil u otro. Pues, ‘Âîsha (que Al-lâh Esté complacido con ella) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “Cada bebida que embriaga, está prohibida”[17]. También Ummu Salama (que Al-lâh Esté complacido con ella) dijo en otro Hadîz (dicho profético), el cual aclara que todos los tipos de bebidas alcohólicas y drogas, están prohibidos por la Sharî‘a (Ley Islámica); puesto que destruyen al individuo y debilitan a la sociedad: ‘El Mensajero de Al∙lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) prohibió toda bebida embriagante y estupefaciente”[18]. Asimismo, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) prohibió todo lo que daña la salud del hombre, ya que dijo: "Ni perjuicios, ni represalias"[19]. Así pues, lo que se aplica al alcohol en cuanto a prohibición y castigos, se aplica también a las drogas y los demás venenos que dañan al hombre.
Y después de que la prohibición se estableció, las leyes fueron claras respecto a castigar a quien comienza a beber alcohol, y ciertamente la aplicación del Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) a estas leyes, era maravillosa; pues, Anas Ibn Mâlik (que Al-lâh Esté complacido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) golpeó a quien vio bebiendo alcohol utilizando hojas de palmeras y sus zapatos[20]. También Qabîsa Ibn Dû’ayb (que Al-lâh Esté complacido con él) citó: El Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “A quien bebe alcohol, azotadle…”[21].
Sin embargo, el objetivo de la punición según el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam), es refrenar a todo aquel que piensa en tomar alcohol o drogas, y no vengarse del mismo; ya que es una persona enferma quien necesita ser curada. Por lo tanto, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) procuró arraigar (inculcar) dichos conceptos en las almas de los Compañeros, pues Abû Hurayra (que Al-lâh Esté complacido con él) narró: ‘El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) trajo a un hombre que había bebido (vino), y dijo: “golpeadlo”. Entonces, algunos de nosotros lo golpearon con su mano, otros con su zapato y otros con su vestido. Cuando él se fue, algunas personas exclamaron: ¡Qué Al∙lâh te humille! Acto seguido, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “No digáis así, no ayudéis a Satanás contra él”[22].
Así, el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) trató el problema del alcohol y las drogas de un modo práctico y gradual, basado en el temor a Al-lâh primero y el miedo de desobedecerlo; ya que Él es quien ordenó prohibir todas las bebidas alcohólicas, luego, también mediante la legislación de leyes de represión que tratan –también- a cada alma que se sale de la conducta recta, lo que implica una reforma para el individuo y la sociedad.
Este es el método del Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) para resolver los problemas de su tiempo. Hemos tratado en este capítulo algunos de ellos; ya que hemos visto un modelo que está relacionado con un problema mundial, del cual todo el mundo sufre, el cual es el problema de la violencia y el terrorismo, y hemos visto cómo el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) lo trató basándose en la prevención y la cura. Y otro modelo relacionado con el lado económico dentro de la sociedad, el cual es el problema de la pobreza y el paro, y hemos visto cómo el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) lo trató basándose en abrir los horizontes del trabajo y el esfuerzo de la sociedad con todos sus individuos y sectores. Por último, hemos visto cómo el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) trató otro problema arraigado dentro de la esencia de la comunidad –o sea el problema del alcohol y las drogas- de un modo gradual. Es digno de mencionar que el método profético para tratar los problemas, se distinguió por una característica singular; es decir, inculcar el hecho de tener certeza de la vigilancia constante de Al∙lâh en los corazones de todos los individuos de la sociedad, así que gracias a dicho valor, se abstuvieron de hacer todo mal, de modo que todos vivieron en seguridad y paz. Sin embargo, en nuestro tiempo actual, dichos problemas siguen existiendo en las sociedades modernas, y todo el mundo sufre por ellos. Pues, ¡cuánto necesitan el método del Mensajero (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam)!, quien no se atribuyó el mérito a sí mismo, sino que lo atribuyó a Al-lâh, el Altísimo; lo que incluye una prueba absoluta sobre su sinceridad y que no había ningún objetivo personal tras su Mensaje.
