Fue un historiador, crítico y orientalista francés. Ingresó en las escuelas teológicas, donde sobresalió y profundizó en las lenguas semíticas hasta que se volvió un especialista en dicha área. Luego adoptó la doctrina de la libertad del pensamiento, viajó a Oriente y se radicó en el Líbano -donde escribió su libro llamado Vie de Jésus [Vida de Jesús] sobre su vida en el Monasterio de los Padres Jesuitas en Gazîr-. Se interesó en las creencias islámicas y fue electo como miembro en el Complejo Lingüístico Francés (1878).

 De sus obras más famosas: Averroes y el averroísmo.

 Publicó en el Journal Asiatique: “Manuscritos siríacos sobre filosofía en el museo británico” (1852), “Carácter de los pueblos semíticos”, “Tres escrituras fenicias descubiertas en Um Al-‘Auamîd” (1873), “Nueva escritura nabatea” (1873) y “Vocabulario árabe en letras griegas” (1882).

 Que la maldición de Al-lâh (Glorificado Sea) caiga sobre los mentirosos:

 “Los cristianos escribieron una historia extraña acerca de Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam)…una historia llena de rencor y odio hacia su persona. Dijeron falsamente que Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) se prosternaba ante una estatua de oro que los diablos le ocultaban. Dante lo describió de ateo en su obra llamada Infierno. El nombre de Muhammad se volvió un sinónimo de ‘incrédulo’ o ‘hereje’ tanto para Dante como para otros. También, desde el punto de vista de los escritores de la era medieval unas veces fue considerado un mago, mientras otras fue considerado un personaje disoluto y monstruoso, un ladrón que robaba los camellos, y un cardenal que no tuvo éxito en convertirse en Papa, por lo que inventó una nueva religión y la llamó ‘Islam’ para vengarse de sus enemigos. De este modo, su biografía se volvió un símbolo de todos los vicios y tema de cuentos terribles”[1].

 Lamento inevitable:

 “Jamás he entrado en una mezquita sin temblar con una emoción aguda, en otras palabras: sin que me afectara un lamento inevitable por no ser musulmán”[2].

 El Islam:

 “El Islam es la religión del ser humano”[3].

[1] Ernest Renan, Études d'histoire religieuse [Estudios en la historia religiosa], transmitido de Difâ‘ ‘An Muhammad [Defensa de Muhammad], escrito por ‘Abdur-Rahmân Badauî, pág. 6

[2] Thomas Walker Arnold, The preaching of Islam (El llamamiento al Islam), pág. 459

[3] Transmitido de David de Santillana, “Ley y Sociedad”, El legado del Islam, bajo la supervisión de Thomas Arnold, pág. 413

http://300035.dotdothktrade.tech/es/artical/3408594/Ernest-Renan-(1823 - 1892-d.C.)