Short Description
Coronel Ronald Victor Bodley fue un teniente que se unió al ejército británico en 1908 y fue promovido hasta que se convirtió en un coronel.
Coronel Ronald Victor Bodley fue un teniente que se unió al ejército británico en 1908 y fue promovido hasta que se convirtió en un coronel. Trabajó en la unidad del ejército británico en Irak y luego en Jordania oriental en 1922. También trabajó como asesor de la monarquía de Masqat en 1924. Fue el primero en cruzar el Desierto de Rub al-Jali [literalmente ‘Cuarto Vacío’] y explorar sus misterios en 1930-1931. Después de dejar el servicio, se fue a vivir entre los árabes del desierto. Escribió mucho sobre el desierto y Oriente. De sus libros más importantes, puede hacerse mención de: The Messenger, the life of Mohammed [El Mensajero: La vida de Mohammed]; Sahara; The soundless Sahara [El Sahara silencioso]; Indiscreet travels East [Indiscretos viajes al Oriente]; y otros.
Grande y humilde
Los deseos de Muhammad fueron tan simples que era posible que pudiera abstenerse de ellos. Pero incluso, también fue un hombre de mundo y no se molestaba por los lujos de comunidades occidentales u orientales. Amaba como nosotros y tuvo hijos. Aunque fue un jinete invencible, era tan humilde que siempre arreglaba sus sandalias, remendaba su ropa y bromeaba con los demás. A pesar de que sabía dentro de sí mismo que era un líder, él nunca se inclinó hacia las apariencias ni aspiró a fundar algo como la corte, ni permitió que alguien le asignara atributos divinos o sobrenaturales[1].
Un logro inimaginable
Los árabes estaban compuestos por tribus independientes, y cada una tenía sus tradiciones y dialectos, y sus miembros estaban en alerta para defenderse de otros – un sentimiento que los árabes tienen aún hasta la actualidad con lo que es absolutamente imposible que se establezca un gobierno central árabe. Sin embargo, que alguien perteneciente a los habitantes del desierto llevara a todas esas tribus y las reuniera bajo una sola bandera para sacrificar sus vidas en defensa de la misma, es impresionante. ¿Entonces qué piensas si este hombre pertenecía a los habitantes de la ciudad que los beduinos no solían venerar tanto? ¡Esto es realmente increíble![2]
Un toque de belleza
Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) era ágil, de charla dulce, inclinado a tratar con la gente amablemente, interesado en su ropa y su elegancia, tenía una vestimenta para las tiendas y otra para viajar, dio mucha atención a su ropa y turbante, incluso estando en casa, y su ropa siempre estaba limpia. Aunque prefería la ropa blanca, vistió prendas de colores brillantes hacia el final de su vida[3].
Un gusto elevado
Su apretón de manos con otros, como su sonrisa, era una expresión veraz de sus buenos sentimientos. Siempre retenía la mano [de aquel a quien saludaba] y nunca retiraba la suya primero. Era muy leal a sus amigos y nunca violó un pacto. Fue veraz en su simpatía por los niños y animales, y cuando caminaba los niños daban vueltas a su alrededor. Ordenó a sus seguidores ser amables con los animales.
Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) no hablaba inútilmente, incluso dio la bienvenida a quienes lo enfrentaron. Se comportaba según su naturaleza árabe y nunca hablaba a menos que su discurso fuera útil. Declaró que es parte de la fe abstenerse de hablar en vano[4].
Un enemigo de la lentitud
Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) era reconocido por no haber sido ni perezoso ni lento desde su infancia hasta que murió[5].
La superstición de la epilepsia
Si era epilepsia, malaria o incluso una pérdida de conciencia espiritual, esto no tenía importancia. A pesar de lo que se ha dicho sobre este tema, de ninguna manera pudo la epilepsia hacer de alguien un profeta o un legislador, ni elevar a nadie a la posición de respeto y autoridad. En el pasado, el que sufría de esta enfermedad era considerado loco o poseído por genios. Si hay alguien con derecho a ser intitulado de lúcido y consciente, sin duda será Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam)[6].
¿Podría un impostor ser leal?
Los historiadores discuten sobre si Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) comenzó su vida como un profeta inspirado o como un impostor pertinaz. Pero la respuesta está en Jadîjah: no era razonable que ella eligiera a un hombre para dirigir sus caravanas, administrar su negocio y luego como marido, si esta persona era un impostor, fuera él pertinaz o no. También no era razonable que este impostor, que tenía una amplia influencia en la familia, no aprovechara esta oportunidad de oro que estaba disponible para él. Además, no se entiende cómo una personalidad como la de Muhammad, quien es descrito como "impostor pertinaz", pudiera permanecer fiel a Jadîjah hasta que ella murió. No era apto para un calumniador descuidar la felicidad física concreta de una inspiración espiritual no concreta[7].
La indicación de abstención
Que Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) se mantuvo firme en sus principios y no se sometió a todas las presiones que le fueron infligidas, es de hecho la mayor indicación de su abstención de los beneficios mundanos[8].