[1] [Sura Al-A‘râf 7: Aleya 157].
[2] *[Según el qadi lbn al-Arabi si el término "sakar" se refiere al vino, como explica lbn Abbas, entonces la aleya estaría abrogada, pues esta aleya es mequí y anterior, por lo tanto, a la prohibición del vino que es de Medina.]
[3] [Sura An·Nahl (Las Abejas) 16: Aleya 67].
[4] [Sura Al-Baqara (La Vaca) 2: Aleya 219].
[5] [Sura An·Nisâ´ (Las Mujeres) 4: Aleya 43].
[6] [Sunan An-Nasâ’î (5540)] [Ahmad (378)] [Al Hâkim (3101) y Ad-Dahabî: Sahîh].
[7] [Sura Al-Mâ´ida (La Mesa Servida) 5: Aleya 90].
[8] [Al Bujârî (4993)] [Al Bayhaqî: Shu‘ab Al Imân (2226)] [‘Abdur∙razzâq: Al Musannaf 3/352].
[9] [Al Bujârî (2464)] [Muslim (1980)].
[10] [Ibn Mâÿa (3371)] [Al Hâkim (7231) y Ad-Dahabî: Sahîh].
[11] [Abû Dâwûd (3674)] [At-Tirmidî (1295)] [Ibn Mâÿa (3380)] [Ahmad (5716)] [Shu‘ayb Al Arnâ’ut: Sahîh] [Al Albânî: Sahîh, As∙silsilatu As∙sahîha (839)].
[12] [Abû Dâwûd (3680)] [At-Tirmidî (1862), Hasan] [Ibn Mâÿa (3377)] [Ad-Dârimî (2091)] [Ahmad (6644)] [Al Hâkim (7232) y Ad-Dahabî: Sahîh] [Al Albânî: Sahîh, Sahîh Al Ÿâmi‘ (6312)].
[13] [Ibn Mâÿa (4034)] [Ahmad (22128)] [Al Hâkim (6830) [Al Albânî: Hasan, Mishkât Al Masâbîh (580)].
[14] [Ahmad (18879)] [Shu‘ayb Al Arnâ’ut: Sahîh] [Ibn Hibbân (6065)] [Ad-Darâqutnî (4763)].
[15] Artículo en el periódico de Al Riyadh http://www.alriyadh.com. Consulte: Mustafâ Sawîf: Las drogas y la sociedad, pág. 86-91.
[16] [An-Nasâ’î (5666)] [Ibn Hibbân (5348)] [Al Albânî: Sahîh Mawqûf – un dicho auténtico cuya fuente original es uno de los compañeros ] [‘Abdur∙razzâq: Al Musannaf] [Al Bayhaqî: Shu‘ab Al Imân].
[17] [Al Bujârî (242), (5585)] [Muslim (2001)].
[18] [Abû Dâwûd (3686)] [Ahmad (26676)] [Ibn Haÿar Al ‘Asqalânî: Hasan –un dicho bueno-, Fath Al Bârî 10/44].
[19] [Ibn Mâÿa (2349)] [Al Mûwatta’ (1429)] [Ahmad (2867)] [Shu‘ayb Al Arnâ’ut: Hasan –un dicho bueno] [Al Hâkim (2345) y Ad-Dahabî: Sahîh-es auténtico] [Al Albânî: Sahîh, As∙silsilatu As∙sahîha (250)].
[20] [Al Bujârî (6773)] [Muslim (1706)].
[21] [Abû Dâwûd (4485)] [An-Nasâ’î (5661)] [Ahmad (7748)] [Shu‘ayb Al Arnâ’ut: Sahîh -es auténtico].
[22] [Al Bujârî (6777)] [Abû Dâwûd (4477)] [Ahmad (7973)].
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