Es una causa leve, aunque es una prudencia
A pesar del hecho que Bodley no acepta la poligamia, ve en ella la gran sabiduría del Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam): “Una de las más injustas críticas por parte de los no-musulmanes hacia Muhammad es en este asunto de la poligamia. He oído a menudo que se dice que el Islam es exitoso debido a su sensualidad. Aparte del hecho de que ninguna gran religión podría deber su éxito a tal acompañamiento, Muhammad no tenía nada que decir al respecto. Él no hizo los modales de Arabia y era demasiado astuto para imaginar que podría rehacerlos o deshacerlos de una vez”[9].
Una hazaña estupenda
“Nunca hay que olvidar que, lo que en el judaísmo y el cristianismo, fueron los resultados de un largo y gradual desarrollo, en el Islam se realizó por el accionar de un solo hombre y se completó en una sola generación. Esto tiende a pasar desapercibido, pero la hazaña es estupenda. Ni Jesús puede ser acreditado con un logro similar. Ni siquiera Pablo”[10].
No señora anciana entrará en el Paraíso
“Muhammad tenía una gran cortesía al hablar con las mujeres. Una observación de las suyas debe tener el récord de tacto y cortesía. A una anciana que le preguntó cómo ella podría entrar en el Paraíso, le contestó: "Las señoras de edad no entrarán en el Paraíso. ¡Cuando lleguen al Paraíso serán jóvenes!" Según el Corán, el Paraíso tendrá dos jardines: {Para quien haya temido la comparecencia ante su Señor habrá dos jardines. […] Éstos serán frondosos. […] En ambos habrá dos manantiales fluyendo. […] También habrá en ellos dos especies de cada fruta. […] Estarán reclinados en lechos de brocado, y la fruta de ambos jardines estará al alcance de la mano. […] Habrá en ellos mujeres de recatado mirar, que no fueron tocadas antes por ningún hombre ni genio. […] Ellas serán de una belleza semejante al rubí y al coral} y así sucesivamente, a lo largo de la sura 55 (quincuagésimo quinto capítulo)[11]” [12].
La influencia eterna
Hasta ahora, los no árabes están influenciados por la propiedad individual de los árabes, el buen corazón, la hospitalidad y la generosidad, a través de lo cual los árabes superan a todas las otras naciones, ya que expresa un alma veraz. Aunque han pasado trece siglos desde que Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dio sus lecciones del carácter moral en Medina, no han sido olvidadas[13].
Un gran milagro
A quien no conoce de cerca a los árabes, este logro parece de mayor importancia. Los árabes, por naturaleza, son sin ley y, cuando un individuo árabe trabaja o lucha, lo hace motivado por su pasión personal. Además, el árabe carece de espíritu de grupo. La manera en que Muhammad unió a los árabes en una comunidad inconquistable es uno de sus grandes milagros por el cual a él se atribuye todo el favor[14].
La cuestión de la esclavitud
Fue incapaz de abolir la esclavitud totalmente de una vez, como fue el caso de poligamia[15]. Pero, él aclaró las leyes de la esclavitud, alentó a la emancipación y ordenó manumitir a todos los esclavos que abrazaran el Islam, y que un esclavo liberado no debiera tener vergüenza. De hecho, un esclavo liberado tiene todos los mismos derechos y oportunidades que las personas que son libres de nacimiento. Antes de su muerte, el Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) ordenó buen trato hacia los esclavos diciendo: “Los esclavos son vuestros hermanos, quienes Al-lâh ha puesto bajo vuestro control. Él, que tiene su hermano bajo su control, debe alimentarlo de lo que come y vestirlo de lo que viste. No debéis sobrecargarlos y si los sobrecargáis deberíais ayudarles.”[16].
Él no tomó represalias
Muhammad no tomó represalias con los Quraish, tampoco le gustaba perjudicar o causar daño a un pueblo que anteriormente había perseguido. Sin tener en cuenta el enorme ejército que llevó (a la conquista de La Meca), no le gustaba que un hermano matara a su hermano y un hombre a su familia[17].
Nunca cambió
Nada de eso que tuvo lugar en esos últimos meses [18]cambió su estilo de vida. Aunque alcanzó una enorme riqueza, y su gloria y majestad se incrementaron, esto no cambió su conducta incluso en lo más mínimo. En el momento que dio riqueza a los pobres, celebró la gloria con la misma comida tosca y sencilla en las mismas casas humildes que no tenían muebles, alrededor de la mezquita. También, las relaciones democráticas entre el rey que no tenía corona y sus soldados permanecieron igual como eran en el momento de dificultades y persecución[19].
[1] Ibíd. 15.
[2] Ibíd. 23.
[3] Ibíd. 43.
[4] Ibídem.
[5] Ibíd. 52.
[6] Ibíd. 58-59.
[7] Ibíd. 63-64.
[8] Ibíd. 81.
[9] Ibíd. 91.
[10] Ibíd. 91.
[11] [Corán 55:46-58]
[12] Ibíd. 97.
[13] Ibíd. 138.
[14] Ibíd. 140.
[15] Esto se debe a que Bodley no está satisfecho con la poligamia en el Islam. No hay culpa en un no-musulmán o incluso un occidental en este tema.
[16] Narrado en la autoridad de Abu Dharr. [Al Bujârî (30)]; [Muslim (1661)].
[17] Ibíd. 190.
[18] Después de la conquista de La Meca y el sometimiento de la Península Arábiga.
[19] Ibíd. 301.
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